La calle exige paz mientras Santos y Uribe no avanzan

Las multitudinarias marchas de hoy en Colombia tratan de empujar para que el acuerdo de paz sea posible. Gobierno y partidarios del ‘No’ sólo han acordado, de momento, seguir reuniéndose.

Bogotá no es hoy una fiesta, sino un grito sin estridencias por la paz. Un silencio estruendoso, el de la marcha por la paz convocada por estudiantes de 26 universidades y la que se han adherido múltiples sectores, está recorriendo el centro de la ciudad hasta la Plaza Bolívar para exigir a las élites políticas un acuerdo que permita desbloquear el proceso de paz provocado por el empate técnico del plebiscito.

No sólo los partidarios de la paz se tomaron hoy Bogotá, donde se calcula que unas 45.000 personas llenaron la Plaza Bolívar. Cali, Cartagena, Barranquilla, Bucaramanga, Quibdó o Santa Marta han vivido marchas o plantones para mostrar que el desconcertante resultado de la consulta del domingo no va a hacer desistir a los ciudadanos del acuerdo de paz. En total 14 ciudades del país. En Times Square, en Nueva York, también se producía una concentración de cientos de personas. Igual ocurrió en París, Londres, Amsterdam, La Haya, Washington, Boston o San Juan de Puerto Rico, entre otras ciudades del planeta. Las convocatorias, que se han multiplicado desde ayer y que culminarán con la de Medellín este viernes, llamaban a los ciudadanos a asistir con antorchas o velas y en silencio.

La demostración de las calles no se ha limitado a las marchas y plantones de la tarde. Esa salida del ‘Si’ a las calles ha estado también presente desde medio día a las puertas de la Casa de Nariño donde Juan Manuel Santos se reunía con Álvaro Uribe y un selecto grupo de partidarios del ‘No’. Consignas en favor de la paz reclamando la aplicación del acuerdo de La Habana han recibido al expresidente y sus acompañantes.

 

De las cuatro horas de encuentro entre el presidente Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe y otros promotores del ‘No’ han quedado más preguntas que respuestas y casi ningún resultado palpable que tranquilice a los miles de ciudadanos que hoy han orbitado alrededor del hashtag #AcuerdoYa o #MarchaporlaPaz. El mensaje común es: todos queremos la paz y hay voluntad por todas las partes para llegar a acuerdos. Pero qué caminos son necesarios para este objetivo o la celeridad que debe inferirse al debate no quedan aún claros. Tampoco ha habido alusión alguna a la exigencia de diversos colectivos de víctimas de participar de este diálogo del que, supuestamente, debe salir una cuerdo para impulsar el ahora estancado proceso de paz con las FARC.

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Uribe ha dicho que le han planteado a Santos la necesidad de cambios, pero no ha dicho exactamente cuáles. Carlos Holmes, de Centro Democrático, ha repetido varias veces “nada está asegurado, nada está descartado”. Por parte del ‘No’ nada se ha dicho sobre si los delegados de las FARC serán el tercer interlocutor en este diálogo entre los promotores del NO y el Gobierno, ni sobre qué puntos de las 297 páginas del acuerdo quieren que haya modificaciones. Santos sí ha asegurado, en cambio, que “todo será tratado con los delegados de las FARC”. La guerrilla no ha hecho hoy declaraciones oficiales aunque en su cuenta de twitter siguen lanzado mensajes de apuesta por la paz. Más directos han sido algunos de sus comandantes como Iván Márquez alertando del riesgo de dejar la paz en manos de Uribe o insistiendo en la necesidad de un proceso Constituyente.

Cambios en los textos de La Habana

“Manifestamos ajustes y proposiciones iniciales que deberán introducirse a los textos de La Habana para buscar un nuevo acuerdo de paz que vincule a la totalidad de los colombianos. El presidente de la República expresó voluntad para lograrlo”, ha dicho Uribe a la salida de la reunión, donde ha repetido mensajes ya escuchados durante la campaña previa al plebiscito.

Una voluntad de cambios que también ha reconocido el presidente: “Mi propósito es escucharlos, atender en la medida de lo posible sus observaciones y propuestas de ajuste para encontrar un camino que nos permita no sólo culminar el acuerdo de paz con las FARC, sino fortalecerlo”. En su alocución muchos llamados a la concordia, al compromiso con la paz de todas las partes y al objetivo común de lograr una paz sólida, duradera y con un amplio consenso. Sin embargo, sí ha vuelto a insistir en la necesidad de no demorarse en el tiempo porque “la administración del cese al fuego y hostilidades en las condiciones de incertidumbre actuales conlleva muchos riesgos”.

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Uribe Vélez ha expresado la posición conjunta de todos los partidarios del ‘No’ presentes en la reunión. Ha reiterado la propuesta de una amnistía inmediata para los guerrilleros rasos sin delitos graves con el acompañamiento de las Naciones Unidas y ha enumerado las “preocupaciones” –sin propuestas- ante cuestiones ya escuchadas en campaña: la elegibilidad de personas con delitos de Lesa Humanidad; los secuestrados de los que aún no se sabe nada; el reclutamiento de menores y el mantenimiento de los “valores familiares”. Ha admitido la necesidad de “alivio judicial sin impunidad” y ha reconocido que las instituciones de justicia colombianas pueden ser mejoradas pero “no sustituidas”. Al Gobierno le ha pedido claridad y no tratados internacionales (en alusión al carácter del Acuerdo de Paz y a la tesis de las FARC de que sigue en vigor pese al plebiscito). En sus breves palabras, también unos segundos para la iniciativa privada: “Si se pone en riesgo, se pone en riesgo la equidad”. El exprocurador Alejandro Ordóñez, también presente, ha dicho que ha visto voluntad en Santos de incluir ajustes en el acuerdo y que está en discusión hasta la última coma.

La alocución del presidente ha sido breve y centrada en insistir su compromiso con la paz. Ha hablado de ánimo constructivo en la reunión con Uribe, en la del expresidente Andrés Pastrana y en la mantenida con los líderes de algunas confesiones de Colombia, cuyas posiciones con el ‘No’ “solo requieren de aclaraciones y ya estamos en ello”.

El presidente ha agradecido a Naciones Unidas que permanezca en Colombia, aunque admite que no podrá ser indefinidamente, y a los votantes del ‘Sí’ les ha dicho “perseverar, perseverar, perseverar” porque “la paz está cerca y la vamos a alcanzar”.

Lo que ha trascendido concreto, tras cuatro horas de reunión, es que los distintos asuntos en juego se dirimirán mediante comisiones que arrancan mañana en las que además de los integrantes de los partidos del ‘No’ y del Gobierno habrá representación del resto de partidos. Esta vez sí, todos juntos. A las víctimas, que han exigido estar en esa mesa, ni nombrarlas.