#AntioquiaNoEsUribe y Medellín lo demostró

Unas 30 mil personas se calcula que asistieron a los plantones y caminatas de apoyo al acuerdo de paz firmado entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC.

 

“¡No más guerra!” fue una de las consignas más repetidas y que con mayor fuerza salió de la boca de los caminantes que marcharon desde diferentes puntos de la ciudad de Medellín con una misma petición y un mismo deseo: tener un país en paz.

La convocatoria la hicieron colectivos de jóvenes universitarios y fue para las 3 de la tarde del viernes 7 de octubre en el Parque de las Luces, ubicado frente al centro administrativo Las Alpujarra, donde están la Gobernación, la Alcaldía de Medellín y el Palacio de Justicia.

Allí se realizó un plantón de tres horas al que se fueron uniendo personas que, a pesar de la lluvia, se sentaron a escribir mensajes de paz en papel kraft y cartulinas que luego inundaron el piso del lugar.

“Decidimos reunirnos para reivindicar que en Medellín y Antioquia también estamos unidos y aportamos a la paz. También para juntar a los ciudadanos sin importar las preferencias políticas, partidos o representantes y sin tener en cuenta los resultados de las votaciones para refrendar la paz”, indicó Juan Pablo Roda, organizador logístico de la marcha, quien además afirmó que el departamento “está en deuda con el país”.

Las marchas de la esperanza

Tambores, maracas y flautas acompañaron a la multitud en la espera, haciendo una mezcla de melodías que los mantuvieron animados porque esta movilización ciudadana fue bastante alegre e irradió mucha esperanza.

A eso de las 5:50, cuando la lluvia se hizo más fuerte, se levantaron las voces con arengas como: “¡Sí a la paz, no más guerra!”,¡El acuerdo permanece porque el pueblo lo merece!”, “¡Queremos la paz, ni un muerto más!”.

La marcha arrancó, casi que uniformada, con muchas chompas plásticas blancas y paraguas de múltiples colores. En otro costado de la ciudad, en el parque de Los Deseos, otra multitudinaria caminata salió para unírseles y llegar al mismo destino: el teatro Pablo Tobón Uribe.

Este año, el teatro se convirtió en un epicentro para la discusión de los temas nacionales, principalmente los relacionados con el proceso de paz. Hace dos semanas congregó a cientos de personas que presenciaron por televisión la firma del acuerdo en la ciudad de Cartagena.

“Marcho para que se llegue rápido a una solución, para que antes de dos meses ya se haya mirado qué es lo que hay que corregir y para que nos digan que tiene validez la paz que se firmó. Además, desde hoy a las 4 de la mañana fui la mujer más feliz del mundo cuando escuché que el premio Nobel de Paz fue para Colombia en representación del Presidente”, manifestó Ruth Estela Pérez Álvarez, asistente al plantón.

Las víctimas, al frente

A medida que se avanzó se abrió paso a los diferentes grupos de víctimas que acudieron para que encabezaran la marcha. Muchos entonces expresaron que cómo no ser merecedoras del honor de ir al frente si han sido quienes más han sufrido por el conflicto armado interno.

Organizaciones tan reconocidas en la ciudad como las Mujeres Tejedoras de Paz y las Madres de La Candelaria estuvieron presentes con camisetas representativas, antorchas, y banderas blancas y de Colombia.

Y desplegaron las dolorosas pancartas con las fotos de decenas de desaparecidos en Antioquia, uno de los departamentos que durante las últimas décadas ha sufrido con mayor rigor tanto la violencia política como la violencia común.

“Me parece una buena demostración de que hay muchas personas que se quieren comprometer para que no se pierda lo que se ha avanzado con los acuerdos, porque a pesar de que se ha mostrado buena voluntad el panorama después del plebiscito se muestra incierto. Con esta marcha se puede respaldar y mostrar el objetivo que todos queremos”, opinó Juan Felipe Vanegas, estudiante universitario

“¡Antioquia no es Uribe!”

En algunos momentos, el silencio fue la nota predominante. En esos instantes las lágrimas aparecieron en los rostros de muchos participantes escondidas entre las gotas de lluvia: solo era posible reconocerlas cuando se les miraba a sus ojos rojos.

El anhelo de paz congregó a esta parte de la población antioqueña que también entonó el estribillo “¡Antioquia no es Uribe!”, para dejar en claro que no se sentían identificados con el expresidente de la República, líder de quienes se oponen al acuerdo de paz ya firmado.

“¡No más guerra, queremos la paz” se empezó a gritar en la esquina de la Clínica Soma antes de subir por la avenida La Playa y acercarse al punto final de la marcha.

La consigna se gritó fuerte y la marcha siempre hizo protagonistas a las víctimas que fueron separadas del resto de caminantes por una cadena de jóvenes que, con sus brazos, hacían ganchos y eslabones, y cargaban banderas blancas. Cuando las banderas se bajaban era señal de parar y hacer silencio.

“¡Compañero mirón, únete al montón, que aquí se está luchando la paz de la nación!”, se arengó con brincos hasta llegar al teatro.

Allí se entonó el himno nacional y se vivió un momento muy emotivo cuando muchos de los participantes cantaron la canción Solo le pido a Dios. Entonces, conocidos y desconocidos se abrazaron en un símbolo de unión y fraternidad.

Cientos de estos estudiantes –que tal vez podrían ser la reencarnación de los jóvenes de la Séptima Papeleta que llevaron a convocatoria de la asamblea nacional constituyente que reformó la Constitución en 1990– se quitaron de sus bocas unas mordazas que llevaban escrita la palabra “paz” y entre burbujas de jabón y flores gritaron “¡queremos paz!”.

 

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Las redes sociales acompañaban a la marcha desde diferentes partes del país. Los comentarios eran de reconciliación con el pueblo antioqueño al que “le hemos dado palo toda la semana”, se comentaba en un tuit.

 

Ni la lluvia ni el clima de polarización política pudo frenar la marcha por la paz en Medellín que, hasta las 8 p.m., dejó en las calles de la capital antioqueña un mensaje de apoyo a los acuerdos de paz incontestable. El ex presidente Álvaro Uribe mantuvo toda la tarde y la noche el silencio que la marcha no pudo contener.

Mientras, en diferentes ciudades del país se improvisaban asambleas en espacios públicos al lema de #PazAlaCalle. Cientos de ciudadanos y ciudadanas organizándose para defender el proceso de paz y, en Bogotá, acampados en plena Plaza Bolívar para presionar a los líderes políticos a superar cuanto antes esta fase de desconcierto.

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