Adiós a las armas

Tras 52 años de guerra y nueve conferencias guerrilleras,  las FARC convocaron a su X Conferencia entre el 17 y el 23 de este septiembre para sellar con sus  mandos y bases los acuerdos llegados en La Habana con el Gobierno Nacional, pero sobre todo para despedir su accionar armado que buscaba la conquista del poder y convertirse en un movimiento político que pretende influir por la vía civil en la vida política y administrativa del país. Ha llegado el momento de dejar las armas y con ello la violencia revolucionaria para entrar en franca lid a la búsqueda del favor popular de manera democrática.

Presumiblemente, el nuevo movimiento político que nace con la extinción de las FARC como movimiento guerrillero tendrá especial relevancia en aquellos territorios donde hasta ahora ha hecho presencia armada y en múltiples ocasiones ha reemplazado al Estado que, en la práctica, ha estado ausente. Ahora el juego democrático debe reemplazar la intimidación de las armas, las respuestas políticas deberán primar sobre la fuerza y los temores. Tanto la sociedad civil que allí habita como los nuevos actores civiles que quieren reintegrarse a esos microcosmos deberán encontrar caminos civilizados y libertarios.

Las costumbres impositivas de los/las armados/as, sus sistemas verticales y jerárquicos, su pasado de atropellos y violencia contra la población, las extorsiones y coacciones económicas, su papel de jueces sin posibilidades de defensa, son fardos pesados que están en la cabeza y en el sentimiento de la población. Por eso mismo, el abandono de estas formas totalitarias pueden ser oportunidades para mostrar otro rostro y otras prácticas.

El abandono estatal, la inequidad reinante, la corrupción administrativa o el clientelismo electoral serán retos mayores para una auténtica paz territorial, porque la paz real será solamente posible como fruto de la justicia social, la participación democrática, el respeto a la diferencia, la reconstrucción del tejido social y la convivencia. Entre tanto, muchas comunidades son política y organizativamente débiles, urge su empoderamiento ciudadano.

En los territorios de comunidades indígenas y en las zonas de propiedad colectiva de las comunidades negras se deberá imponer el respeto a los procesos, autoridades y legislación que los regula, allí los reinsertados no deberán ser factor de división y de intereses ajenos a las decisiones e intereses de las comunidades negras e indígenas que secularmente han sido dueñas y que contra viento y marea han resistido en sus territorios.

Sus militantes ahora tienen la posibilidad de dispersarse en los amplios territorios de donde vinieron y donde muchas veces fueron reclutados a la fuerza

Seguramente, el nuevo partido político buscará conservar de forma renovada su capital organizativo acumulado en su larga existencia, tales como unidad de mando, secretariado, estado mayor, jefaturas intermedias, influencia territorial… El nuevo partido buscará amalgamar a sus antiguos correligionarios y a los nuevos que logre conquistar con posiciones políticas de exigencia y transformación social, vinculadas muchas veces a los acuerdos a los que ha llegado con el gobierno en La Habana, sobre todo en los temas de reforma rural integral, participación política y de sustitución de cultivos de uso ilícito. Será un reto pasar de una estructura militar a una civil, sobre todo cuando sus militantes ahora tienen la posibilidad de dispersarse en los amplios territorios de donde vinieron y donde muchas veces fueron reclutados a la fuerza.

En lo político el reto para el nuevo partido será de marca mayor. Seguramente en sus filas entrarán en debate visiones arcaicas y dogmáticas de comunismos y socialismos reales que por diversas razones hacen aguas, frente a posiciones más frescas y deliberantes. El caso más cercano es el de la crisis venezolana, que aumentada por los medios de información hace temer a los colombianos.

La prueba de fuego como movimiento político con perspectiva de poder se dará en las elecciones regionales para el periodo 2020 – 2024

El partido político que dará vida el X Congreso de la guerrilla tendrá según el acuerdo entre Gobierno y FARC al menos diez congresistas (cinco en la Cámara y cinco en el Senado) a partir de 2016 y hasta 2018. Si en las contiendas electorales se hicieran acreedores a más curules, se les respetará. En la dinámica parlamentaria será una nueva fuerza de izquierda que entrará a jugar en el poder legislativo. Ojalá se constituya en una fuerza renovadora que, unida a otros sectores progresistas, alimente los debates y decisiones para el bien de la democracia y los avances sociales que requiere el país.

Sin duda la prueba de fuego como movimiento político con perspectiva de poder se dará en las elecciones regionales para el periodo 2020 – 2024, en esas elecciones tendrá la oportunidad de llegar a Alcaldías y Gobernaciones, además de los Concejos Municipales y las Asambleas Departamentales. El ejercicio que llegaren a hacer como administradores será indicador consistente para su futuro político y administrativo.

Adiós a las armas, bienvenido a la democracia nuevo partido de izquierda.

*Doctor en Teología y máster en Sociología de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica); Director de la Corporación Podion, socio fundador de la Red Nacional en Democracia y Paz.