Cinco súper ricos colombianos tienen tanta plata como 4,4 millones de sus compatriotas

La ONG Oxfam denuncia que los 8 hombres más ricos del planeta poseen tanta riqueza como 3.600 millones de humanos. Mañana comienza la cumbre de poderosos en Suiza en plena “crisis de la desigualdad”.

Bahamas es un país compuesto por centenares de islas e islotes por donde comenzó la historia de la Conquista española. Allí llegó Colón un 12 de octubre de 1942. Hoy es un paraíso turístico en el que viven 377 mil personas. Su economía logra sumar 8.853 millones de dólares en su Producto Interior Bruto. Todavía le faltarían 47 millones de dólares para acercarse a la cuenta corriente de Luis Carlos Sarmiento Angulo, la persona más rica de Colombia con un patrimonio de 8.900 millones que crece cada día. Sarmiento Angulo controla el 30% de toda la actividad bancaria del país, tiene fuertes intereses en el sector de la construcción y es propietario, entre otros medios, de el diario El Tiempo. Su riqueza varía todos los días… Forbes calcula que ahora se acerca a los 10.000 millones y que en los primeros días de enero se encaramó a los 11.000.

El perfil del hombre más rico del país (el 124 del planeta) es el que denuncia hoy la organización Oxfam, justo antes de que comience la cumbre del Foro Económico Mundial, el espacio donde los ricos del mundo se encuentran con los gobiernos para seguir consolidando lo que Oxfam denomina como “la ‘era de los súper ricos’, una segunda “época dorada” del capitalismo en la que el brillo de la superficie enmascara los problemas sociales y la corrupción de fondo”.

Sarmiento Angulo es el primero, pero no el último de la lista de colombianos con un patrimonio superior a los 1.000 millones de dólares. Los cinco hombres (no hay mujeres en la lista) más ricos del país acumulan tanta plata como 4’400.000 de sus compatriotas. Al selecto club se unen Alejandro y Andrés Santo Domingo (con unos ‘ahorros’ que sumados llegan a al menos 9.800 millones de dólares), que superan el PIB de Haití y sus 10 millones de habitantes en más de mil millones; Jaime Gilinski Bacal que con sus 3.100 millones tiene los mismos recursos que pueden producir en un años los 799.613 de Guyana, y Carlos Ardila Lülle, que desde RCN, Incauca o Postobón acumula 1.600 millones de dólares, casi lo mismo que producía en 2015 Belice y sus 331 mil habitantes.

Estos cinco colombianos milmillonarios, juntos, suman una riqueza de 23.400 millones de dólares, casi el 10% del PIB nacional y el equivalente al 90% del PIB de El Salvador (6,34 millones de habitantes). De ellos es que habla Oxfam cuando afirma del fenómeno que vive el planeta donde las grandes fortunas crecen de manera desproporcionada y adquieren un poder casi ilimitado. “En 2009 había 793 milmillonarios cuya riqueza conjunta ascendía a 2,4 billones de dólares. En 2016, las 793 personas más ricas del mundo poseían una riqueza total de 5 billones de dólares, lo cual supone un incremento de su riqueza del 11% anual”.

La noticia que ha trascendido hoy es que “tan sólo 8 personas (8 hombres en realidad) poseen ya la misma riqueza que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad. La súper concentración de riqueza sigue imparable. El crecimiento económico tan sólo está beneficiando a los que más tienen”, insiste Oxfam, en cuyo informe ‘Una economía para el 99%’ resume así la profunda “crisis de desigualdad” (Descargar el Informe Completo Oxfam) que vive el planeta:

  • Desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta.
  • Durante los próximos 20 años, 500 personas legarán 2,1 billones de dólares a sus herederos, una suma que supera el PIB de la India, un país con una población de 1.300 millones de personas.
  • Los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más.
  • El director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE 100 gana en un año lo mismo que 10.000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh.
  • Un nuevo estudio del economista Thomas Piketty revela que en Estados Unidos los ingresos del 50% más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años, mientras que los del 1% más rico han aumentado un 300% en el mismo periodo.
  • Las diez mayores corporaciones del mundo (una lista que incluye a WalMart, Shell y Apple) tienen una facturación superior a los ingresos públicos de 180 países en conjunto, entre los que se encuentran Irlanda, Indonesia, Israel, Colombia, Grecia, Sudáfrica, Irak y Vietnam.

 

Esta realidad global se traduce en Colombia en la concentración del 40% de la riqueza nacional en el 1% de la población, tal y como lo reconoció el propio presidente de la República, Juan Manuel Santos en 2014. En 2016, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) de Naciones Unidas aseguraba que Colombia es, de toda la región, el país el que concentró una mayor parte del ingreso en el 1% más rico de la población entre 1993 y el 2014. Concretamente, ese 1% aglutina el 20,5% del ingreso económico total del país. Si ampliamos el foco, a toda América Latina y El Caribe, el 10% de la población más rica, según la Cepal, acumula el 71% de la riqueza pero sólo paga el 5,4% de impuestos sobre sus rentas.

Oxfam recuerda, además, que “la distribución de la tierra es más desigual en América Latina, donde el 64% de la riqueza total está vinculada a activos no financieros como las tierras y la vivienda y donde, en la actualidad, el 1% de las ‘macro-explotaciones’ controla más terreno productivo que el 99% restante”.

La cumbre de los poderosos

Estas realidades no serán tratadas en la 47 cumbre del Foro Económico Mundial en la idílica ciudad suiza de Davos. Allí, unas 2.500 personas de 70 países hablarán de sus asuntos salpicándolos de cierto toque humanitario, en el que participarán Shakira, a la que entregarán el premio Crystal Award por su liderazgo al frente de la Fundación Pies Descalzos, y el presidente Santos, que explicará el proceso de paz y tratará de rascar inversiones privadas para el país.

En un artículo de enorme repercusión escrito en 2012, el filósofo eslovaco Slavoj Žižek calificaba a la élite que se reúne en Davos, “bajo una fuerte protección policial, intentando convencernos a nosotros (y a sí mismos) de que la globalización es el mejor remedio”, de “comunistas liberales”. Así los definía: “Son grandes ejecutivos reformando el espíritu de la lucha, o por decirlo de otra forma, individuos contraculturales que tomaron el control de las grandes corporaciones. Su dogma es una versión nueva, postmodernizada, de la mano invisible de Adam Smith: el mercado y la responsabilidad social no son opuestos, pueden utilizarse juntos para un beneficio mutuo. La colaboración con los empleados, el diálogo con los clientes, el respeto por el medio ambiente y los tratos transparentes son ahora las claves para un negocio exitoso”.

Y casi intuyendo el lema de la cumbre de 2017 -“el liderazgo responsable”- y la máxima preocupación que han manifestado los responsables de la cumbre –“el populismo”-, afirmaba Žižek: “Por encima de todo, los comunistas liberales se ven a sí mismos como verdaderos ciudadanos del mundo, buena gente que se preocupa. Se preocupan por los fundamentalistas populistas y las corporaciones codiciosas e irresponsables. Ven las ‘causas profundas’ de los problemas de hoy, la masiva pobreza y la falta de esperanza que engendra el terror fundamentalista. Así que su objetivo no es ganar dinero, sino cambiar el mundo (y de esta manera, como un producto lateral, ganar más dinero todavía)”. El fino sarcasmo del filósofo no puede ocultar una realidad paradójica.