La Ministra Mabel Torres Torres: disonante y poderosa
La designación de Mabel Torres como Ministra de Ciencia y Tecnología es un bálsamo, una especie de alivio frente al panorama al que nos hemos acostumbrado con un gobierno que poco ha parecido importarle la defensa de la biodiversidad y las voces de los territorios.
Mabel Torres llega a este escenario por méritos propios. Sin padrinos económicos ni políticos que la sostengan, lo cual es una gran ventaja porque no sigue las instrucciones más que se su propia conciencia. Mabel no tiene nada que perder y a la vez tiene mucho que perder. No tiene nada que perder desde el punto de vista económico y político. No representa a ningún sector poderoso, ni a ningún partido. Pero tiene mucho que perder si tenemos en cuenta el apoyo y la credibilidad que recibe desde sectores como la academia, las poblaciones afrodescendientes e indígenas, los defensores de derechos humanos y ambientales, los movimientos feministas, entre otros. La voz de Mabel Torres en este gobierno, es sin duda una voz crítica que ya comienza a despertar malestar. Así lo hizo saber por ejemplo, el ex viceministro de Justicia Rafael Nieto Loaiza quien en un trino de twitter señaló que Torres parece estar en el gobierno equivocado.
La voz de Mabel Torres en este gobierno es sin duda una voz disonante. Pero es una voz sincera y poderosa. Porque ella representa a un gran sector de la población; nos representa a todas aquellas y todos aquellos que creemos en la defensa de la vida en los territorios, quienes sabemos que el desarrollo de Colombia no está en otro lugar distinto al de las economías del cuidado, la biodiversidad y la diversidad cultural. Mabel Torres entiende que optar por un modelo económico que cuida y potencia la biodiversidad, o por un modelo económico extractivista (que defiende el fracking por ejemplo), no es un tema técnico: es un tema ético. Por eso, no es un problema que se resuelve entre “expertos”, es un tema que marca nuestra visión de país y el respeto por los territorios.
La doctora Mabel Torres ha hecho de su vida un escenario de empoderamiento social, cultural y económico, visibilizando las epistemologías propias y dialogando con ellas desde su conocimiento cientìfico, para dar valor a otras formas de ser y existir en los territorios históricamente saqueados, violentados e ignorados.
Para mí, que he sido testiga y acompañante en su andar, lo más admirable en Mabel Torres es que el camino de su empoderamiento ha sido la humildad. Porque ella es la misma frente a los más poderosos y frente a los más invisibles. Y su estilo ha sido tratar como los más importantes, a los más humildes. Esta “humildad empoderada” incomoda a la arrogancia, incomoda a los estilos y formas en los que se ha ejercido el poder en este país. Porque la humildad de Mabel Torres, es una humildad que mira a los ojos, que no se agacha, que dice lo que tiene que decir, que levanta su voz cuando es necesario. Por eso ella nos representa. Por eso, estamos muy contentas de que esta mujer incomode, problematice, cuestone. Porque la democracia no es democracia cuando, como lo sugiere el ex viceministro Nieto Loaiza, todos deben hablar con una misma voz, todos deben repetir lo que “el jefe” dice. Esta posición que empobrece la mirada y niega las complejidades y las potencialidades de los territorios, jamás sería la posición de Mabe Torres, o de cualquier gobernante que entienda que en las polifonías está la creatividad, que en las polifonías están los verdaderos aprendizajes, la verdadera participación, el reconocimiento de los otros, y, por lo tanto, el único camino a la justicia social.
** Ana María Arango Melo es Es investigadora de ASINCH (Asociación para las Investigaciones Culturales del Chocó) y docente en la Universidad del Chocó.