Los nuevos ‘cimarrones’ exigen respeto, reparación y participación

El movimiento afrocolombiano se prepara para la implementación de los acuerdos de paz. Quiere ser parte activa para defender su territorio, denuncia la reactivación del paramilitarismo, y exige una comisión de reparación y memoria del Pueblo Afrocolombiano.

Los territorios afrocolombianos siguen siendo amenazados por fuerzas violentas irregulares, así lo han manifestado líderes afrodescendientes en el transcurso de la Cumbre de Afrodescendientes por la Paz realizada el pasado 24 y 25 de noviembre en Cali, en la que uno de los propósitos estaba enmarcado en la necesidad de recoger insumos para la Cumbre Nacional de Paz que realizará el espacio de la Cumbre Agraria, Étnica, Campesina y Popular.

Las afectaciones denunciadas tienen que ver con diferentes formas de violencia que amenazan la seguridad y pervivencia de estas comunidades. Aspectos como la minería ilegal, pero también la megaminería aprobada por el Estado colombiano, la implementación de megaproyectos, la intervención en los territorios colectivos por parte de multinacionales que no llevan a cabo procesos de consulta previa, libre e informada, junto a la aparición de fuerzas paramilitares, fueron parte de las denuncias de estas comunidades. “Rechazamos la explotación minera ilegal, la megaminería inconstitucional otorgada por el gobierno sin consulta y consentimiento previo, las políticas extractivitas y la invasión de multinacionales y foráneos en nuestros territorios”, anuncia con fuerza la declaración final de la cumbre que fue firmada por organizaciones afrocolombianas que hacen parte de la Cumbre Agraria, campesina, étnica y popular, como lo son el Proceso de Comunidades Negras (PCN), la Autoridad Nacional Afrocolombiana (ANAFRO), la Coordinación Nacional de Organizaciones y Comunidades Afrodescendientes (CONAFRO), y el Movimiento por la Constituyente Popular (MCP).

Es alarmante para estas organizaciones que panfletos y amenazas han aparecido de nuevo en los territorios afrocolombianos, lo que pone en riesgo la labor de denuncia que hacen estas comunidades, en medio de sus estrategias de defensa del territorio «vemos con preocupación que mientras las FARC-EP se comprometen con su desarme, en nuestros territorios reaparecen otras fuerzas armadas violentas y distintas formas de militarización que amenazan la integridad territorial y física de las comunidades creando la zozobra sobre nuevos acontecimientos de guerra». Por ello, y frente al hostigamiento y asesinato de líderes sociales que han venido ocurriendo en los últimas semanas en el país, exigieron: «Parar la persecución y asesinatos de los líderes y lideresas sociales y defensoras, defensores de derechos humanos y obtener claridad frente a los asesinatos ocurridos en las últimas semanas».

Los acuerdos de paz en territorios afro

Los procesos de paz que se llevan a cabo con las FARC-EP y el aplazado con  el ELN fueron parte de los temas tratados por más de 500 personas de diferentes regiones del país que durante dos días se encontraron en Cali. Así mismo, se trabajó sobre el fortalecimiento del movimiento popular afrocolombiano, las estrategias organizativas frente a la implementación de los acuerdos de paz en los territorios colectivos y ancestrales de comunidades negras, la transformación del modelo económico, y las reparaciones que exigen frente a los daños y el impacto que ha generado el conflicto armado en Colombia, que catalogan como un etnocidio, que además tiene raíces históricas que vienen desde la esclavización de sus antepasados.

Los afrodescendientes también dejan claro que los esfuerzos del Estado deberán ser integrales en un proceso de construcción de paz. “Después del etnocidio cometido contra nuestro pueblo, en esta etapa del conflicto social se debe tener al centro  una respuesta a la lucha por nuestros derechos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales y la lucha por la reparación histórica integral por los daños causados por la trata esclavista, el etnocidio y demás impactos del conflicto armado y violencia sobre nuestros territorios y comunidades”. Ante esa realidad de estigmatización y opresión, exigen la creación de una Comisión Histórica de Reparación Integral y Memoria del Conflicto del Pueblo Afrocolombiano.

Las estadísticas sobre la afectación del conflicto en comunidades negras es alarmante. Según datos oficiales del Registro Único de Víctimas del Estado, las víctimas de estas comunidades son un poco más de 730 mil personas, de las cuales 385 mil son mujeres. Las organizaciones afrocolombianas reunidas en la Cumbre, conocen los impactos que ha tenido esta situación, por ello también se planearon estrategias para fortalecer las resistencias y luchas en función de lograr “confrontar el sistema capitalista neoliberal, patriarcal y racista que busca minar nuestros procesos”.

Y en concordancia con lo planteado hace dos semanas en Bogotá por líderes del Pacífico colombiano -que en rueda de prensa convocada por la Corporación Territorio, Identidad y Cultura para la paz, PACIPAZ exigieron la inmediata implementación de los acuerdos de paz-, la Cumbre Afrodescendiente por la Paz reiteró el compromiso de estos pueblos con la construcción de la paz, pero además reafirmaron su participación desde su propia agenda política “Pensamos los acuerdos de La Habana y los próximos acuerdos de Quito al calor de una agenda estratégica del movimiento afrodescendiente y de sus tareas actuales y posteriores”.

Ver la DECLARACIÓN DE LA CUMBRE DE PAZ AFROCOLOMBIANA-Final

Los acuerdos de paz construidos en La Habana recogen un capítulo étnico que fue incorporado en medio de un incansable llamado protagonizado por los pueblos afrocolombianos e indígenas y que a pesar de la perturbadora solicitud del Centro Democrático referente a cambiar los términos de la consulta previa, no sufrió cambios. “Saludamos además que los contenidos del Capítulo Étnico se hayan mantenido intactos durante el proceso de revisión que cursó después de la oposición del Centro Democrático y sectores de ultraderecha políticos y religiosos y esperamos que así se mantenga durante los debates en el Congreso”.

Sobre el proceso con el ELN también hubo apreciaciones concretas. Se entiende que la responsabilidad del Estado y las insurgencias es garantizar la inclusión y presencia de organizaciones afrocolombianas en el proceso. Por ello se insta a que la “agenda de promoción y respeto de nuestros derechos humanos y colectivos sean parte integral del marco de análisis, construcción, interpretación e implementación de los acuerdos que allí se alcancen”.

Es así como la agenda de trabajo de las organizaciones afrocolombianas comienza a andar frente a los retos que se tienen con la implementación de los acuerdos de paz, como lo resalta Aiden Salgado, integrante de CONAFRO. «Después de esta reunión (la cumbre), queremos convocar a un seminario en donde se discuta cómo se pueden implementar los acuerdos de La Habana en comunidades afrocolombianas y cómo se puede concretar la creación de la Comisión Étnica para la implementación de los acuerdos».

Entre los temas pendientes que el movimiento afrocolombiano consideran que deben ser abordados en esta etapa de construcción de paz también están la reglamentación de los capítulos que faltan de la Ley 70 de 1993 o la conformación de un espacio que se encargue de hacer visible el etnocidio y las diferentes formas de opresión que sufren las mujeres afrocolombianas, así como la de jóvenes, niños y niñas de estas comunidades. También apelan a que se retiren «insignias y símbolos que señalan presencia y control de los grupos armados sobre los territorios» y anuncian de manera enfática que «Nuevas cimarronas, nuevos cimarrones emergen, ¡otro cimarronaje ha comenzado!».