D+40: el caos logístico
de la paz
(Imagen de Santos en su visita a la zona más ‘mostrable’ en Mesetas, Meta.
Foto: Juan David Tena)
El 5 de enero el presidente de la República, Juan Manuel Santos, aseguraba que había problemas con cinco de las 19 Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) donde se deben concentrar los guerrilleros de las FARC, según lo contempla el acuerdo de paz con esta organización. No hacía referencia Santos a los 7 campamentos que complementan la cartografía del desarme de la guerrilla. La realidad es que a día de hoy (D+40) no hay ni una sola Zona Veredal realmente lista.
La cifras que va dando el Gobierno sobre el caos logístico tampoco coinciden. Este martes, el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, ha comparecido para informar que todo está en marcha y que nada está finalizado. El gerente de las ZVTN, Carlos Córdoba, aseguraba que “en 17 zonas ya tenemos arrendados los predios, en 8 tenemos avanzadas zonas comunes y materiales para construcción de los alojamientos, así como en 9 zonas con levantamiento topográfico y en las que ya se puede ingresar maquinaria (…) Así mismo, en 8 zonas estamos en trámite de arrendamiento de predios y una zona que está en definición que es Caño Indio”. Las autoridades insisten en que el atraso, que ya suma siete días y que en el mejor de los escenarios lograría concentrar a los guerrilleros a lo largo del mes de febrero (mes y medio después de lo previsto), no alterará el cronograma del desarme, que debe estar completado a finales de mayo.
El general Javier Flórez, responsable del Comando Estratégico de Transición, cree que la clave está en que “el 90% de las FARC preagrupada está a menos de 10 kilómetros de cada zona y un 10% que todavía está en movimiento a sitios muy cercanos de las ZVTN”. De hecho, en las pocas zonas donde hay avances sustanciales son los hombres y mujeres de las FARC los que construyen en el día y se desplazan a los 51 puntos de preagrupamiento.
Un alto grado de improvisación
La realidad es que, aunque nadie quiere hacer ruido con esta situación, la logística de la paz muestra un alto grado de improvisación. La Misión de Observación Electoral (MOE), a través de su representante en Colombia Alejandra Barrios, ya alertaba en el primer día de este 2017 de que “incluso en las más altas esferas del Estado el proceso viene siendo manejado a un ritmo de improvisación”. Y si arriba es así, abajo, en los 25 municipios donde estarán los 26 puntos de concentración de guerrilleros el caos que denunciaba la MOE era significativo.
Al mismo tiempo, las FARC, a través de sus principales comandantes, se han quejado del mal estado de la comida que llega a los guerrilleros en los puntos de preagrupamiento (la convocatoria pública para el contrato de alimentación ha quedado desierta) y de la falta de atención médica. La MOE, además, ha insistido en que es clave que antes de final de enero estén listos los cinturones de seguridad alrededor de las ZVTN porque, “paralelamente [a la implementación] ha venido creciendo el número de muertes de dirigentes políticos y sociales”.
El calendario de la implementación indicaba que 30 días después del Día D (señalado el 1 de diciembre) todos los guerrilleros y su armamento debería estar en las ZVTN y en los campamentos y que ya desde el D+10 (11 de diciembre) debía comenzar la destrucción del armamento inestable, que debía estar concluida el 30 de enero. Para retomar el ritmo del calendario de implementación se debería lograr que a finales de febrero estuviera almacenado bajo supervisión internacional el 30% de todo el armamento de las FARC.