El Pacífico enciende la esperanza bajo el lema “guerra nunca más”

La muerte no cesa en el Pacífico y el Suroccidente. El primero de este mes dos líderes indígenas del pueblo Awá fueron asesinados por un grupo armado desconocido en zona rural del municipio de Ricaurte, en Nariño, sumándose a otros 22 asesinados de esa etnia sólo en 2018.

Estos hechos, al igual que la masacre ocurrida en López de Micay en octubre o la de Argelia en julio o la de Tumaco a finales del año pasado, son apenas hitos en la larga sucesión de matanzas y asesinatos selectivos que vienen ocurriendo en la región por la reconfiguración del conflicto. El desplazamiento, las amenazas, los operativos militares y bombardeos, y la presión de múltiples grupos armados ilegales acosan a unas comunidades que además cargan con la tragedia de habitar en las regiones más pobres y abandonadas del país. El departamento del Cauca, por citar un caso, registraba en septiembre la mayor cantidad de líderes sociales asesinados desde la firma de los acuerdos de paz de La Habana: 81 víctimas.

Michel Frost, el relator de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas calificó la situación en el país como “alarmante”. Mientras el nuevo gobierno da tumbos con una política errática y sin sur que no se define, las comunidades y las organizaciones exigen a gritos que el Estado mire hacia el Pacífico y alivie la dura situación humanitaria. Las diócesis de la región han convocado a una “velatón” simbólica para llamar la atención del Estado central, según explica el obispo de Apartadó, Hugo Alberto Torres, para “que todos podamos encender una vela como expresión y signo de solidaridad con las comunidades que están más abandonadas, al margen de las decisiones del Estado”.

Colombia Plural conversó con Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, quién ha propuesto y liderado esta iniciativa que se está realizando en las principales ciudades del Pacífico y el Suroccidente colombiano este 6 de diciembre.

—¿En qué consistía la “velatón” que hicieron en el Chocó el 22 de noviembre y esta del 6 de diciembre?

La velatón del 22 fue muy satisfactoria, participó mucha gente y fue un espacio de oración, de movilización social, de reflexión, de encuentro comunitario, pero nos parece que todavía a la sociedad civil le falta dar algunos pasos más consistentes en la construcción de paz. De todas maneras el balance fue bueno, se hizo en diferentes puntos de Quibdó y convocó mucha gente.

La velatón tiene como objetivo visibilizar la crisis humanitaria, económica, ambiental y social que está viviendo el departamento, una crisis que se ha ido consolidando en el tiempo con las consecuencias del conflicto social y armado que se vive en el territorio. Por eso quisimos lanzar desde el departamento un mensaje al país para que se conozca la situación concreta de los territorios. Desafortunadamente no se ven acciones estructurales que posibiliten un cambio, una resolución de estas problemáticas.

—Hay un sector de la Conferencia Episcopal que es ajeno a estas convocatorias, pero por lo menos en el Pacífico la iglesia le apuesta a la paz. ¿Cómo ha sido la coordinación?

La convocatoria se ha hecho desde las jurisdicciones eclesiásticas de la Costa Pacífica y del Suroccidente, pero lo hemos hecho en alianza con las organizaciones sociales y étnico territoriales de la región teniendo en cuenta que nos unen realidades comunes. Realmente, este es el territorio más afectado por la pobreza económica, por el abandono del Estado y por la presencia de los grupos armados, que han tenido un gran empoderamiento en los últimos años por las economías ilegales, principalmente el narcotráfico y la minería. Esta convocatoria obedece también a un planteamiento de la Conferencia Episcopal que en el año 2016, en el comunicado de la asamblea anual, expresó que optaba por la solución negociada al conflicto armado, en estos territorios se hace mucho más evidente que esta debe ser la solución teniendo en cuenta el alto costo en vidas en caso de una salida militarizada.

—¿Pero qué pasa con los diálogos entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)? La iglesia ha sido garante y facilitadora, ¿qué se necesita para reactivar la mesa y que el país camine en el sentido de una paz completa?

Nosotros exhortamos al gobierno nacional y al ELN a que reactiven la mesa de diálogos en La Habana. Al gobierno nacional para que explore la posibilidad de ir resolviendo los problemas como el secuestro y otras afectaciones a través de la misma mesa, que no sea una objeción para que se detenga el diálogo y a lo mejor así vayan a pasar estos cuatro años del gobierno Duque. Y al ELN le pedimos que dé cuenta de esos signos de paz ante la región y ante el país, porque está cometiendo muchas infracciones contra el Derecho Internacional Humanitario en nuestra región. Por eso es la manifestación de la sociedad civil, deben escuchar el sufrimiento que está viviendo la población, aquí hay muchas comunidades étnicas que están afectadas, aquí el abandono del Estado es histórico y ha hecho estragos muy fuertes, y el hecho de que no se pueda avanzar en la solución negociada del conflicto retarda mucho más todos estos problemas estructurales, por eso el lema de nuestra campaña de velatón es “navidad en paz: guerra nunca más”, queremos que esta navidad sea como un punto de quiebre donde el gobierno y el ELN piensen en el territorio y se pueda avanzar pensando en las comunidades.