Esta vez no se trata de cambiar un presidente, se trata de construir una Colombia diferente

Colombia vive un momento especial, la historia nos ha colocado entre la decisión del continuismo de odios, violencia y exclusión, o avanzar hacia una sociedad más democrática y decente. Hemos vivido décadas de violencia que dejaron millares de víctimas; ahora se trata de pasar la página de la historia para construir una sociedad en paz.

Quienes han gobernado, unidos hoy alrededor de la candidatura de Iván Duque, abrieron la economía a los grandes capitales destruyendo el aparato productivo nacional; la micro, pequeña y mediana empresa se vio compitiendo en condiciones desiguales contra grandes multinacionales. Los trabajadores han padecido la baja de sus ingresos y las organizaciones solidarias hemos visto alimentar el individualismo y asfixiar la asociatividad.

En el campo colombiano, la violencia desplazó y expropió millones de campesinos, solo el 0,3% de propietarios son dueños del 46% de la tierra productiva del país. La seguridad y soberanía alimentaria están en riesgo, importamos el 30% de los alimentos que consumimos, mientras que las familias agricultoras fueron abandonadas a la pobreza. La economía se centró en el extrativismo de recursos minero-energéticos, contaminando las fuentes de agua y deteriorando el medio ambiente.

La corrupción campea en las instituciones del Estado, quienes han gobernado viven del saqueo de los recursos públicos, volvieron el Estado el centro de sus negocios, despilfarrando los recursos que entre todos y todas aportamos para el bienestar de la sociedad. Mientras tanto, los derechos como la salud, la educación, los servicios públicos, la justicia fueron privatizados, se convirtieron en negocios de particulares.

En Colombia se ha abierto un camino de esperanza para avanzar hacia una sociedad más justa, democrática, sustentable y en paz. La Colombia humana que soñamos requiere una economía que respete el medio ambiente, acabe la explotación irracional de los recursos naturales, avance hacia el uso de energías limpias, organice el territorio alrededor del agua. Se requiere salarios dignos para los trabajadores, unas finanzas éticas, un comercio justo, consumo responsable, justicia tributaria. La economía de la Colombia humana, es una ECONOMIA SOLIDARIA.

Los ciudadanos y ciudadanas que promovemos una economía con valores éticos, representamos un importante tejido social; cerca de 7.5 millones de asociados a cooperativas, fondos de empleados y Asociaciones mutuales hemos construido una propiedad colectiva con nuestros pequeños aportes. Más de 65 mil Juntas de Acción Comunal actúan en barrios y veredas; Las Asociaciones agrarias, agrupan miles de familias agricultoras que producen el 70% de los alimentos que consumimos. Más de 12 mil acueductos comunitarios defienden y protegen el agua. Las emisoras comunitarias llegan a 8 millones de radio-escuchas. Las entidades sin fines de lucro trasfieren servicios sociales a comunidades donde el Estado no llega, y 700 mil personas, participan en las redes del voluntariado aportando horas de trabajo, recursos y conocimientos a causas sociales.

Porque somos una nueva ciudadanía que reclama su derecho a otra economía, pues la actual;

excluyente, concentradora de la riqueza y destructora de la vida y del ambiente no nos representa.

Porque demandamos el cumplimiento del principio constitucional que orientó; “el Estado fomentará y protegerá las formas asociativas y solidarias de propiedad” (artículo 53. N.C), los cooperativistas, comunales, agrarios y solidarios votaremos y te invitamos a votar por GUSTAVO PETRO Presidente y ÁNGELA MARÍA ROBLEDO, Vicepresidente…