Gratitud

En lo más recóndito de mi ser brota el sentimiento de gratitud hacia los entrañables Iñigo Egiluz Tellería y Jorge Luis Mazo, quienes hoy hace 22 años fueron arrebatados de nuestro camino por la impune acción de un grupo de paramilitares dirigidos por Carlos Castaño, en connivencia con la fuerza pública y otras instituciones estatales.  

Gracias porque  perviven en nuestros pensamientos y sentimientos.  Los sicarios no lograron el cometido de borrarlos de la historia, por el contrario ustedes están presentes en los sueños de  los moradores del Atrato que continúan luchando por los mismos ideales de hacer de este mundo un espacio abierto a la equidad y al respeto de los Derechos de todos los seres vivientes.

Gracias porque tú, Iñigo, sellaste con tu sangre la solidaridad internacional, trajiste la historia de Euskal Herria para unirte al devenir de los pueblos indígenas y afrocolombianos  de Chocó y a los campesinos del oriente de Antioquia, a través de los cuales firmaste un pacto con Colombia.  Este sello indeleble nos ha hermanado para siempre.

Esta solidaridad de los pueblos hoy es más vigente que nunca, como lo ha demostrado los impactos de la actual pandemia del Covind 19, la cual puso en evidencia lo inequitativo que es el planeta.  Por ello mi gratitud hacia ti, Iñigo, se agiganta pues tu semilla sigue creciendo en las redes de solidaridad del Norte hacia el Sur, del Sur al Norte y de Sur a Sur para tejer lazos inquebrantables de búsqueda de alternativas a la globalización de la deshumanización.  

Gracias Jorge Luis, por dejar el testimonio del compromiso a fondo de quienes abrazan la fe cristiana en clave de liberación, para taladrar en el cerebro de quienes se amparan en las instituciones religiosas para beneficios individuales, como “lobos vestidos de ovejas”.

Gracias porque sus esfuerzos por hacer respetar la vida que brota de las aguas del río Atrato hoy siguen dando frutos en los logros de estas comunidades, por ejemplo  el reconocimiento de este río como sujeto de derechos, la restitución de algunas tierras a quienes han padecido el flagelo del despojo, en la tarea permanente de denunciar las violaciones de los derechos humanos y la búsqueda de la paz, como lo expresan a través del “Pacto por la Vida y la Paz”.

Por sobre todo mi gratitud será perenne porque todo lo vivido con ustedes se ha quedado grabado en mi cuerpo, en mi sentir y en mi pensar, espero que me sigan ayudando a ser fiel a todos los sueños con ustedes compartidos.