La política, el virus que atemoriza al Gobierno de Colombia

La política tienen dueños y esos dueños ponen las reglas. El resto, la ciudadanía, la gente, el pueblo (o la chusma, la indiamenta, los nadie) tienen poco que decir en la democracia que dice representarlos. Así de claro fue Miguel Ceballos, el Alto Comisionado para la Paz del Gobierno de Iván Duque, al referirse a la “imposibilidad” de que Duque mantenga un debate político con la Minga porque los debates político se hacen en el Congreso y por parte de los partidos políticos.

Es decir, después de la campaña previa al inicio de la Minga del Suroccidente con acusaciones de infiltraciones guerrilleras o  con informes que tratan de mostrar a los pueblos indígenas del Cauca como latifundistas, ahora el ‘descrédito’ vienen  por la intención de la Minga de sostener un diálogo político en profundidad.

Alicia Arango, la Ministra del Interior, ha profundizado en la narrativa que desde el Gobierno se vienen repitiendo en las últimas horas: “Es muy importante que Colombia sepa que esta minga no es una reivindicativa, es de carácter político”. La pregunta es qué reivindicación no es política y que posición política no es reivindicativa.

La respuesta del Consejo regional Indígena del Cauca (CRIC) es clara: “Tiene razón la ministra cuando señala que no estamos ante una movilización de un pliego de peticiones con una lista de proyectos; es lo que han dicho desde el inicio las organizaciones que convocan a esta Minga y que han decidido hacer una gran audiencia en Bogotá para sintonizarse con otros sectores sociales. Cada uno de los grandes temas propuestos al gran debate nacional apuntan a cambios sustanciales de política pública ante lo que llaman el desgobierno; se ha llegado a una crisis por la incapacidad del gobierno de gobernar, dijo el Consejero Mayor del CRIC, y los voceros campesinos completaron la frase, con un tecnicismo de profundo contenido, afirmando que ‘se está imponiendo una dictadura civil en un estado de cosas inconstitucional’ en múltiples aspectos”.

El CRIC también recuerda a quien quiera escuchar que “al gobierno le resulta más cómodo reducir todos los problemas al narcotráfico y sus violencias; incluso la protesta social es presentada en los discursos y en los documentos de seguridad y defensa como forma encubierta de criminales que utilizan a la población, cómplice o idiota útil, como una cortina para frenar la llegada de las fuerzas armadas. Con semejante sabiduría, o llenura de ideología y prejuicio, ¿para qué dialogar con las comunidades que marchan hacia Bogotá en defensa de sus territorios atacados por la política extractivista?”.

Si las reclamaciones políticas de la Minga parecen poco ‘democráticas’ al Gobierno, sus seguidores están haciendo piña en redes para acusar a la Minga indígena de “bioterrorismo” por marchar desde el Cauca a Bogotá, primero, y este lunes, por la capital, respetando los acuerdos con la Alcaldía y en un ambiente pacífico y festivo.

Lo que los pueblos indígenas reclaman es una discusión de fondo sobre la protección de la vida –sólo en lo que va de 2020 han sido asesinados 76 comuneros indígenas en el norte del Cauca-, sobre los territorios y sobre el truncado proceso de paz, cuyo capítulo étnico, después de 4 años de vigencia, no ha avanzado. Ya en abril, los pueblos indígenas advirtieron a Duque de la falta de avances en estos temas y el Gobierno repitió sin datos que todo iba bien, que todo iba mejor.

La Minga en su recorrido por Bogotá el lunes 19 de octubre | Foto: Nelson Cárdenas.

Casi al mismo tiempo, la Comunidad de Juristas Akubadaura, en su Informe sobre Justicia Redistributiva y Pueblos Étnicos, señalaba que, entre 2010 y 2019, “el Gobierno nacional ha suscrito 1.582 compromisos con los pueblos indígenas en el marco de la Mesa Permanente de Concertación, muchos de los cuales hacen parte de políticas públicas que tienen un porcentaje de implementación, en promedio, del 3,9 %, evidenciando un incumplimiento sistemático de esos compromisos, incluso promovidos por el Ejecutivo”. La inacción oficial no debe ser ‘política’, sólo debe responder al racismo cultural y estructural del Estado, aunque en la híperactiva cuenta de Twitter del presidente Duque la única referencia a lo indígena en los últimos días haya sido la del 12 de octubre y lo ha hecho para diluir las identidades en la nacionalidad: «Colombia es maravillosa. Convivimos indígenas, comunidades negras, afrocolombianos, raizales, palenqueros, Rrom y mestizos. Todos somos colombianos, y unidos, guiados por la solidaridad, enfrentamos las adversidades y construimos futuro. Hoy celebramos». Ese día, en el Cauca arrancaba una Minga que denuncia la invisibilidad de los pueblos indígenas, las agresiones a sus vidas y a sus territorios y la absoluta indolencia del Gobierno.