La sociedad civil sí llegó a la mesa de Quito
Juan Manuel Santos ha querido jugar duro en el proceso de paz permanentemente aplazado con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Hoy, jueves 27 de octubre, se debía realizar el acto formal de instalación de la mesa de negociación oficial entre el gobierno y la segunda guerrilla en tamaño del país en la impactante Capilla del Hombre, en Quito. Pero, de nuevo, Santos suspendió el evento e impidió que la delegación oficial viajara a Ecuador, donde se va a desarrollar la prima fase de las conversaciones.
La suspensión, 43 meses después de que empezara la fase exploratoria entre ambas partes, no es compartida por el ELN –“se han presentado malos entendidos que se están tratando de resolver”- y mucho menos por la nutrida representación de la sociedad civil colombiana que esperaba en Quito este acto.
La razón para que el presidente de la República suspendiera el esperado inicio de las conversaciones es la no liberación del ex congresista chocoano Odín Sánchez, que retiene el ELN y cuya entrega, según confesaba hoy el propio jefe negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, ya está en marcha con la cooperación de la Cruz Roja Internacional y el acompañamiento de la Iglesia católica. Santos ha querido, a pesar de esta noticia, transmitir una imagen de fuerza y determinación en un momento político en que los partidarios del ‘No’ a los acuerdos de paz con las FARC en La Habana marcan de manera significativa los gestos políticos en Bogotá.
En Quito, sin embargo, la sociedad civil colombiana lo tiene más claro. En una conferencia de prensa que han ofrecido las organizaciones sociales que esperaban la instalación de la mesa, han dejado claro que “de hecho, la mesa ha quedado instalada, porque aquí [en la capital ecuatoriana] están presentes dos de sus tres patas: la sociedad civil y la delegación del ELN [que llegó en la noche del miércoles a Ecuador]”. Así les parece porque, además, el primer punto a discutir en dicha mesa es la “participación de la sociedad”.
En un comunicado hecho público al tiempo, las organizaciones presentes constatan que “se evidencia falta de mecanismos de comunicación entre las partes y entre éstas y la sociedad”. Por eso se ofrecen como “mediadores y/o facilitadores para contribuir a superar eventuales crisis del proceso” y piden que éste “se acompañe de un cese al fuego y de hostilidades entre el Gobierno y el ELN , con el fin de fortalecer la legitimidad del proceso, la confianza entre las partes y la protección a la población civil”.
Antes del 3 de noviembre
Hoy estaba previsto el acto formal, pero es el 3 de noviembre cuando deben arrancar las conversaciones en unas instalaciones a 25 quilómetros de Quito. Restrepo ha dicho que espera que la instalación de la mesa se pueda celebrar antes de esa fecha, ya que parece inminente la liberación de Odín Sánchez.
Ante la suspensión de este esperado inicio, muchas cosas quedaron en el aire. Encuentros en varias ciudades para ver el evento (a las 5 p.m.), actividades para recoger propuestas de los ciudadanos, reuniones paralelas en Quito para ir articulando la participación social en este proceso, que es la gran diferencia entre las negociaciones del Gobierno con las FARC y con el ELN. Tal y como manifestaba en una entrevista con Colombia Plural el arzobispo de Cali y facilitador de estas negociaciones, Darío de Jesús Monsalve, “la agenda de Quito complementa la de La Habana en cuanto que se pone en primer lugar la participación de la sociedad y el ELN no pretende sustituirla con lo que se pueda hablar en una mesa entre el Gobierno y esa guerrilla”.
Quizá por eso los más activos hoy han sido los afrodescendientes, indígenas, campesinos, sindicalistas, activistas de derechos humanos, académicos y congresistas (han viajado Alirio Uribe, Víctor Correa y Alberto Castilla) que esperaban en Quito. Recibidos en la Casa de la Cultura de Ecuador (CCE), han podido sentir, además, el abrazo de intelectuales y artistas que han querido mostrar su solidaridad “con el proceso de paz en Colombia” y han pedido la participación directa en las negociaciones con el ELN de los refugiados colombianos (unos 58.000, según el gobierno ecuatoriano) y de los residentes no refugiados que viven en Ecuador, el país que más expulsados por el conflicto armado acoge. El cantante Piero ha estado presente en una conferencia de prensa dada por este colectivo de artistas y ha asegurado que “la paz en Colombia es imparable”.
Lo que se negociará
Si todo va bien y el 3 de noviembre comienzan de hecho las conversaciones, la sociedad civil tendrá un papel protagónico. De hecho, junto con el tema energético y extractivista, es el eje de la agenda del ELN.
La agenda de negociación pactada entre el Gobierno y el ELN en la fase exploratoria, y que fue anunciada a finales de marzo, incluyen seis puntos en los que la Participación Social encabeza la lista y no solo es una de las prioridades, sino que planea sobre varios puntos más. Esa participación deberá ser sobre temas de la agenda a través de propuestas que podrán irse incorporando a lo largo de todo el proceso. El segundo punto es la Democracia para la Paz, que incluye implementar la participación de la sociedad en las cuestiones que le afectan y la revisión del marco normativo para la manifestación pública y de las condenas relacionadas con la protesta social. La equidad, la superación de la pobreza y la exclusión social, la corrupción o la degradación ambiental centran el punto tres denominado Transformaciones para la Paz.
El resto de la agenda lo componen las Víctimas -verdad, justicia, reparación, no repetición y no olvido- y el Fin del Conflicto Armado y el transito del ELN a la “política legal” con garantías de seguridad para la guerrilla. En este quinto punto también se incluye la situación de los miembros del ELN procesados o condenados y cese el fuego bilateral.
El sexto punto es la Implementación de los acuerdos, con los mecanismos de control, seguimiento y verificación, con participación de la sociedad y la comunidad internacional, y el cronograma a seguir tras la firma del acuerdo.