¿Por qué Gustavo Petro es la mejor opción?
He vivido en Colombia desde hace más de 10 años, desempeñándome como investigador social. A lo largo de estos años, he intentado entender las riquezas y las complejidades de la sociedad colombiana. De este modo, he podido adquirir un sincero y profundo respeto por las personas de este país: por la fuerza que demuestran frente a las situaciones más difíciles, por el humor con el cual se defienden contra las absurdidades del mundo, y por el cariño y el cuidado con el cual suelen tratar a sus semejantes. Pero he podido también darme cuenta de las múltiples injusticias que – en la cotidianidad – golpean a muchas familias: las malas condiciones de vida, la ausencia de protección ante las enfermedades o los accidentes, el acceso restringido a una educación de calidad, la falta de perspectivas y oportunidades para muchos jóvenes, etcétera.
Estas dificultades de la vida son interpretadas, a menudo, como el resultado de una fatalidad, como situaciones que “pasan” y ante las cuales las personas tienen que resignarse. Tengo el absoluto convencimiento, sin embargo, que muchos de los sufrimientos que experimentan las familias colombianas podrían desaparecer. Para esto, tenemos que dejar de considerar la precariedad de ciertas existencias como el producto de la (mala) fortuna, para entenderla como el resultado de procesos sociales y políticos. Es decir, de procesos en contra de los cuales es posible luchar y para los cuales existen alternativas. Después de todo, problemas que tienen un origen social y político pueden también tener soluciones sociales y políticas.
Momentos como la actual campaña presidencial deberían constituir oportunidades especiales para abrir el debate sobre las posibilidades reales de generar vidas mejores para la mayoría de la población. Sin embargo, la mayoría de los candidatos han tendido a caracterizarse por su silencio y su falta de ambición en relación con estas posibilidades de mejoramiento. Es más, el único candidato que ha hecho un esfuerzo significativo para problematizar e inscribir en la agenda pública las preocupaciones cotidianas de la mayoría de la población (condiciones de vida, educación, salud, medio ambiente, etcétera) ha sido objeto de ataques sistemáticos, tanto por parte de sus contradictores políticos como por parte de los que tienen voz en el sistema mediático dominante.
De este modo, muchas de las propuestas de Gustavo Petro (para reducir la desigualdad, para garantizar el acceso a un sistema de educación publica de calidad, para ofrecer una protección social generalizada, para proteger el medio ambiente…) han sido criticadas como extremistas o irrealistas. Sin embargo, los grandes objetivos que ha planteado para Colombia en el marco de su campaña, no me parecen revolucionarios sino sensatos:
– Un país que ocupa los primeros puestos a nivel mundial en términos de desigualdad DEBE formular políticas ambiciosas para reducir la desigualdad, tanto en cuanto a los ingresos como en cuanto a la distribución de la tierra.
– Un país que aspira tener una verdadera clase media DEBE formular políticas ambiciosas para garantizar un acceso universal a la salud y a la educación.
– Un país que tiene una de las biodiversidades más ricas del mundo DEBE formular políticas ambiciosas para protegerla y valorizarla.
Por todas estas razones, considero que Gustavo Petro es el mejor candidato para iniciar una transición hacia una sociedad más justa e incluyente. Para esto, él necesita nuestra ayuda y nuestro apoyo. No tiene que ser un apoyo ciego e incondicional, sino un apoyo crítico y constructivo, para construir un proyecto pluralista, del cual serán partícipes todos los que tienen la convicción de que Colombia no está condenada a ser la “tierra del olvido”.
**Bastien Bosa es Antropólogo