Sólo barro tras la dejación de armas
El 27 de junio en la Zona Veredal de Mesetas (Meta), una de las regiones de importancia político-militar para las FARC, se formalizó la dejación de armas. Esta es de las zonas con el mayor número de combatientes concentrados y a tan sólo unos días del 1 de agosto, cuando se cumple la fecha de la permanencia en las zonas veredales, sólo tiene un avance del 5% en su construcción y el protocolo de abastecimientos avanza con dificultades operacionales.
Desde enero, integrantes del Bloque Oriental llegaron al Punto Transitorio de Normalización en la vereda La Guajira, en Mesetas. Allí se agrupan unos 500 combatientes. A 800 metros, en la vereda Buenavista, está el campamento Simón Trinidad, un centro transitorio de reclusión para los beneficiarios de la Ley de Amnistía con medida condicionada, quienes deberán someterse a la Jurisdicción Especial de Paz.
Según el octavo informe mensual del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MM&V), la construcción del campamento en la Zona Veredal Mariana Páez –así denominada por las FARC- es del 5%. Según detalla, “se están realizando los trabajos de adecuación y nivelación del terreno” y actualmente sólo son visibles las placas de cemento y los techos de las zonas comunes.
En el campamento Simón Trinidad la construcción de las zonas habitacionales está avanzada y cuando el trabajo termine habrá capacidad de albergar a 700 personas, pero se quedará pequeño ante el número de integrantes de la FARC que recibirán medida condicionada. “Si todavía somos pocos en el campamento y ya nos toca hacer fila para usar las unidades sanitarias, ¡eso no da abasto!”, explica una guerrillera.
Henry, integrante de la ZVTN Mariana Paéz, relata que los retrasos se deben primero a las dificultades de contratación con la empresa que debía hacer la obra. “Fue un problema para el arrendamiento del lote, después firmar el contrato, fue tanto así que la obra la pararon. Ocho días antes de que llegara el presidente [de la República, Juan Manuel Santos] dieron el aval y ahí les agarró el afán porque tenían menos de 20 días para terminar”.
En la obra trabajan 40 guerrilleros pero por el estado de la vía y las constantes lluvias aseguran que al 1 de agosto no estará listo el campamento. “Eso no va a ser así porque hay un problema bien complicado que es el de la vía, hasta el punto que las comunidades dijeron que no permitirían la entrada de más carros grandes. Esta situación afecta como a tres veredas, ellos se sostienen de la venta de leche y ahora el carro lechero no puede entrar”, afirma Henry.
“Si la carretera ya estaba deteriorada con el paso de carros pesados los primeros meses, con la llegada de tanta gente para el día de la dejación pues ni se diga, esto es un lodazal; los carros se hunden, las motos se resbalan y el único jeep que es el transporte público que tenemos en estas veredas y sólo viene una vez al día ahora nos deja en un punto y el resto hay que caminar porque ya no sube más”, explica un campesino de la zona. Henry confirma el diagnóstico: “El domingo, a los que traía el INPEC les tocó llegar caminado y los de sillas de ruedas traerlos alzados por el estado de la vía”, relata Henry.
Los escasos avances en la construcción dificulta la movilidad de personas con problemas de discapacidad y las condiciones de la vía complejiza el traslado de enfermos, que deben recorrer una hora desde la ZVTN por la carretera destapada hasta el casco urbano de Mesetas y una hora adicional a Granada, donde está el centro hospitalario destinado para su atención.
Henry relata: “Aquí enviaron un médico de la ESE departamental, el médico sólo da remisiones y llegó el caso de decirle que no hiciera más remisiones porque todo el que llegaba había que hacerle un papel –remitido a Granada- y como dice el disco allá no hay cama para tanta gente. Tenemos un montón de remisiones acumuladas porque medicina no hay, aunque han venido solucionando no es la suficiente para resolver los casos. Consideramos importante solucionar los hogares de paso porque muchas veces enviamos a un camarada de aquí al hospital, dura dos días allí y requiere continuidad de un tratamiento y necesita quedarse allá: entonces… ¿quién se va hacer cargo de esa persona? Hay unos casos que ha tocado que la familia venga a recoger a su familiar, porque es difícil estar yendo y viniendo y eso gastos no se tienen contemplados”.
Retrasos en el pago de proveedores locales
El Acuerdo Final de Paz contempla en el protocolo y anexos del capítulo de Logística del Acuerdo de Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo que en la adquisición, transporte y distribución de los productos alimenticios se priorice personas jurídicas o naturales de las regiones donde se encuentran las zonas veredales.
En los primeros meses del año esta labor estuvo adjudicada por contrato a la Escuela de Logística del Ejército y se evidenciaron casos de entrega de alimentos en descomposición tras romperse la cadena de frío, entre otros hechos. A través de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación de los Acuerdos, integrantes de las FARC incidieron para el cumplimiento del protocolo contemplado. En el último informe del MM&V se señala que, “siguiendo los términos del protocolo sobre logística, los víveres han sido adquiridos a través de productores y comerciantes locales. Gracias a esto la calidad de los productos suministrados ha sido óptima”.
Henry advierte que “ahora hay una dificultad con los campesinos que suministran esos artículos porque no les pagan a tiempo y eso conlleva que esa pequeña empresa que se compromete a abastecernos no aguanta; ellos tienen un capital muy pequeño para trabajar y necesitan que a la entrega del producto les estén cancelando”.
Un proveedor de la región sostiene: “Yo le vendo a la Zona Veredal. Mis facturas suman 10.000 millones de pesos entre varios pedidos y, seguramente, para otros eso no es nada pero para mí es mi capital de trabajo y ni siquiera, porque hay que conseguir prestado para cumplir y si me demoran el pago por más días de lo establecido a mí me toca pagar intereses, entonces resulta que son sólo pérdidas y eso no es negocio”.
Los contratos establecidos para el abastecimiento de alimentos se renuevan cada mes. “Están cambiando de empresa de manera constante, mientras renuevan el contrato pasan entre 1 y 3 días en que no llega alimentación, nosotros calculamos que eso está en cien millones de pesos diarios lo que se paga en alimentación y hemos registrado como 15 días que nos han envolatado entre cada firma de contrato”, explica Henry.
El Informe del MM&V asegura un pleno cumplimiento sobre la entrega “de alimentación infantil de forma semanal en aquellas ZVTN/PTN donde hay menores de cinco años; kits de aseo, para adultos y bebés; y kits de ropa”, pero Henry señala que, “a medida que el niño va creciendo, hay que cambiarle la talla del pañal, a veces llegan del mismo número”. “Mi bebé tiene tres meses y me toca ponerle etapa 5 o 6 que son para niños de 1 año… queda nadando en el pañal”, cuenta una de las madres de la ZVTN Mariana Páez.
En medio de las dificultades logísticas que imposibilitan el inicio de capacitaciones para el proceso de reincorporación en la zona veredal al no tener espacios óptimos para hacerlas, los combatientes organizan un proyecto de reforestación con acacias y pequeñas iniciativas de auto sostenibilidad solidaria con el fin de avanzar en la siguiente etapa de la dejación de armas.