Uribe también saca la piedra a los afro
El ex-presidente de la República y hoy senador Álvaro Uribe Vélez utilizó de manera repetitiva en un programa de televisión, la expresión: “Este no es un país de tribus africanas, es un país de instituciones”. De manera inmediata, en redes sociales se hizo notar la desaprobación de activistas e intelectuales del movimiento afrocolombiano frente la afirmación hecha por el senador. La frase de Uribe Vélez podría referir al continente Africano como si fuera un país y a su vez muestra una carga negativa hacia las culturas africanas, sin tener en cuenta que la diversidad cultural colombiana contiene de manera sustancial un legado cultural africano muy importante, tal como lo detalló el escritor, novelista e intelectual Manuel Zapata Olivella en su extensa bibliografía.
“Su enunciado es la expresión de una sociedad que como la colombiana no conoce ni valora las aportaciones de hombres y mujeres de origen africano y sus descendientes en las sociedades contemporáneas”, apunta un comunicado público firmado por académicos, activistas y líderes comunitarios de la Diáspora Africana en Colombia.
Pero esta no es la primera ocasión en la que Uribe Vélez utiliza expresiones que son objetadas por el movimiento afrodescendiente. Durante su gobierno, en 2007, en medio de un “consejo comunal afrocolombiano” en donde se concentraron diversas expresiones organizativas afrocolombianas, académicos y funcionarios públicos de alto nivel, el entonces presidente dio a entender que en Colombia no existe el racismo como reacción a las contundentes intervenciones hechas por el liderazgo afrocolombiano presente.
Dos años después, en 2009, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), envió a Colombia al relator sobre Derechos Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial y como resultado de su visita se publicó un informe donde se argumentó que “las disparidades entre las condiciones sociales y económicas de los afrodescendientes y el resto de la población en Colombia están estrechamente vinculadas a la exclusión social padecida históricamente por este segmento de la población».
Esto muestra cómo la herencia colonial racista pervive en los escaños más altos de la sociedad colombiana, por ello el activismo afro insiste en que los “enunciados racistas como el que manifiesta el expresidente Álvaro Uribe Vélez marcan las fronteras de desintegración que han mantenido excluidas a las poblaciones afrocolombianas de los procesos de construcción del Estado.”
“Enunciados racistas como el que manifiesta el expresidente Álvaro Uribe Vélez marcan las fronteras de desintegración que han mantenido excluidas a las poblaciones afrocolombianas de los procesos de construcción del Estado.”
Comunicado completo Activistas Afrodescendientes
La historia afrocolombiana está marcada por el impacto causado en la época colonial mientras se sostuvo la institucionalidad esclavista y, a pesar de que en 1851 se abolió legalmente la esclavización en Colombia, se considera que las jerarquías raciales sobrevivieron hasta nuestros días. “Las y los afrodescendientes en Colombia, luego de la abolición de la institución de la esclavitud en 1851, fueron invisibilizados por las agencias del Estado al permanecer aislados de los proyectos de organización política, económica y social”, anota el contundente comunicado público. En esa misma línea el capítulo étnico del acuerdo firmado por el Gobierno colombiano y las FARC-EP tiene como una de sus consideraciones sobre los pueblos étnicos «que han sufrido condiciones históricas de injusticia, producto del colonialismo, la esclavización, la exclusión y el haber sido desposeídos de sus tierras, territorios y recursos»
Los procesos organizativos afrodescendientes han liderado la apuesta política de la lucha antirracista en Colombia en un país en donde las zonas más aquejadas por el abandono estatal, el conflicto armado, los crímenes de estado y por los proyectos extractivistas de orden nacional y multinacional están concentradas en zonas donde las poblaciones son mayoritariamente afrocolombianas e indígenas.
Sólo hasta hace 25 años, la Constitución Política dio reconocimiento a la existencia en el país de grupos étnicos con diversidad lingüística, espiritual y cultural, pues hasta 1991 la oficialidad demarcó una Colombia que creía ser poseedora de un solo idioma, el español y de una única creencia religiosa, la Católica, negando la existencia de sus múltiples diversidades poblacionales y socio-culturales, frente a esto el mundo afro exclama: “¡África no termina en África. ¡Las raíces, el pasado común, nos conectan más allá de los límites que imponen las fronteras geográficas!”.
“¡África no termina en África. ¡Las raíces, el pasado común, nos conectan más allá de los límites que imponen las fronteras geográficas!”
La relación con el continente africano se ha intentado desestimar, a través de la permanencia explícita de creencias que sobreviven en el imaginario colectivo nacional, sobre la valoración positiva de las procedencias europeas, mientras que la impronta africana no tiene la misma valoración, resalta el texto que “en efecto, desde el principio de la esclavitud hasta nuestros días la representación e invención del continente africano y sus sociedades ha estado ceñido por los paradigmas históricos-mundiales, coloniales y neocoloniales racistas”, lo que determina un tratamiento desigual, pues condiciona la vida de quienes son visiblemente afrodescendientes y ostentan rasgos físicos y culturales relacionados directamente con el continente africano.
Las exigencias de la lucha contra el racismo son múltiples, ya los pueblos afrocolombianos e indígenas han expresado la necesidad de ser tenidas en cuenta en todos los procesos de paz, de construcción de políticas y sobre la necesidad imperante de cumplir con el proceso de consulta previa libre e informada, cada vez que existan iniciativas gubernamentales o del sector privado para ser implementadas en sus territorios de ocupación ancestral o de propiedad colectiva. Pero también existen propuestas pedagógicas desde la etnoeducación para ser insertadas en el sistema educativo con el propósito de que el país logre desescalar progresivamente las herencias coloniales que sostienen el racismo estructural, institucional y cotidiano en Colombia.
Con la frase de Álvaro Uribe se vuelve a hacer sentir la lucha política afrodescendiente y por ello la invitación del pronunciamiento es animar a la sociedad colombiana en general para seguir en la labor de “crear conciencia y movilizar el reconocimiento de nuestras culturas, conocimientos e identidades, es nuestra principal tarea para eliminar prácticas racistas que se reproducen de forma natural en nuestra sociedad”