La Colombia indígena muestra en Bogotá su apoyo a la paz
Bogotá fue este lunes, más que nunca, Bacatá, como la llama el mundo Muisca. La capital colombiana fue el destino de centenares de indígenas que llegaron desde las diferentes geografías del país movilizados por ríos, montañas, trochas y carreteras para hacer valer sus reivindicaciones históricas y reiterar el apoyo al proceso de paz en Colombia.
Las razones de la marcha de este 10 de octubre son múltiples, desde el IX Congreso de los pueblos Indígenas de la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia), a la conmemoración de los 100 años de resistencia del pueblo Arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta y la insistente manifestación que el pueblo Mizak del Cauca quiere hacer como apoyo al proceso de paz en Colombia. “Al pueblo Mizak nos está afectando mucho el conflicto armado, eso nos motivó a hacer esta marcha, que nos trajo hasta acá, hasta Bogotá” dice Manuel Cuchium Tombé, autoridad indígena del pueblo Misak que junto a más de 1.600 indígenas de esta nación marcharon este lunes desde la plaza de toros de Bogotá, hasta la Plaza Bolívar. “Queremos protestar, para decirle al Gobierno que el proceso de paz nos convoca para poder vivir sin conflictos, sin armados, queremos poder vivir en paz”.
Autoridades indígenas y comunidades de los municipios de Silvia, Cajibio, Morales, Caldono y Piendamó del departamento del Cauca, se movieron en más de 20 chivas para llegar a Bacatá. Felipe Valencia viajó desde el resguardo indígena de Guambia para dejar claro que desde Silvia se le habla a todo el pueblo colombiano porque “es necesario seguir avanzando, seguir en conjunto con el Gobierno y las comunidades por lo que anhelamos desde hace muchos años atrás y hoy lo estamos viviendo (el proceso de paz)”
“Creo que estamos en una misma visión, por un llamado ancestral y nos unimos a eso”
Desde el norte del país también se movilizó el pueblo Arhuaco, para revivir la memoria de la gesta histórica de seis autoridades indígenas que en 1916 llegaron por primera vez a Bogotá para exigir al gobierno colombiano mayor atención a las necesidades y problemáticas de su pueblo. “Nosotros venimos de una marcha de 100 años de lucha. El tema de la paz lo tiene interiormente y ahora también nos movilizamos para exigir respeto al territorio, a los indígenas, a las mujeres, a los niños, a todos”. Quien así se expresa es Daricugugo, un hombre Arhuaco que viajó desde Nabuzimaque, en la Sierra Nevada, para conmemoran estos 100 años de resistencia histórica.
Representantes de los departamentos de Cauca, Valle del Cauca, Huila, Caquetá, Nariño, Cundinamarca y Magdalena –donde viven más de 26.000 indígenas- también estuvieron en la Plaza de Armas con el presidente Juan Manuel Santos al que pidieron que no cese la búsqueda de la paz.
“Para armonizar el espíritu y seguir caminando la palabra como Movimiento Indígena Colombiano”. Este ha sido el lema y objetivo de las organizaciones de la ONIC que celebra su IX Congreso con la participación de 4.000 indígenas, pertenecientes a esta formación y a la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac), la Confederación Indígena Tayrona (CIT) y las Autoridades Indígenas de Colombia (AICO). Todos ellos se reúnen desde el pasado sábado, 8 de octubre, en la localidad de Bosa, considerada un territorio ancestral para el pueblo Mhuysca.
El coliseo del Colegio Claretiano de esa localidad es el lugar de encuentro, el foro donde las comunidades indígenas debaten sobre la actual situación de Colombia y el futuro que reclaman, el lugar donde han tejido una mandala “con alimentos y plantas medicinales, para ofrendar al territorio y a los espíritus que habitan en él”. La apuesta política de este congreso trae a la memoria a las víctimas indígenas y por ello, de manera simbólica, todos se dispusieron en “cinco filas indias con bastones grandes, hasta juntarse para rememorar a las víctimas, mujeres y hombres, que han ofrendado sus vidas por la defensa del territorio”
El IX Congreso de la ONIC continúa hasta el 14 de octubre en una cita que llama a que “todos los Pueblos Indígenas de Colombia, desde los Llanos hasta el Chocó, desde el Amazonas hasta La Guajira, alcen nuestros bastones y caminen la palabra, para seguir apostando por la Paz, unámonos todos: los de río, mar y desierto, los de las selvas, montañas, llanuras y ciudades”.
Mientras cerraba la tarde de Bacatá, un poco más de un centenar de indígenas Arhuacos llegaron a la Plaza de Bolívar en donde se encontraron con los miles Misak, para hacer de la caía del día un momento memorable. Las reivindicación de memoria y paz de los pueblos originarios de Colombia se mezclaron entonces con el campamento de jóvenes que han decidido permanecer en la plaza hasta que el proceso de paz salga adelante. La movilización popular, indígena, afro y campesina no cesa en la capital del país. “Creo que estamos en una misma visión, por un llamado ancestral y nos unimos a eso”, reacciona Daricugugo