De cómo vulgarizar la paz, de cómo dignificar la vida

El diario El País de España ha decidido cosificar a las mujeres guerrilleras. Mientras, el artista colombiano Fernando Arias utiliza la misma técnica, la fotografía, para mostrar la humanidad que todas y todos contenemos

 

 

¿Es inocente una galería de fotos en un periódico? No, nada lo es. Hay periodismo de guerra y hay periodismo de paz. Y la guerra se hace de muchas formas, también con la elección de qué y cómo se cuenta. El diario El País (España), propiedad del grupo PRISA, dueño a su vez de Caracol Radio y de parte del Grupo Carvajal, ha optado por vulgarizar el proceso de paz y, así, apuntarse al periodismo de guerra.

Lo hizo ayer con una galería de fotos de la agencia AP que, sin ninguna información de contexto, mostraba a 10 mujeres guerrilleras en una doble imagen: vestidas de camuflaje y vestidas de civil. El pie de foto de cada una de ellas sólo informaba de nombre y edad y traslucía que el estudio las hará personas: “Yeimi, de 23 años, ha pasado diez en las FARC y le gustaría estudiar una ingeniería de sistemas tras el acuerdo de paz con el gobierno de Colombia”.

¿Se puede hacer de otra manera? Claro que sí, y el ejemplo lo tenemos en casa. Fernando Arias nació en Armenia y su vida discurre entre Bogotá, Nuquí (Chocó) y Londres. Es uno de los artistas más reconocidos del país y trabaja de forma insistente sobre temas como la ceguera o el olvido. Hace unos años desarrolló el proyecto “Humanos Derechos Colombia”.

Arias filmó a cuatro personas: un militar, una guerrillera, un paramilitar y un campesino. No lo hizo de cualquier forma. Optó. “Filmé a cada uno de ellos quitándose el uniforme, dejando a un lado el arma, para mostrar que detrás de todo eso, todos somos humanos. Esto suena superficial en un principio, pero para estos adultos jóvenes quitarse la ropa fue una prueba de confrontación consigo mismos. Para mí fue una tarea ardua de persuasión. Conseguir que estos individuos ‘actúen’ frente a la cámara es algo que conlleva un cierto riesgo.”

El artista colombiano jugó con las metáforas, con el cuerpo como prisión, con el pudor, con la (s) vergüenza (s)… “Ésta también ha sido una oportunidad para acercarse íntimamente a las capas de esa realidad que parece tan imposible de penetrar. A cambio, revelo físicamente los cuerpos que simbolizan la opresión”.

Este es el resultado de una decisión compleja frente a una simplificación narrativa que puede ser inocente pero no puede considerarse inocua.