Las Autodefensas Gaitanistas responden a Monsalve con un cese al fuego ofensivo
Ellos se denominan como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) pero son más conocidos como el Clan del Golfo. Se trata del mayor grupo armado ilegal heredero del paramilitarismo y profundamente imbricado con el narcotráfico. Han sido el azote de las comunidades y son protagonistas habituales de choques armados con la guerrilla del ELN en la dura lucha por el control territorial tras la salida de las FARC de sus zonas de actuación. No hay claridad sobre cuántos hombres conforman las AGC -denominadas por el Estado como Grupo Armado Organizado y por las investigadores como narcoparamilitares- pero se calcula que son un mínimo de 1.900 hombres y un máximo de 5.000.
Este 6 de diciembre respondieron positivamente al llamado del arzobispo de Cali, Darío Monsalve, para que hicieran gestos de paz que mostraran su voluntad de tomar distancia del narco y de acelerar el proceso de sometimiento colectivo a la justicia, que llevan ya meses negociando con el Estado.
Ese día dijeron que avaluaban las medidas a tomar; este 13 de diciembre han anunciado un “cese unilateral de acciones militares ofensivas en todo el territorio nacional a partir del trece (13) de diciembre del presente año”. No especifican si tiene fecha de término.
Lo que sí hacen es animar a otros grupos armados a seguir la ruta que ahora anuncian: “Exhortamos al ELN para que nos sumemos a este propósito en las zonas donde por circunstancias territoriales nos confrontamos. (…) Invitamos a los grupos disidentes de las FARC y las BACRIM, LOS PELUSOS , LOS PUNTILLEROS, LAS OFICINAS, y en general a todos los actores armados para parar la violencia entre nosotros y contra la población, y empecemos a buscar mecanismos de salida para la paz de Colombia”.
El comunicado en el que el autodenominado “Estado Mayor” de las AGC hacen el anuncio está cargado de referencias a la paz y hace referencia al llamado de Monsalve, que hace unos días insistió en Colombia Plural en la necesidad de dar pasos, con o sin la “democracia secuestrada” [en referencia al Congreso], para horizontalizar la paz y lograr que todos los grupos armados, subversivos o Bacrim, dejen las armas.