Seis de las grandes mentiras de Uribe (que los medios no le recuerdan)

Álvaro Uribe Vélez se presenta a las elecciones presidenciales del 27 de mayo. Lo hace a través de Iván Duque y con toda la maquinaria del Centro Democrático. El ex presidente sigue presentándose como un arcángel pero su historia lo persigue. Lea pues.

Escribir sobre mentiras y Álvaro Uribe es hacer un tratado sobre la posverdad. Por eso nos hemos contenido y sólo hemos elegido seis de sus grandes mentiras repetidas y sostenidas en contra de lo que nos dicta la realidad.  El ex presidente puede repetirlas y fijarlas con cierta calma porque son poco -o nada- recordadas por los medios masivos convencionales. Ahora, que vivimos la locura electoral no está de más que la realidad ponga cordura y haga de contrapeso a las mentiras del uribismo y de su líder. El capítulo de derechos humanos es tan grande que queda para otra entrega.

 

“Nunca he pedido permisos ni patrocinios de grupos delincuenciales para hacer política. Ni para llegar al Senado de la República ni para la gobernación de Antioquia ni para llegar a la Presidencia”.
Entrevista en la W, 3 de diciembre de 2006.

Mítica foto de La Gata con Uribe.

Falso. Durante sus campañas Uribe recibió apoyo directo de votos y dinero por parte de políticos y empresarios que hoy se encuentran condenados por diversas tramas criminales. Entre los ejemplos más sonados está el de Emilse López, alias “La Gata”, quién respaldó la primera campaña presidencial de Uribe en 2002, según aceptó el propio ex mandatario, y hoy está condenada a 37 años de prisión por concierto para delinquir y homicidio. Los vínculos de “La Gata” con los paramilitares fueron probados con solvencia en los tribunales. También son abrumadores los testimonios y señalamientos de antiguos jefes paramilitares involucrando a Álvaro Uribe como beneficiario del proselitismo y respaldo que estas organizaciones criminales dieron a su proyecto político, por lo menos, desde que fue gobernador de Antioquia. El propio Salvatore Mancuso, uno de los máximos jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia, ha asegurado que conoció personalmente a Uribe y que estuvo reunido con él por lo menos en una ocasión, algo que el ex mandatario no ha desmentido por completo, pues ha aceptado que “saludó” a Mancuso varias veces.

“Nunca me he sometido al narcotráfico, a la narcoguerrilla o al narcoparamilitarismo”.
Entrevista a Radio Cristal de Armenia, 30 de abril de 2010.

Es mentira. Resulta que la sombra del narcotráfico pesa sobre Uribe Vélez y su familia desde la década del setenta, cuando su padre, Alberto Uribe Sierra, sostuvo negocios y amistad con el temido capo Pablo Escobar Gaviria. Uribe y sus hermanos fueron íntimos de los hermanos Ochoa, algunos de ellos condenados y extraditados a los Estados Unidos por enviar cientos de toneladas de cocaína a ese país. Los Uribe mantuvieron amistad, negocios y hasta propiedades en compañía con el narcotraficante Santiago Gallón Henao, acusado del asesinato del futbolista Andrés Escobar y capturado en enero de este año por solicitud de la justicia norteamericana, que lo requiere por envíos de cocaína de varias toneladas. El helicóptero privado de la familia Uribe apareció en un allanamiento que las autoridades realizaron al complejo de laboratorios del cartel de Medellín conocido como “Tranquilandia”, en Caquetá. También Jaime Uribe, un hermano del ex presidente, tuvo una relación sentimental y dos hijos con Dolly Cifuentes, quien pertenece al clan de narcotraficantes Cifuentes-Villa. Dolly Cifuentes y su hija Ana María Uribe –sobrina de Álvaro Uribe– están presas en los Estados Unidos pagando una condena por tráfico de cocaína. Otro hermano del ex mandatario, Santiago Uribe Vélez, se encuentra investigado por su vinculación con un grupo de sicarios y paramilitares conocido como “Los Doce Apóstoles”. Desde que fuera gobernador de Antioquia aliados políticos y colaboradores cercanos de Álvaro Uribe han sido acusados o condenados por vínculos con el narcotráfico: Pedro Juan Moreno Villa, Bernardo Guerra, el General Mauricio Santoyo, Jorge Noguera…

“No podemos dialogar con terroristas, matan a mansalva, secuestran a niños, no respetan los derechos fundamentales de la población y, en base al terror, secuestro o extorsión de autoridades pretende cambiar el rumbo democrático”.
AFP, 25 de septiembre de 2012.

Antonio García, Pacho Galán y Luis Carlos Restrepo, 2007.

El ex presidente Uribe ha presumido en diversas ocasiones de no haber negociado con los “terroristas” de las guerrillas y atacó duramente al Gobierno de Juan Manuel Santos por hacerlo. La realidad es muy diferente.  Nada más llegar a la presidencia, en octubre de 2002 nombró a Luis Carlos Restrepo como Alto Comisionado de Paz, convocó a la Comisión de Conciliación, y le pidió ayuda a la Iglesia para buscar la paz con la guerrilla y los paramilitares. “La paz con todos”, dijo entonces. De hecho, en 2003 pidió a la Iglesia católica que iniciara acercamientos con las FARC y esta guerrilla nombró tres delegados para esos diálogos exploratorios. En 2004, involucró en estas conversaciones a Piedad Córdoba y al mismísimo Hugo Chávez. Uribe también negoció con el ELN. Lo hizo en varias rondas exploratorias en Cuba y luego, en 2007, en Venezuela. Las conversaciones se rompieron en 2008, durante el segundo mandato de Uribe.

Mis hijos no son corruptos. Mis hijos no son traficantes de influencias ante el Estado. Mis hijos no son atenidos al papá. Mis hijos no son hijos de papi. Mis hijos no son holgazanes. Mis hijos no son vagos con sueldo”.
El Tiempo, 27 de noviembre de 2008.

Ya en una entrevista con el diario El Tiempo en el año 2002 Uribe admitió que había sido evasor de impuestos con sus propiedades rurales, avaluadas todas por debajo del valor comercial. Pero las sospechas de corrupción y tráfico de influencias más fuertes recaen, justamente, sobre sus hijos, Tomás y Jerónimo Uribe, cuestionados en reiteradas ocasiones porque gracias al poder de su padre hicieron transacciones dudosas que los convirtieron de la noche a la mañana en multimillonarios. Los hijos del ex presidente incrementaron su patrimonio comprando propiedades baratas que luego alcanzaron precios exponenciales con las modificaciones a los Planes de Ordenamiento Territorial. Así lograron convertir potreros y lotes baldíos en zonas francas que luego valían una fortuna. También fueron acusados por la DIAN de desfalcar al erario público con devoluciones de IVA por unas supuestas exportaciones de cobre falsas. Los hijos de Uribe acabaron mencionados en escándalos de contratos amarrados y comisiones, por ejemplo, como intermediarios en las negociaciones con la cuestionada firma brasilera Odebrecht. Ni Álvaro Uribe, ni sus hijos, han permitido que se hagan públicas sus declaraciones de renta, como les han pedido para comprobar si es cierto que su patrimonio y sus carreras empresariales son transparentes.

“En mi gobierno luchamos contra la corrupción pero sin shows mediáticos”.
Vanguardia Liberal, 2 de agosto de 2011.

Podría decirse que fue exactamente al contrario: los dos mandatos de Álvaro Uribe terminaron plagados de escándalos por corrupción, todos muy sonados en los medios, donde hay untados centenares de colaboradores del ex presidente, antiguos aliados suyos, amigos o familiares cercanos. La lista es amplia, incluye tantos delitos que podríamos llenar una serie completa de artículos: el desfalco a la DIAN, donde acabaron implicados sus propios hijos; el desangre al presupuesto de la salud en cabeza de las EPS, muchas de las cuales pertenecían a aliados políticos, a familiares o amigos cercanos de Uribe; el escándalo conocido como la “Yidispolítica”, por el que fueron condenados Sabas Pretelt y Diego Palacios, uno de sus ministros emblemáticos, donde hubo tráfico de influencias para conseguir que se aprobara la reelección del ex presidente; el desfalco de los millonarios subsidios de Agro Ingreso Seguro, allí resultó culpable el ex ministro Andrés Felipe Arias, uno de los máximos escuderos de Uribe y quien se perfilaba como su sucesor; el elefante blanco de las “Rutas del Sol”, aquellas multimillonarias obras de infraestructura inconclusas, que fueron otorgadas a empresas hoy en quiebra como el consorcio brasilero Odebrecht, acusado de ofrecer sobornos y coimas para hacerse con los contratos. También fue el gobierno de Uribe Vélez el que impulsó el proyecto de Reficar para ampliar una refinería de petróleo en Cartagena, al final, Reficar representó para la nación un sobrecosto de más de 4.000 millones de dólares debido a una negociación que estuvo plagada de irregularidades. No obstante, Uribe hizo gala de todo su cinismo en una declaración reseñada por los diarios El Tiempo y El Espectador el 21 de julio de 2011: “Tengo la autoridad moral de haber manejado pulcramente los recursos del Estado”.

“Mi gobierno es el primero que ha combatido a los paramilitares”.
Entrevista con el diario español El Periódico, 4 de abril de 2007.

Completamente falso. Las relaciones del ex presidente con los grupos paramilitares son viejas y conocidas, datan desde que éste fuera gobernador de Antioquia e impulsara las Convivir, unas cooperativas de civiles armados quienes en alianza con el ejército cometieron matanzas y otros crímenes por todo el departamento.

Uribe realizó un proceso de paz que garantizaba la impunidad total a los grupos paramilitares: sólo el 2% de sus miembros fue a la cárcel. Los paramilitares no devolvieron las tierras que habían robado a los campesinos, no respondieron por sus delitos, ni repararon a sus víctimas. Cuando los máximos comandantes comenzaron a señalar y revelar aquellos vínculos y alianzas políticas con las cuales favorecieron al ex presidente, éste no dudó un segundo en extraditarlos a los Estados Unidos, de tal forma que no pudieran contar la verdad sobre lo que había ocurrido en Colombia, ni respondieran por sus crímenes ante la justicia local. En el marco de ese proceso de diálogos, mientras el Estado “negociaba” la paz en San José de Ralito, las Autodefensas cometieron más de dos mil homicidios probados en todo el país, ello sucedía durante el primer gobierno de Álvaro Uribe. Uno de los mayores despojos de tierras que hayan cometido los grupos paramilitares en alianza con empresarios ocurrió en la región del Medio Atrato, donde las comunidades negras y campesinas fueron desplazadas y sus fincas acabaron en manos de ganaderos y cultivadores de palma africana. Dicho proceso se consolidó justamente durante el primer mandato de Uribe Vélez, quien llegó a decir públicamente que la palma sería “la redentora de Colombia”.