El Mundial no se juega en Argelia
El mensaje general que ha tratado de transmitir el saliente gobierno de Juan Manuel Santos es que Colombia es diferente desde que se firmó el acuerdo de paz con las FARC. Después de una década convenciendo a la población de que esa guerrilla era el principal problema de Colombia, su dejación de armas suponía la calma.
Esta madrugada, en el municipio de Argelia, al occidente del Cauca, la Junta Comunal de la vereda El Sinaí denunció que dos camionetas con hombres fuertemente armados había arrojado los cuerpos de siete hombres de entre 25 y 35 años con varios impactos de bala. El espejismo de la paz se rompe en lugares como este, acosado por los cultivos ilícitos y por la lucha territorial de grupos ilegales relacionados con el narco y la ultraderecha.
Todos los medios destacan que el pueblo, con menos de 4.000 habitantes en su casco urbano y unos 15.000 en zona rural, estaba en pánico después de que circularan volantes amenazantes firmados por el autodenominado Comando Popular de Limpieza y por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). “Toda persona venidera y desconocido que esté en nuestro municipio debe tener un familiar, patrón o un conocido quien responda por sus acciones, de lo contrario, deberá abandonar el municipio inmediatamente o será declarado objetivo militar. Esta es única advertencia”, amenazaban las AGC.
La Junta Comunal asegura que las siete víctimas de esta masacre no son de la zona y en las imágenes, difundidas por Proclama del Cauca, se puede ver que llevan ropa campesina y botas pantaneras (Colombia Plural ha deformado la foto por respeto a las víctimas).
La falta de presencia territorial del Estado en el país es tan brutal que la Policía y la Sijín afirmaban en un comunicado que estaban “intentando” llegar a la zona. Argelia está a unos 140 kilómetros de Popayán, la capital del Cauca, pero esa distancia se tarda en recorrer entre 5 y 6 horas por carretera.
En una conversación con este medio, un integrante de la Fiscalía en el Cauca confesaba que “a Argelia hace tiempo que las autoridades no entramos. La situación allá es muy difícil”.
Lo que pasa en Argelia es sólo la punta del iceberg de una guerra que no ha remitido. Si bien han disminuido las víctimas de militares y combatientes de las FARC casi a cero, al menos 70 de los desmovilizados de esta guerrilla han sido asesinados, según la propia Fiscalía, y las muertes violentas han repuntado en los primeros cinco meses de 2018 un 4% respecto al mismo periodo del año anterior, según Medicina Legal. Sólo en ese lapso de tiempo fueron asesinadas 4.644 personas en el país, 31 al día.
El fútbol no sólo ha sido un balsámico artificial para una realidad aterradora, sino que en la propia selección nacional está la huella de la violencia social, política y estatal que sigue activa en buena parte del país invisible.