La única Comisión de la Verdad con acento étnico
Los pueblos étnicos de Colombia llevan décadas –si no siglos- reclamando su autonomía y ahora, en el marco del llamado postcoflicto –pero en medio de un conflicto reconfigurado- vuelven a dar una lección de eso: de autonomía.
Este 22 de mayo, en Quibdó, verá la luz la autodenominada como Comisión Intértnica de la Verdad de la región del Pacífico (CIVP) que es creada, según se determina en su proyecto, “en virtud de la autodeterminación” y “mediante el ejercicio de la autonomía en sus territorios”, por “los pueblos indígenas y el pueblo afrocolombiano, con sus autoridades propias (…) para esclarecer los hechos violatorios de sus derechos y los respectivos daños a los territorios étnicos causados en el marco del conflicto armado”.
La CIVP se declara autónoma, pero complementaria de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV), creada en el punto 5 del Acuerdo entre el Gobierno y las FARC-EP. Esta nueva Comisión de la Verdad “es autónoma en cuanto a la lectura, análisis y reconstrucción de los hechos sucedidos durante el conflicto armado en el territorio, garantizando su perspectiva interétnica y la cosmovisión de sus pobladores. De igual forma, buscará la participación activa, amplia, incluyente y deliberante no sólo de los sujetos (individuales y colectivos) que fueron directamente victimizados, sino también de las organizaciones de base y de los procesos sociales que se han construido en el territorio”, según su definición.
Conformada por las autoridades étnicas y dotada de una secretaría técnica y un equipo de 13 investigadores, la CIVP ha dividido el Pacífico en 10 subregiones: Bajo Atrato y Darién, Alto y Medio Atrato, Costa Pacífica chocoana, Baudó, San Juán, Buenaventura, Costa Pacífica Caucana y tres subregiones en la Costa Pacífica Nariñense.
La gran diferencia de esta comisión con la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (que opera como fruto de los acuerdos de paz con las FARC desangrada en lo económico y con muchas presiones desde el poder) es que la CIVP buscará “la verdad desde la perspectiva de las víctimas, y no tendrá un valor de verdad judicial sino una constatación histórica como parte de la construcción de la memoria” y tendrá en cuenta a los individuos, a las comunidades y a los territorios como víctimas del conflicto armado. De hecho, en el acto de constitución del 22 de mayo, se producirá un acto simbólico de reconocimiento del río Atrato como sujeto-víctima.
Aunque la Comisión Interétnica de la Verdad de la región del Pacífico-CIVP se plantea una duración de dos años a partir del 22 de mayo de este 2019 para producir sus aportes a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, “se proyecta con una duración mayor indefinida para seguir el trabajo de Esclarecimiento, Reconocimiento de Responsablidades, Pactos de Convivencia y Acciones Reparadoras, pues este trabajo de la Verdad y la Memoria no puede quedar acotado a 2 o 3 años”.
En las definiciones de la CIVP, además de la autonomía respecto a la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, con la que ya ha acordado un convenio de colaboración, se deja claro que la reconstrucción de lo ocurrrido no debe sólo simbólica, sino que sus resultados y sus estrategias deben servir para aportar a la transformación social del Pacífico. Además, la CIVP quiere aprovechar su esfuerzo para impulsar “un proceso de participación y de empoderamiento de los sujetos victimizados y de los procesos socio territoriales existentes en la región” a través de un ejercicio sistemático de pedagogía y participación. Explica las organizaciones impulsoras de la CIVP que quieren “elaborar una verdad que esté acompañada de un trabajo encaminado a repensar la historia y re-construir la memoria de los procesos sociales en el Pacífico, de forma que ubiquemos histórica y contextualmente los procesos de victimización de sujetos colectivos (afros, indígenas, campesinos, mujeres, jóvenes, autoridades étnicas), con el fin no solo de poner acento en las violencias que estos experimentaron, sino, fundamentalmente, comprender el porqué de la victimización, poniendo en el centro una reconstrucción de sus apuestas étnicas, sociales, políticas que los hicieron objeto de violencia”.
“La construcción de un modelo de paz territorial en el Pacífico implica entender que lo étnico-cultural orienta los procesos de apropiación territorial y constituye el eje de cualquier proyección que se quiera hacer desde o para la región. Esto quiere decir, que el Territorio es el elemento estructurante de la identidad de sus pobladores y que, por tanto, Territorio e Identidades deben ser principios rectores de la Comisión Interétnica de la Verdad de la región del Pacífico”, concluyen.
Entre los 23 hechos victimizantes que va a contemplar la CIVP se encuentran el desplazamiento forzado, las masacres, la violencia sexual, el reclutamiento o el asesinato selectivo, pero también aparecen la corrupción, la discriminación estructural, la pérdida de rutas comerciales, el daño espiritual o la pérdida de conocimiento y prácticas tradicionales.
También va a estudiar las afectaciones que han provocado al territorio la minería, la ganadería, la agroindustria, las obras de infraestructura, la deforestación o los hidrocarburos. En los documentos previos, ya se apuntan posibles victimarios o responsables de estos hechos y esta Comisión no deja a casi nadie fuera: si aparecen las diferentes guerrillas, la fuerza pública y los paramilitares, también se contempla como posibles responsables a los funcionarios públicos, las iglesias, los empresarios nacionales e internacionales, actores de la cooperación internacional, comerciantes, medios de comunicación e, incluso, personas de las mismas comunidades.
Un ejercicio ambicioso que parte de abajo y de la periferia para, quizá, demostrar que la verdad, de encontrarse, ha de hallarse en los territorios. La CIVP cuenta con el apoyo de la Coordinación Regional del Pacífico y de la Corporación Pacipaz.