Acueducto sin agua, la otra crisis de Buenaventura
Hace más de 80 años que se diseñó el acueducto de Buenaventura y el agua todavía no ha logrado llegar al 100% de la población de la zona urbana, ni prestar el servicio las 24 horas del día. En la ciudad y en las zonas rurales todavía se recoge la lluvia en tanques o el agua lo suministra un carro tanque. En otros puntos se ha llegado a la necesidad de comprar el agua por galones. En muchos sectores el servicio del acueducto es tan deficiente que el agua llega a las casas solo durante 3 horas cada 48 horas, y, en ocasiones, esas pocas horas de suministro del agua se da mientras la gente duerme. Los problemas con el agua no solo afectan a los particulares, sino a centros educativos y de salud, zonas comerciales, oficinas, hoteles y restaurantes.
“Hay barrios que pasan hasta ocho y quince días sin agua, pero también hay sectores en donde llega en las horas de la noche, imagínese usted los que tenemos que madrugar para trabajar, prácticamente tenemos que hacer vigilia para recoger agua para uno o dos días, porque sabemos que en dos o tres días no vamos a tener el servicio”, señala Ana María Ruíz Ardila, una docente que participa en el Comité por la defensa del Agua, un espacio en donde convergen organizaciones sociales, étnicas, sindicatos, juntas de acción comunal, docentes, estudiantes universitarios y líderes comunitarios que se han unido para exigir mejoras definitivas en la prestación del servicio del agua .
Este Comité se reunió de nuevo en asamblea hace unos días, la indignación de los vecinos crece ante la falta de soluciones. No es la primera movilización. La situación ha provocado numerosas protestas que se han tomado en más de una ocasión la avenida principal de la ciudad y hace 18 años llegó a ser parte de las demandas de un paro cívico que logró arrancar al Gobierno nacional el compromiso de un Plan de Modernización que implicase también a la Gobernación del Valle del Cauca y la Alcaldía de Buenaventura. El esquema de modernización va a cumplir dos décadas desde que fue diseñado y el acueducto sigue presentando infinidad de irregularidades.
«En mi casa el agua llega en la noche un ratico y luego se va, y como llega con poquita presión, entonces toca llenar agua por partes. Primero en el patio se llena un tanque, luego en la cocina y luego en los baños se dejan baldes con agua llenos para uno bañarse y para vaciar (la taza sanitaria). Se recoge también cuando llueve”, explica Clementina Venté, una modista del barrio Olímpico, que vive pendiente de cuando llega un agua que “a veces se demora hasta ocho días en volver y ahí pasamos mucho trabajo».
Todo ello en una ciudad en la que se ubica el puerto más importante del Pacífico colombiano. Si se pondera la inversión multimillonaria que Gobierno y empresas hacen en el sector portuario de Buenaventura (853 billones de pesos en 2015), los 1,07 billones para 26 kilómetros en la doble calzada Buga-Buenaventura, la ampliación del terminal portuario (459 billones de pesos) o el malecón Bahía de la Cruz, frente a la prestación de servicios públicos para la población, se podría establecer cuáles son las prioridades en este territorio. La inversión económica necesaria de la que hablan los entes gubernamentales para superar los problemas del acueducto superan los 100 billones de pesos.
Hidropacífico S.A ESP es la empresa privada encargada de manejar el acueducto y el alcantarillado de Buenaventura desde el año 2001. Esta empresa fue creada por la sociedad antioqueña Conhydra S.A E.S.P. y la firma bogotana HMV Ingenieros Limitada que registraron la nueva empresa ante la Cámara de Comercio de Medellín (No. 330 del libro IX) tan solo un día antes de firmar la contratación que le permitiría operar durante 20 años el acueducto de Buenaventura. Cuando se conoció la adjudicación se sucedieron las voces que criticaban la falta de experiencia y de capacidad económica de esta empresa. Ese mismo año la alcaldía creó la Sociedad de Acueductos y Alcantarillado de Buenaventura-SAAB que se encargaría de la administración y gestión de los recursos para la contratación de las obras requeridas para el acueducto.
Narcilo Rosero Castillo, que hace parte del Comité por la defensa del Agua y la Vida, asegura que desde que la empresa privada maneja el acueducto y el alcantarillado se “ha venido desmejorando paulatinamente el servicio” y el servicio que antes prestaba Acuavalle de 8 a 12 horas diarias, “pasó a 3 horas y, en muchos casos, día de por medio. En estos dos últimos meses suspendieron casi 15 días el agua por turbiedad”. No es sólo la percepción del Comité, la propia empresa, en su página en internet incluye, entre sus últimas 10 noticias, 9 que se refieren a cortes o a restablecimiento parcial del servicio. Lo cotidiano es la anormalidad.
“Aquí tiene que darse un manejo no privado, ni de lucro al agua, sino que se trata de un problema social»
Los vecinos creen que Hidropacífico “no da para más” y reclaman que el manejo del acueducto y alcantarillado quede en manos de una empresa pública distrital. La razón que arguyen, precisa Rosero Castillo, es que Buenaventura tiene unos niveles de pobreza del 80% y de miseria del 43,5% por lo que “aquí tiene que darse un manejo no privado, ni de lucro al agua, sino que se trata de un problema social y eso no lo hace ninguna empresa privada. Hidropacífico ha demostrado que no es capaz de hacerlo”.
Sin embargo, mientras la ciudadanía padece la precariedad del servicio, el terminal marítimo de la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura sí tiene servicio de agua las 24 horas. No existe otro acueducto en Buenaventura. El mismo que provee agua constante a la zona portuaria de la ciudad es el que falla en las comunidades de una ciudad de 290.457 habitantes (censo 2005) que está poblada mayoritariamente por comunidades negras-afrocolombianas (88,5%), según datos oficiales del censo nacional de población. Aunque la ciudad está rodeada por 11 cuencas hidrográficas, solo es el Río Escarelete el asignado para albergar la bocatoma del acueducto.
La Sentencia 740 de 2011 de la Corte Constitucional reconoce que el agua, en el ordenamiento jurídico colombiano, tiene una doble connotación como “derecho fundamental y como un servicio público”. Esto significa, explica el falló, que “todas las personas deben poder acceder al servicio de acueducto en condiciones de cantidad y calidad suficiente y al Estado le corresponde organizar, dirigir, reglamentar y garantizar su prestación de conformidad con los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad».
Hace dos años el Comité por el agua envió una carta al presidente Juan Manuel Santos con el listado de los compromisos sin cumplir sobre el problema del agua y el 8 de marzo de 2014, durante una visita a la ciudad, Santos prometió intervenir la empresa privada del acueducto. No fue una promesa espontánea sino la consecuencia de una multitudinaria movilización de la comunidad bonaverense del 19 de febrero de 2014.
Han pasado 15 años desde que empezó a trabajar Hidropacífico y la promesa de suministrar agua a las familias durante las 24 horas del día sigue siendo un sueño. Narcilo Rosero Castillo explica que ello se debe a que “la empresa no hizo el mantenimiento adecuado, unas obras que se contrataron no se hicieron, obras que contrató la administración que consiguió los recursos, 104 mil millones de pesos entre el 2001 y el 2010, y la plata se perdió”. Este integrante del Comité por la Defensa del Agua precisa que la empresa hace los diseños de esas obras y hace la interventoría pero “la plata se perdió por malos contratos, por malos contratistas, por malos diseños y porque la interventoría de Hidropacífico no hizo el control”.
En julio de este año la Gobernación del Valle del Cauca anunció una inversión por 150 mil millones de pesos para el Plan Maestro de acueducto de Buenaventura, que pretende construir lugares de almacenamiento del agua para que pase de una a ocho horas el tiempo en que el 70% de la ciudad tenga el servicio de agua. Esto luego de la marcha del 9 de julio en donde habitantes de Buenaventura exigían el servicio las 24 horas.
Además de la falta de agua en la casa, la falta de mantenimiento del acueducto está acumulando problemas: se agudizan las fugas de agua, lo que hace que se pierda fuerza en la presión que lleva el agua hasta las viviendas. Muchas familias han tenido que instalar motobombas en sus casas para que el agua entre a sus tuberías internas. Junto a ello, las constantes lluvias incrementan la sedimentación del río Escalerete y esto genera suspensiones prolongadas del servicio mientras se logra limpiar de troncos, palos y tierra la bocatoma del acueducto. La minería ilegal también ha amenazado con contaminar las aguas del Escalerete.
El alcalde de Buenaventura, Eliecer Arboleda Torres, también ha manifestado su inconformidad con el trabajo de Hidropacífico y ha asegurado que lo denunciará ante el gobierno nacional. «Tendré una reunión con el Ministerio de Vivienda y seré claro en mi posición, debido que no podré seguir tolerando el abuso del operador con la población. Además, no sabemos cómo llegó Hidropacífico a operar en la ciudad, y en todo este tiempo el servicio ha sido malo».
La empresa trata de eludir responsabilidades. El gerente de Hidropacífico, Gustavo Duque, en declaraciones a la W Radio el pasado 12 de octubre, insistía en que la responsabilidad de las inversiones en el sistema del acueducto y alcantarillado de Buenaventura “está en cabeza de la administración”. Según él, es la administración pública quien debe “optimizar el sistema para que la operación se pueda dar de la mejor forma”. Y también, según él, “Hidropacífico no recibe plata ni hace inversiones, nuestro contratante es el que la debe hacer y no se han hecho, pero gracias a las gestiones que conjuntamente han venido realizando todas las entidades del agua es que el Gobierno nacional por fin le colocó los ojos a Buenaventura».
Y mientras el Gobierno, la Administración distrital y la empresa privada definen sus pasos a seguir para solucionar el problema del servicio del agua, las comunidades siguen a la espera, de este y de otros problemas. La ciudad, duramente golpeada por la violencia durante los últimos quince años, mira al “mar del siglo XXI” a través de su puerto, pero hay muchos problemas en su agenda de reclamaciones. «El agua es un problema fundamental, pero también nos movilizamos por la salud, la recreación, por el deporte, por el territorio, contra la violencia…», se lamenta Narcilo Rosero Castillo