La violencia paramilitar ha teñido de sangre los pueblos de Colombia y de vergüenza parte de su historia política. Oficialmente ya no hay paramilitarismo, pero el Acuerdo de La Habana reconoce la necesidad de desmantelarlo. Toca hacer memoria, mientras la Corte Suprema lanza duras críticas contra “silencio cobarde o pagado” que permitió su expansión
El alcance de cada punto del acuerdo, las dudas frecuentes, el marco del derecho internacional; en vídeo, cómic o cartilla, estas son algunas de las páginas para solucionar dudas sobre los acuerdos de paz
Detrás del escenario idílico que acoge la firma formal del acuerdo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP hay otra realidad: racismo, pobreza, discriminación, turismo sexual… las razones estructurales del conflicto están cerca del ritual de la paz.
Las firmas de los acuerdos de paz en Colombia hasta ahora han ocurrido en corregimientos de municipios pequeños. En casas pequeñas, en un campamento y hasta en una cancha de fútbol, sin la presencia de mandatarios de otros países y con una tímida, casi inexistente, participación de entidades internacionales
Firma y refrendación del plebiscito. Toda la opinión pública está concentrada en esos dos pasos del Acuerdo, pero la implementación va a requerir de un vigoroso músculo financiero.
Las gentes de los territorios étnicos tiene esperanzas en el proceso, pero también inquietudes: ¿Respetarán su autonomía, su plurinacionalidad? ¿Qué papel van a jugar sus organizaciones?