El ELN acusa al Estado de incumplir el cese al fuego pero no se levantará de la mesa de Quito

El 9 de enero, si no hay novedades, termina el cese al fuego bilateral, temporal y nacional que pactaron el ELN y el Gobierno. Según la guerrilla, Gobierno y Ejército lo han violado, pero en su mensaje de fin de año han asegurado que persistirán en las negociaciones de paz.

La escenografía es clásica: guerrilleros y guerrilleras dispersos en un abierto de la montaña, con el rostro tapado con pañuelos del ELN; una bandera de Colombia y una de la propia guerrilla; cuatro sillas plásticas azules, y cuatro de los miembros del Comando Central (COCE) con un rostro extremadamente serio: Nicolás Rodríguez Bautista (Gabino), Israel Ramírez Pineda (Pablo Beltrán, jefe negociador en Quito), Eliécer Herlinto Chamorro (Antonio) y Gustavo Aníbal Giraldo Quindía (Pablito).

El mensaje de fin de año del Ejército de Liberación Nacional (ELN), leído por Nicolás Rodríguez Bautista, primer comandante de la organización, acusa al Estado de no haber cumplido su parte del acuerdo de cese al fuego temporal. “Hemos honrado la palabra empeñada y hemos cumplido lo acordado, no hemos visto la misma conducta en el Gobierno nacional”, argumenta el COCE, que considera que el “gobierno, de manera perversa, aprovechó para emprender acciones represivas contra la población que trabaja en cultivos de uso ilícito [en clara referencia a la masacre contra cultivadores civiles en Nariño y que tres meses después no ha sido esclarecida]” y que el Ejército “lo ha utilizado [el cese] para sacar ventajas militares, al punto que militarizó importantes territorios de operaciones del ELN”. Para la guerrilla, las acciones del Estado han puesto en riesgo en propio cese al fuego y no han permitió el “alivio humanitario” que se buscaba con los tres meses de parón en las hostilidades bélicas. En este mensaje, el ELN no hace ninguna referencia al asesinato del líder indígena chocoano Aulio Isaramá, en el mes de octubre, que la guerrilla asumió pero cuya versión fue muy cuestionada por la población civil.

El comunicado de fin de año hace balance de forma breve y deja en el aire la posibilidad de extender el cese al fuego, pero no condiciona la negociación a este hecho. “La Mesa de Diálogos no puede verse interrumpida porque el cese al fuego termine el 9 de enero”. Los argumentos van en la línea del contenido de la carta que el pasado 15 de diciembre le remitió Nicolás Rodríguez Bautista, a la cabeza del COCE, a Jean Arnaut, el jefe de la Misión de Verificación de la ONU. En ella, Gabino insistía que será el 9 de enero, cuando comienza el nuevo ciclo de negociaciones en Quito y termina el cese pactado, cuando evalúe la posibilidad de ampliar este periodo, pero: “La ONU, la Conferencia Episcopal, los once países garantes y de apoyo, y el mismo Gobierno, conocen nuestras preocupaciones y reclamos por las interpretaciones unilaterales y la renegociación que el Gobierno ha tratado de imponer frenta al acuerdo y los protocolos del cese al fuego, lo que mantiene paralizado el Mecanismo de Veeduría y Verificación”. De hecho, hace solo unos días, los representantes del ELn se retiraron del Mecanismo ante el «colapso de este organismo» que sólo evaluó 5 de los 40 casos entregados y que «no pudo emitir recomendacionesa las partes».

El nuevo ciclo comienza con una situación compleja ante estas tensiones en el Mecanismo de Veeduría y Verificación y por el relevo del jefe de la delegación del Gobierno. Gustavo Bell, el ex vicepresidente del Gobierno de Andrés Pastrana, ha sido el designado para sustituir a Juan Camilo Restrepo, quien renunció por «motivos personales», aunque Víctor Currea Lugo, en El Colombiano, explicaba que las divisiones en la delegación oficial han sido permanentes. Ahora hay que reconstruir confianzas y ver si se define la estrategia de negociación del Gobierno. «Cuando el gobierno de Santos nombró (…) a Gustavo Bell como el nuevo jefe de su Delegación de Diálogo con el Ejército de Liberación Nacional, puede estar adoptando una medida de emergencia para mejorar su presencia en estas conversaciones, lo que constituiría este nombramiento en una ‘campanada de alerta’ o también puede servirle al gobierno, para que ‘lo salve la campana’”, analizaba el COCE en un editorial publicado el 25 de diciembre en la revista Insurrección.

La guerrilla aprovecha este balance del año, difundido a través de un video en Youtube, para acusar a la “oligarquía criolla” de estar ejecutando “un genocidio político contra los líderes sociales y de dar un tratamiento de guerra a las luchas populares”. El ELN cree que en Colombia sigue sin existir un marco democrático que permita alternancia en el poder y ha llamado a la “unidad popular de la izquierda y de los verdaderos demócratas”.