Ni esclavas sexuales ni máquinas de guerra

Las mujeres de las FARC, al menos un 30% de la organización, reclaman su papel en la construcción de paz y reivindican el que han jugado en la guerra
Paco Gómez Nadal  | Sabanas de Yarí

Las autoridades y algunos medios han transmitido una imagen de la mujer guerrillera que las identifica con esclavas sexuales al servicio de los antojos del comandante de turno, niñas secuestradas para ser utilizadas como objetos, madres en contra de su voluntad o mujeres que han interrumpido su embarazo también contra su voluntad. En resumen: objetos sin conciencia ni capacidad de decisión.

O esa versión está distorsionada hasta el extremo o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) han logrado montar una escenografía digan del Show de Truman.

A la zona de los Llanos del Yarí donde se celebra su trascendental X Conferencia Nacional no dejan de llegar guerrilleros… y guerrilleras. También uniformes nuevos, provisiones. Toda la prensa especula con una demostración de fuerza y número el día de la clausura (el 23 de abril) o tres días después, el día de la firma de los acuerdos. Una de las guerrilleras que corre arriba y abajo tratando de que las cosas salgan lo mejor posible es Paula, una joven de 26 años para la que “la mejor universidad de la vida han sido las FARC” y que lleva 10 años en esta organización política y armada. Será uno de los rostros de esta conferencia porque los fotógrafos la han inmortalizado al presentar los conciertos nocturnos en la tarima principal o bailando ya entrada la noche cuando la música convierte la sabana en fiesta.

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Victoria Sandino, comandante de las FRAC que lideró la subcomisión de género en La Habana. Foto: Dianne Rodríguez

“Eso de que somos objetos sexuales es una de las incoherencias más grandes que he escuchado. Entre otras cosas porque estamos armadas y nos defenderíamos. O en La Habana, donde estábamos las mujeres, habríamos denunciado esa situación ¿no? Mire, aquí la violación es juzgada por un Consejo Revolucionario de Guerra”. Paula se ríe cuando se le recuerda lo que fuera del universo de las FARC se habla de ellas. “Sí, sí, me acuerdo de una portada de la revista Semana y del fiscal que decíamos que todas éramos esclavas”.

Las mujeres que vemos en los campamentos de esta X Conferencia no trabajan menos que los hombres, tampoco tienen tareas patriarcalmente asignadas a las mujeres. Hacen de todo, como todos. Y, desde luego, no parecen esclavas. Este lunes, una de las guerrilleras dio a luz en plena Conferencia. Poco antes de parir aseguraba que si la implementación del acuerdo de paz fracasa, ella volverá a las armas.

Victoria Sandino, la comandante que lideró por parte de las FARC la subcomisión de género en La Habana, defiende que “la guerra es cosa de hombres y de mujeres. Lo mismo será la paz”. “A la organización le falta mucho en materia de género, pero hemos avanzado un trecho enorme, el mismo hecho de que tantas mujeres ingresen a nuestras filas demuestra que encuentran un espacio de respeto”. Sandino reconoce que en una estructura militar como esta “hay arraigo de machismo”, pero también explica que “a partir del proceso de paz las mujeres hemos avanzado como no se dio en 52 años de historia de la organización. Los debates que teníamos en La Habana también los dábamos a lo interno y eso ha servido de mucho”.

El comandante Pastor Álape, como Sandino miembro del Secretariado de las FARC, lo dice de forma menos elegante: “En todo este proceso nuestras compañeras han cogido verraquera”. Álape reconoce que cuando el ingresó a las FARC las mujeres eran una rareza -sólo tres entre 60- y que todo el imaginario era machista. “Muchos nos dicen que no hay muchas mujeres en la dirección y entonces… ‘Ah, ¡que son machistas!’. Esto somos y no vamos a presentar una imagen de lo que no somos porque creemos que en este proceso la sinceridad es clave”.

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Paula cree que ese no es un asunto tan importante. “La cantidad (de mujeres en el Estado Mayor Central o en el Secretariado) no quiere decir tanto”, nos insiste, “porque puede haber mujeres con mucho poder, como Margaret Tachert, y mire para qué sirve. Dos mujeres pueden hacer valer nuestra voz y, además, mire la presencia tan importante de nuestras mujeres en La Habana… el acuerdo de género es histórico”. Y lo es. Sería la primera vez que el enfoque de género esté presente en unos acuerdos de paz. Es verdad que fue incluido a última hora, de refilón, pero para las mujeres de las FARC ha sido un triunfo. “El acuerdo de paz no es lo que soñamos”, reconoce Victoria Sandino, “no es el que habíamos querido, pero nadie podía pensar que íbamos a negociar la revolución en la mesa de negociaciones. Lo mismo pasa con el tema de género: lo logrado no es lo que soñábamos, pero es un paso importantísimo”.

Miles de mujeres forman parte de las FARC o están en su entorno y quieren jugar un papel muy diferente al del imaginario de la distorsión. Paula cree que no hay diferencia entre hombres y mujeres a la hora buscar las razones para entrar a un movimiento armado, tampoco para seguir luchando como civil. “Las mujeres (de las FARC) no somos objetos sexuales ni somos máquinas de guerra. Llegamos aquí porque nos duelen las injusticias y por eso seguiremos luchando en la paz”. Xiomara Martínez, una de las guerrilleras afro elegida por su compañeros como delegada en el Congreso está segura de que, acabada la lucha armada, las mujeres se articularán: “Tenemos dobles razones para organizarnos: una por ser mujeres, que ya somos discriminadas por eso, y otra por ser pobres”. O algo está muy mal en la generalización que nos habían contado o estas mujeres son maestras de la actuación inducida.