“Ideología de género” versus la exclusividad del «problema de las mujeres»
Las declaraciones de Juan Carlos Vélez no representaron un gran descubrimiento para quienes desde esa orilla que defiende los acuerdos de paz alcanzados en la Habana entre el gobierno nacional de Colombia y las FARC -EP, veíamos la construcción de premisas tales como: seremos un país «Castro-Chavista», pagarán un millón ochocientos a los guerrilleros, harán una peligrosa reforma tributaria, posibilitarán la impunidad, y por supuesto, nos impondrán la «ideología de género», entre otras. Una campaña que en palabras de su propio gerente no implicó mayores esfuerzos y ha sido la más barata de su historia política.
La verdad es que la tenían fácil los del No. Les bastaba con soltar unas cuantas mentiras o de verdades útiles sobre un caldo de cultivo bastante fértil, ese que durante siglos ha mantenido viva la nación de Santander.
La verdad es que la tenían fácil los del ‘No’. Les bastaba con soltar unas cuantas mentiras o de verdades útiles sobre un caldo de cultivo bastante fértil, ese que durante siglos ha mantenido viva la nación de Santander, el de los buenos modales y el de las buenas maneras, el del manual de urbanidad de Carreño, el de la familia nuclear heterosexual, el católico, apostólico y romano, el que aún celebra el día de la raza y el que, tras una larga historia de violencia, que no empezó hace 60 años sino con la colonización, sólo ve en la muerte y en el uso de la violencia las respuestas para resolver sus conflictos. Ese fragmento del país está representado por una buena parte de esas personas que dijeron NO a la paz y que salieron a las calles apelando a la sinrazón del odio.
Aunque las razones que motivaron el voto por el ‘No’ fueron muchas, quiero poner mi atención sobre uno de sus argumentos: la «ideología de género». ¿De qué estaba hablando la campaña del ‘No'
cuándo se hacía mención a la ideología de género?, ¿qué medios usaron para que este argumento tomara fuerza?, ¿qué estábamos diciendo al respecto quienes creemos en el proceso de paz acordado en la Habana? y ¿qué pedagogía hizo una “izquierda” que aún considera que esos temas de las feministas son, pero pueden aplazarse?
No pretendo entrar en un ciclo de señalamientos o culpas. Lo realmente importante en este momento es que trascendamos esa mirada que solo ve las responsabilidades afuera y arriba y que no espulga en sus adentros para el rescate de nuevos aprendizajes. La ideología de género, que no pocos votos le sumó al No, tenía como centro de sus argumentos el riesgo de la desaparición de los valores de la «familia natural», las relaciones no heterosexuales, el uso libre y decidido de la sexualidad, la interrupción voluntaria del embarazo y el reconocimiento de las denominadas personas LGBTI, lo cual en palabras de algunos de los expositores del ‘No’, implicaba el aumento de las enfermedades de trasmisión sexual, de la zoofilia, la pedofilia, la necrofilia y el incesto.
Quiero apelar al uso que hizo la campaña del ‘No’, de tres momentos que anteceden las votaciones del plebiscito: 1. el supuesto uso que daría el Ministerio de Educación de unas cartillas con ideología de género en las escuelas y colegios públicos del país; 2. La declaración del presidente Juan Manuel Santos el 11 de agosto de 2016, negando la existencia de dichas cartillas así como de la ideología de género; y 3. El discurso de Humberto de la calle el 24 de julio de 2016 (Comunicado conjunto 82: Enfoque de género en acuerdos de paz de La Habana). Porque tanto a Santos, como a una buena parte del movimiento social le faltó fuerza para explicar, en lugar de decir: lo de la ideología de género es otra mentira.
Porque tanto a Santos, como a una buena parte del movimiento social le faltó fuerza para explicar, en lugar de decir: lo de la ideología de género es otra mentira.
Los abanderados del ‘No’, cobraron como engaño al pueblo colombiano el hecho de que el 11 de agosto de 2016 Juan Manuel Santos declarara: “y debemos dejar claro ante todas las confesiones religiosas que ni el Ministerio de Educación, ni el Gobierno Nacional han implementado, ni han promovido, ni van a promover la llamada ideología de género”, mientras el 24 de julio del mismo año Humberto de la Calle, a través del comunicado conjunto número 82 presentara las razones políticas y filosóficas del enfoque de género en los acuerdos de paz, exponiendo que era un logro para Colombia tanto la creación de la subcomisión de género como la formulación de “medidas afirmativas en 8 ejes temáticos en total congruencia con las materias del acuerdo, el resultado del trabajo de la Subcomisión se convierte en una de las grandes innovaciones de este acuerdo de paz. La superación de la discriminación en asuntos como el acceso a la tierra, son decisiones de gran impacto en la construcción de un nuevo país. Una Colombia en paz, una Colombia verdaderamente moderna debe estar cimentada en el reconocimiento de los derechos«.
El Enfoque de Género expuesto por Humberto de la Calle está abiertamente dirigido al reconocimiento y la defensa de los derechos de las mujeres y de la “comunidad LGBTI” en el marco de lo acordado en La Habana.
Ante esto, Esteban Ramírez, hijo del concejal Marco Fidel Ramírez – quien se autodenomina el concejal de la familia- a través de redes sociales “evidenció” las incoherencias de un gobierno mentiroso que decía no promover la ideología de género, mientras en los acuerdos buscaba dar concesiones a las mujeres, a los gays, a las lesbianas e incluso a los asexuales (¿A los asexuales?), abriendo las puertas para que se destruya la “familia natural” que es el núcleo de la sociedad.
El recurso es bastante cochino y mezquino, a decir verdad, Ramirez retoma un discurso emitido en el contexto de las cartillas y lo usa como elemento de análisis de los acuerdos. Aun así, también es cierto que al presidente e incluso a la ministra Parody, bastante les faltó para explicar que si bien las cartillas no existían, ni se estaba promoviendo una ideología de género, el enfoque de género –diferente a ideología de género- era una apuesta política de este y de muchos más gobiernos en el mundo, sin miedo, sin tanto titubeo y con más claridades.
Ramírez hijo, a través de uno de sus vídeos en el portal Youtube, hace un análisis de lo planteado en el Comunicado Conjunto número 82, cuestionando desde el saludo de Humberto de la Calle: “Un cordialísimo saludo a todas y a todos, en abierta contradicción de lo que ha dicho la Real Academia de la Lengua, los ideólogos de género se empecinan en hacer diferenciación en sus términos: todos y todas, los y las”, hasta el postulado liberal del libre desarrollo de la personalidad: “nosotros los cristianos sabemos que no hay nada de bueno en el libre desarrollo de la personalidad y que por el contrario podría más bien llamarse el libre deterioro de la personalidad, sin embargo Humberto de la Calle reconoce que el libre desarrollo es la piedra angular a partir de la cual se construye el edificio de los derechos de la comunidad LGBTI”. Esto por hacer mención de solo un par de argumentos.
Si nos estamos llamando a posibilitar espacios de diálogo, a construir pedagogías y generar argumentos de peso en lugar de campos de batalla, entonces tendremos que preguntarnos cómo entablar esta conversación que no solo está basada cien por ciento en el engaño.
Ante la «ideología de género», los promotores del No, poseen argumentos. No podemos quedarnos repitiendo que todo lo que dicen es una sarta de mentiras. Es cierto que sus análisis son una mezcla extraña entre la ideología de género propuesta inicialmente por la iglesia católica, el enfoque de género promovido por entidades públicas y por un sector significativo del feminismo y unas tantas falacias que caricaturizan lo propuesto en los acuerdos. Sin embargo, si nos estamos llamando a posibilitar espacios de diálogo, a construir pedagogías y generar argumentos de peso en lugar de campos de batalla, entonces tendremos que preguntarnos cómo entablar esta conversación que no solo está basada cien por ciento en el engaño.
¿O acaso el enfoque de género no propone el lenguaje incluyente que denuncia el señor Ramírez, así como el respeto a la vida de quienes ejercen libremente su sexualidad, incluso por fuera de la norma heterosexual?, ¿No promociona los derechos de las mujeres para el acceso a la tierra y para tener un trato diferenciado frente a la violencia sexual? O ¿No reconoce a las denominadas comunidades LGBTI –entre otros-?
Después de Escuchar a Marco Fidel, a su hijo Esteban, al pastor Eduardo Cañas Estrada, miembro de la Iglesia cristiana evangélica Manantial en Bogotá e incluso después de largas conversaciones con mis familiares me pregunto ¿Cuál es la respuesta que damos cuándo nos dice: la ideología de género reconoce a los gays y a las mujeres y eso pone en riesgo la “familia natural”?
La conversación no será sencilla, con facilidad podemos desmontar el mito del millón ochocientos e incluso otros más, pero ¿cómo desmontar el de la ideología de género?. Quienes defendemos los acuerdos –que además no somos una masa homogénea– tendremos que llenarnos de argumentos y de herramientas pedagógicas no solo para defender el muy liberal enfoque de género, sino además para narrar ese mundo “otro” que soñamos, que va más allá de una herramienta del mismo sistema liberal para una inclusión “menos mala” de quienes históricamente han estado en los márgenes, en este caso las mujeres y quienes decididamente escapamos a la norma heterosexual.
Sólo espero que los múltiples feminismos y formas de luchas que somos, soñemos más de lo posible, pero hagamos lo necesario sin ser ahogados por la realidad institucional moderna
De hecho, ¿cómo defender eso a lo que tanto se teme?, lo que tanto se ha despreciado, qué dirá ese pedazo de la “izquierda” – porque quiero pensar que es un pedazo – que se ha negado a formarse, que teme al feminismo, que lo considera un riesgo o en el peor de los casos lo considera una pendejada de segundo plano, algo aplazable.
Yo solo espero que los múltiples feminismos y formas de luchas que somos, soñemos más de lo posible, pero hagamos lo necesario sin ser ahogados por la realidad institucional moderna, que en el debate seamos más y que el patriarcado, el sexismo, la heterosexualidad normada y el racismo nos des-habiten para defender este momento de la historia que queremos contar sin frustraciones.
Que en la calle cada vez seamos más, más gente, más sabiduría y menos verdades únicas, más voces y menos liderazgos protagónicos, más encuentros, más sonrisas y menos desencuentros y sospechas –por lo menos entre nosotras y nosotros. Más ideas y más debates mirándonos a los ojos, porque no todos estamos en la misma orilla y hemos decidido no asesinarnos por pensar diferente ¿Entonces?
*Historiadora, Feminista, Magister en Estudios de Género. Miembro del Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista – GLEFAS