El peligro de enfermar en López de Micay

A pesar de ser el municipio más extenso de la costa caucana solo tiene un hospital de nivel uno, con graves carencias de personal, medios técnicos e insumos. En 60 centros poblados solo hay cuatro puestos de salud.

El día 5 de julio, Carmen Riascos, una mujer de 44 años de Yucal, falleció en el hospital municipal de López de Micay (ESE de Occidente, punto de servicio de López de Micay) tras sufrir una complicación en su embarazo de casi nueve meses. Ingresó en la mañana con malestar pero sin aparente riesgo para su vida y unas pocas horas después moría en presencia de su esposo. Cuando los médicos intentaron reanimarla ya era tarde. Los representantes del hospital aseguran que se le prestó la atención debida y que el fallecimiento de Carmen no fue negligencia de hospital. Sin embargo, los familiares aseguran que el médico tenía que atender a varios pacientes al tiempo y que tuvo que quedarse sola en varias ocasiones, no detectaron qué le pasaba ni tenían los instrumentos necesarios para atenderla.

Ver el especial completo

José Padilla, una persona cercana a la familia Riascos Riascos, cree que la crisis de salud nacional se vive cruelmente en López: “El hospital parece un puesto de salud, uno puede salir más enfermo”. Considera que si el hospital tuviera lo que requiere el nivel uno de pronto muchas muertes como la de Carmen se hubieran evitado.
Y es que vivir en López de Micay (Cauca) no es fácil. Implica mucho sacrificio ante las dificultades geográficas y ante las deficiencias en los servicios públicos y sociales por el abandono del Estado y la corrupción. Uno de los aspectos más sangrantes para los pobladores (unos 20.500 en todo el municipio) es el del servicio de atención en salud. Solo hay un hospital y es de nivel uno (atención ambulatoria no especializada), conocido popularmente como de San Miguel, a pesar de ser el municipio más extenso de la costa pacífica caucana, con muchos ríos que dificultan el transporte y con un alto índice de lluvias.

Enfermarse en López de Micay es un problema porque el sistema de salud no puede garantizar un servicio en las condiciones pertinentes. En los corregimientos hay muy pocos centros de salud y los existentes están en mal estado y no tienen ni una enfermera para que atienda a los pacientes. Son más de 60 centros poblados y solo hay 4 puestos de salud que no cuentan con los insumos necesarios ni siquiera para atender una emergencia. La muerte de Carmen, que deja tres hijos de 8, 9 y 20 años, conmocionó a la población micayceña y generó mucha preocupación, ya que se siente desconfianza por la falta de garantías a la hora de ser atendidos en el hospital. El problema no está en las personas que están a cargo del centro, sino en el sistema nacional y departamental que han abandonado esta región y no hacen lo posible por proporcionarle a la gente unas condiciones de salud dignas para la comunidad, afirma Humberto Pelayo, un usuario del hospital. Pelayo reclama al Gobierno elementos suficientes para que haya puestos de salud y un hospital bien dotado, teniendo en cuenta que López queda muy retirado de hospitales y clínicas de mejor nivel.

micy2

Un buen ejemplo de la desidia estatal es el de la parte baja del municipio, donde se ha construido un Centro de Salud en el corregimiento de Noanamito (con una inversión de 2.259 millones de pesos) que se encuentra muy bien dotado de medicamentos, planta física, y salas para los diferentes servicios, pero no tiene personal. Fue inaugurado en febrero de este 2016 pro en julio aun no se habia utilizado porque no había médicos ni enfermeras. López vive una crisis en la salud.

El hospital que está al servicio de los micayceños en la cabecera municipal (5.800 habitantes) no cuenta con sala de partos o rayos X. El personal médico que presta el servicio suele estar haciendo el año rural y no tiene la experiencia suficiente para estar al frente de un hospital al que llevan personas con diversas enfermedades y traumas en una zona tan alejada de clínicas y hospitales de mejor nivel.

Para Luisa Góngora, una enfermera que lleva 4 años en el hospital, el hospital tiene problemas de higiene y la gente desconfía de ir allá porque cree salir más enfermo de lo que entró. Hay problemas con el suministro de agua, que no es permanente, y esto pone en aprietos la sanidad del propio hospital. Explica que las condiciones laborales no son las mejores. El salario es muy bajo y las vacaciones son pocas. “El hospital necesita una inversión alta para que el servicio de salud mejore. Hace falta más dotación de implementos para el servicio a los pacientes. Hasta hay problemas con los medicamentos ya que a veces las EPS que las suministran no los tienen y los quedan debiendo. Le toca a los pacientes salir a buscarlos por su propia cuenta”.

El sufrimiento de los pacientes

El caso de Carmen Riasco  no es el único. Muchos han padecido en carne propia este déficit de salud en el municipio. Cuando los pacientes están en grave estado hay que llevarlos a Cali o Popayán, y para ello les toca esperar que las EPS de régimen subsidiado vengan desde estas ciudades a recoger al paciente. En ocasiones, el procedimiento se demora y pone en peligro la vida de los pacientes. “La atención en el hospital es regular, por no decir mala”, comenta Lucy Paredes, una paciente del hospital. La atención de los médicos a los pacientes es precaria porque “si no ven muriendo al paciente no lo consideran una urgencia”. “A veces se ponen a conversar y no atienden a la gente”, a pesar de que en ocasiones ésta viene de lugares muy lejanos y necesitan devolverse el mismo día.

La muerte de Silvia Rangel, de 50 años, también conmovió a la población por las circunstancias en las que se produjo en el hospital. Sufría de asfixia. Siete días antes de morir había estado yendo al hospital para que la atendieran, falleció en el hospital el día 5 de junio en horas de la tarde pocos minutos después de haberle aplicado adrenalina que, según los familiares, le proporcionaron los médicos a pesar de que les habían advertido de que no podía recibirla porque era muy fuerte. Los directivos del hospital no se han pronunciado, no han querido dar respuesta a lo sucedido y hay preocupación entre los pacientes.

En el mes de febrero, un vecino de la parte baja de la cabecera municipal, Alberto Hernández, de 27 años, en una comunidad que dista una hora y media del hospital, sufrió un desmayo y fue trasladado hasta el hospital. Debido a las complicaciones se estableció que fuera remitido a Popayán, pero la ambulancia aérea de la EPS correspondiente no vino sino al día siguiente. El paciente falleció esperando que lo trasladaran. La salud del municipio de López de Micay es dependiente del municipio de Timbiquí. Todo hay que solicitarlo allá, no hay autonomía en la administración del hospital. A veces no hay sábanas, no hay medicamentos o el personal médico es fluctuante. Los médicos permanecen poco tiempo y hace falta más personal para atender mejor a la población.

Queda el interrogante de que si el hospital tuviera mejores condiciones para atender a sus pacientes posiblemente la vida de Carmen Riasco se hubiera salvado, mientras tanto la tristeza sigue estando presente en familias como la de Eleuto Riascos, marido de Carmen, que ha perdido a una persona muy importante para él y que clama para que el hospital del municipio tenga mejores condiciones para brindarle mejores posibilidades de vida a sus usuarios. Ahora le toca seguir su vida cotidiana luchando por sus hijos y trabajando en el campo para subsistir en su comunidad en la que no hay puesto de salud ni fuente de empleo. En medio del sufrimiento y el pensamiento de que en otras condiciones del hospital las cosas hubieran terminado diferente, no deja de llorar y lamentarse: “Ando caminando en el aire, tengo el corazón grandísimo, lloro, lloro, no tengo tranquilidad”.