M-19: la integración posible
El M-19 protagoniza en 1990, 16 años después de su formación, el primer proceso negociado que acaba con un grupo guerrillero en Colombia, incluida la entrega verificada de las armas, la desmovilización de la mayoría de sus integrantes, y su reincorporación a la vida civil y política del país. Algunos de los hombres y nombres de peso en aquella guerrilla mantienen ese peso hoy en el ámbito político y han ocupado diferentes puestos responsabilidad desde que en marzo de 1990 firmasen el acuerdo de paz de Caloto. Es el caso de Antonio Navarro Wolff, quien fue ministro de Salud, alcalde de Pasto y gobernador de Nariño; Gustavo Petro Urrego, alcalde mayor de Bogotá y exsenador de la República; Vera Grabe, senadora de la República; Rosemberg Pabón, que fue alcalde de su pueblo natal Yumbo (Valle del Cauca) o Everth Bustamante, que fue representante a la Cámara y senador de la República por el Centro Democrático.
En cualquier caso no fueron alentadores los inicios de ese paso a la vida política. Sus principales líderes se integraron en un nuevo partido político llamado Alianza Democrática M-19 y situaron como candidato a la presidencia a Carlos Pizarro, uno de los firmantes del acuerdo de paz y el protagonista de la entrega de armas. Sin embargo, apenas dos meses después, el 16 de abril, fue asesinado. Antonio Navarro Wolff reconocía en una columna en El Tiempo en 2010 que el asesinato fue un golpe que les hizo pensar en “volver a las armas”, pero que el apoyo ciudadano fue tan grande que decidieron “continuar en la legalidad y correr los riesgos de ese nuevo escenario”.
Fue precisamente Navarro Wolff, segundo al mando del movimiento, quien sustituyó a Pizarro como candidato presidencial. Logró el tercer puesto y un 27% de los votos, el mejor resultado de un partido de izquierdas en la historia de Colombia.
En esas elecciones, Alianza Democrática M-19 logró 19 curules, solo por detrás del Partido Liberal que logró 25. El senador Antonio Navarro fue copresidente de esta Asamblea en la que nació la Constitución Política de 1991, que no solo amplió la participación política de diferentes movimientos, sino que estableció mandatos para una mayor y mejor justicia social. Un periodo en el que, además, se firmaron acuerdos de paz con otras tres organizaciones guerrilleras, EPL (Ejército Popular de Liberación), PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y el Quintín Lame, que también se incorporaron a las sesiones de la Asamblea.
En las elecciones de 1991, el partido derivado del M-19 obtuvo 9 senadores y 12 representantes. En las de 1994 las 12 listas que inscribió no lograron la cantidad de votos necesarios para aspirar a una curul en el senado y cuatro años después apenas superaron los 30.000 votos.
Es entonces cuando el M-19 deja de existir formalmente como movimiento político y varios de sus antiguos miembros se integran en la coalición de izquierda del Polo Democrático Alternativo y en la Alianza Verde.
Pero no todos los integrantes del M-19 se desmovilizaron en 1990. Jorge Torres Victoria lideró algunas acciones armadas más, parte de los guerrilleros se integraron en las FARC y el ELN, y otros se mantuvieron durante un tiempo como grupos urbanos que se reivindicaban como los verdaderos herederos del M-19: Clan-destinos, Clanes Estudiantiles, Klan Rebelión Estudiantil, Kolecktivo S.U.R, Juventudes M-19 o el Movimiento Jaime Bateman Cayón.
Para promover la incorporación a la vida civil de los guerrilleros y su tránsito de la lucha armada a la vida política los acuerdos con el Gobierno establecieron una Circunscripción Especial de Paz para aquellos partidos políticos surgidos de movimientos alzados en armas desmovilizados y reincorporados a la vida civil.