Enrique Robledo

“El proceso de paz es importantísimo, pero no al costo de volvernos santistas”

El senador Enrique Robledo es el precandidato presidencial único del Polo Democrático. Alérgico a las propuestas de la "unidad de la izquierda", y renuente a cualquier relación con las FARC, Robledo prefiere acercarse a las opciones de Sergio Fajardo o Claudia López.

La junta nacional del Polo Democrático del pasado mes de diciembre reveló la pugna al interior del partido. El sector que apoya al senador Jorge Enrique Robledo, encabezado por su corriente, el MOIR, logró sacar adelante sus propuestas, aunque los votos no le alcanzaron para convocar el congreso extraordinario que confirmara su precandidatura electoral presentada en octubre. Los sectores que apoyan a la ministra de trabajo, Clara López, y al senador Iván Cepeda, optaron por abandonar el cónclave. Tras el vencimiento del plazo para presentar precandidaturas el pasado martes, Robledo quedó como único precandidato del Polo, pero la ministra López sigue manteniendo sus aspiraciones electorales, por fuera o por dentro del Polo. En el centro de la crisis, la política de alianzas de cara a 2018 y la llegada de las FARC a la política legal a través de una nueva formación.

En la sede del MOIR, ubicada en el barrio de La Magdalena de Bogotá, hablamos con el precandidato presidencial Robledo. El senador habló sin tapujos sobre sus diferencias con Clara López y confirmó que ya se han establecido contactos con Claudia López y Sergio Fajardo para una posible coalición de cara a las generales del próximo año. Robledo se mostró crítico con la propuesta de gobierno de transición que promueve las FARC y con otras que abogan por una “unidad de la izquierda” que considera abocada a la derrota, frente a una “unidad con la nación colombiana” por la que él aboga.

– Desde el 31 de enero a las 12 de la noche, usted es el único precandidato electoral del Polo, ¿cuál será su estrategia para 2018?

El Polo es un partido con vocación de poder. Entre las fuerzas de la oposición al régimen en Colombia es lo más representativo que hay y tiene una participación en el congreso relativamente importante. Es más o menos natural que el Polo presente una candidatura presidencial propia. La junta nacional de diciembre (que sólo tiene por encima al congreso) lanzó varias recomendaciones. Primero, ratificar la oposición al gobierno de Juan Manuel Santos, en eso estamos desde siempre y no nos movemos de ahí ni un ápice. Segundo, ratificar que la ministra del Trabajo (Clara López) no nos representa en ese gabinete ni actúa en nuestro nombre ni aceptamos sus puntos de vista. Nada que ver con nosotros.

– Sin embargo, ella sigue formando parte del Polo.

Sí, no ha sido expulsada del Polo, pero no está en ningún organismo de dirección. Ella, para poder aceptar ese cargo (ministra) tuvo que renunciar a la presidencia del Polo, y fue una exigencia, además, del partido. Ella está en otras cosas y ya ha dado muchas declaraciones diciendo que no tiene contradicciones con Juan Manuel Santos. Está en el proyecto de la Unidad Nacional, eso hay que decirlo con toda precisión.

«Espero que toda la gente del Polo, o casi todos, entiendan que fue un error gravísimo la idea de pensar de que se podía actuar con este gobierno»

– ¿Cuál fue el motivo por el que los sectores de Clara López e Iván Cepeda decidieron abandonar la junta nacional?

La minoría de la junta nacional se retiró de la reunión, cosa que es lamentable. No es raro que en el Polo haya debates y más si a alguien dentro del Polo se le ocurre que Clara López lo ha hecho muy bien y no hay nada que discutir con ella. Ahí hay una diferencia que es realmente insalvable. Hubo quienes se retiraron de esa reunión y yo espero que con el paso de los días entiendan que uno no puede construir un partido como el Polo y que a uno le digan que puede ser intercambiable con un ministro de Juan Manuel Santos, sea el que sea. Eso destruiría al Polo.

Cosas como la reforma tributaria, el salario mínimo… miren el escándalo que hay ahora mismo con el presidente intentando hundir una ley que favorece a las madres comunitarias, a las que todos hemos defendido. Eso es una monstruosidad de Santos. Que alguien pretenda eso, es un desacuerdo grande. Que alguien en el Polo pretenda que aquí no ha pasado nada y listo, terminemos pues en el gobierno de transición con Santos… eso no puede suceder. Pero yo espero que, en el debate, toda la gente del Polo, o casi todos, entiendan que aquí lo que tenemos es que seguir con nuestro proyecto y que fue un error gravísimo la idea de pensar de que se podía actuar con ese gobierno. Los hechos demuestran que no se puede.

«La corrupción no es una aberración del sistema político, es el sistema político»

– ¿Esas diferencias insalvables anuncian un riesgo de escisión en el Polo?

Es insalvable la idea de que un ministro de Santos puede ser dirigente del Polo. Ahí no hay acuerdo posible. Yo espero que no se produzca una escisión, vamos a hacer todo el esfuerzo para que no ocurra. Soy optimista. Espero que cada día los hechos nos vayan dando la razón. La ventaja que hay con los debates cuando se ponen largos es que los hechos van sentando veredicto. Yo espero que haya acuerdo, eso es lo que quisiera.

– ¿Estaría abierto a entrar en coaliciones electorales?

Sí, eso es lo que está planteado. Si usted mira la carta que yo le dirigí al Polo al final del año pasado, las decisiones que les acabo de mencionar, incluye que el candidato del Polo debe promover la más alta convergencia. Ya ha habido algunas conversaciones con Claudia López y con Sergio Fajardo. En la junta nacional también se decidió que el Polo tendrá candidato propio a las elecciones de 2018 y ese candidato deberá promover una unidad muy amplia en torno a esa candidatura. Eso es de siempre en los candidatos del Polo. El Polo no es un partido que se cierre sobre sí mismo, sino que promueve acuerdos, y ha sucedido siempre. Pero somos precisos en señalar que dentro de esas convergencias no caben acuerdos ni con la Unidad Nacional ni con el Centro Democrático. Ninguna posibilidad. Esto es un proyecto ni-ni, ni con los unos ni con los otros. Fuimos precisos en señalar también que no nos interesa la idea del proyecto del gobierno de transición, no estaremos en ese gobierno.

– La precandidatura de Claudia López ha situado a la corrupción en el centro del debate político ¿Cómo se puede combatir una corrupción que ha generado el propio sistema económico y político del país?

Lo primero que hay que hacer es derrotar a los que han corrompido al país. No es posible luchar contra la corrupción, que en Colombia es muy grave, con esta misma gente, con los que han mandado en Colombia. Esa es la primera cosa que hay que establecer en la lucha contra la corrupción. En el caso de Colombia, la corrupción no es una aberración del sistema político, es el sistema político. Hace medio siglo hubo un acuerdo entre el partido Liberal y el partido Conservador, que son los que hoy siguen mandando en Colombia -o a través de ellos o de partidos hijastros- para ganar las elecciones con corrupción e imponer un determinado sistema económico y social. En la corrupción nacional está involucrada hasta el cuello toda la élite política, económica y social de Colombia, que es a la que han representado estos partidos que nosotros pretendemos derrotar. Y una parte de quienes habían sido disidentes de eso se han ido dejando cooptar y se han ido montado a ese mismo barco. Y esta es la lucha. La corrupción en Colombia es neoliberal, es del libre comercio, es de las privatizaciones, es del FMI, es del consenso de Washington, porque toda la corrupción está montada para ese modelo económico.

– Derrotar a los partidos tradicionales podría romper la relación entre política y corrupción ¿Cómo se puede romper la relación entre el sistema económico y la corrupción?

Los países no cambian cuando cambian los dirigentes, los dirigentes somos más o menos iguales siempre. Los países cambian cuando cambian los pueblos y los pueblos se deciden a cambiar los dirigentes. A lo que hay que invitar aquí es al pueblo colombiano para que se revele contra todo eso, incluida la corrupción, y eso incluye que no venda su voto. Y si eso no sucede pues no cambiará nada. Es bien difícil, pero eso pasa, lo pueblos se rebelan y nada los ataja y a eso es a lo que yo creo que hay que apostarle, con una propuesta que sea capaz de mostrarle al pueblo que sí hay una opción.

– ¿Los principios del Polo serían coherentes con una coalición con Claudia López?

Deberían serlo. El acuerdo que se haga debe ser un acuerdo programático, que tendrá que incluir el tema de la corrupción, que se ha resaltado mucho. Nosotros hemos hecho siempre parte de la lucha contra la corrupción. Particularmente yo. Es difícil encontrar un debate en el senado en los últimos años de corrupción en el que yo no haya tenido una voz cantante. Pero también pensamos, y lo hemos dicho, y lo he dicho yo, que el programa tiene que cubrir otros aspectos de la vida del país.

«La idea de la unidad de la izquierda conduce automáticamente a la derrota, porque es la idea de excluir a quien no se catalogue como de izquierda»

– ¿Cómo cuáles?

Un poco a partir de las cuatro grandes ideas que defiende el Polo: la defensa del trabajo, la producción nacional, la democracia y la soberanía nacional. Se trataría de un programa de Gobierno y probablemente tendría que ser más concreto y todo eso es lo que habría que conversar. El Polo no puede hacer ningún acuerdo que vaya contra sus convicciones. Habrá que ver cómo coincidimos y cómo hacemos, pero no lo veo imposible.

– Usted excluye de esta coalición al Centro Democrático y los partidos de la Unidad Nacional, ¿también al proyecto político que surja de las FARC?

En relación con las FARC, hemos dicho esto: cuando el Polo se creó dijimos “no a la lucha armada y sí a un proceso de paz”. Hemos defendido el proceso de paz en todas sus circunstancias a pesar de que en los acuerdos y en el proceso mismo haya cosas que uno pueda no compartir. En la junta nacional de diciembre también ratificamos nuestro respaldo al proceso de paz, en el caso de las FARC y, en el caso de que arranque, al del ELN. No obstante, le mantenemos el respaldo al proceso pero en el entendido de que no somos ni las FARC ni el gobierno nacional. Nosotros somos un proyecto y las FARC son otro proyecto, y cuando las FARC se constituyan en organización legal seguirán siendo otro proyecto distinto a nosotros. No veo coincidiendo los dos procesos.

– ¿Imposible?

No, pero no lo veo. Porque son pasados muy distintos y son presentes muy distintos, ellos han venido planteando lo del gobierno de convergencia nacional, que eso incluye a las fuerzas de la Unidad Nacional, y ahí ya no hay ninguna posibilidad. Nosotros no haremos nada absolutamente ni con la Unidad Nacional ni con el Centro Democrático, porque la diferencia programática es muy grande. El tema de que en el próximo gobierno se cumplan los acuerdos del proceso de paz, pues no tenemos la menor duda en eso. Pero eso no puede ser el único criterio de unión, porque además ningún presidente llega a la presidencia a hablar solo de ese tema. Ese presidente tendrá que tomar decisiones sobre relaciones internacionales, agro, industria, asuntos laborales… y en eso sabemos que Santos y Uribe son la extrema derecha de este país. Tanto la Unidad Nacional como el Centro Democrático son la extrema derecha.

«Aquí la paz se volvió el pretexto por el cual las fuerzas retardatarias nos han engañado sistemáticamente. La paz no es el único tema del país»

– Aparte de la precandidatura de Claudia López y la propuesta de las FARC, otros como Petro o Piedad Córdoba han anunciado ya su intención de crear una candidatura para las elecciones del 2018. ¿Qué opinión le merecen estas propuestas?

Aquí, para ganar, de lo que se trata es de unirse con la nación colombiana entera. La idea de la unidad de la izquierda, como se suele plantear, a uno lo conduce automáticamente a la derrota, porque es la idea de excluir a quien no se catalogue como de izquierda. Pero si usted mira al país, quienes se catalogan de izquierda son una fracción muy pequeña de la población colombiana. Lo que nosotros estamos planteando es un acuerdo nacional, y yo lo llamaría Unidad Nacional si Santos no hubiera saboteado la frase. Lo que incluye eso es unirnos con todos los colombianos en torno a un programa.

– Algunos, como Iván Cepeda, más que por la unidad de la izquierda, están abogando por la unidad en defensa del proceso de paz ¿Qué riesgo supone para el proceso de paz que el Centro Democrático pueda ganar las elecciones en el 2018?

Pues digamos que vamos a hacer todo el esfuerzo para que no gane el Centro Democrático, pero tampoco la Unidad Nacional. Vamos a ver qué sucede, pero no compartimos la idea de que hay que sacrificarlo todo en defensa de nada, de ninguna particularidad de la vida nacional. El proceso de paz es importantísimo, pero no al costo de volvernos santistas. En ese juego no entramos. Aquí siempre nos han puesto a escoger entre el sida y la hepatitis B, el peor o el más malo, o entre el diablo o Satanás, con el cuento de que, si usted no hace esto, es decir, si no se retrae a una facción de las clases dominantes que gobiernan contra Colombia, entonces es peor.

Yo si hubiera estado en Estados Unidos no habría votado ni por Clinton ni por Trump. Si los que queremos el cambio no somos capaces de entender eso, y jugarle a esto, seremos esclavos de unas condiciones miserables para siempre porque ellos siempre se las ingeniarán para presentar a uno como el demonio y al otro como Satanás, e imponernos una visión medio fascista de “tiene que escoger eso”. Yo no escojo eso, el Polo no escoge eso, pase lo que pase. Esas son las circunstancias, eso es la vida.

– ¿La defensa del cumplimiento de los acuerdos de paz no será entonces la prioridad de su candidatura?

Nosotros defendemos a capa y espada el proceso de paz. Yo creo que cualquiera que gane la presidencia debe honrar esos acuerdos y eso lo vamos a defender y lo vamos a luchar en cualquier circunstancia, pero no al costo de volvernos santistas. Ese no es el único tema de la vida del país. Nos han querido decir que es el único tema. Es más, los seis últimos presidentes de Colombia se han escogido con ese cuento. Aquí la paz se volvió el pretexto por el cual las fuerzas retardatarias nos han engañado sistemáticamente. En lo único que se dividen es en eso.

La pelea del sí y el no en el plebiscito, se volvió una pelea de perros y gatos, pero mientras tanto todo lo votaban conjuntamente. Yo he estado detallando eso en el congreso. Votaron la Alianza del Pacífico, votaron el TLC con Corea, votaron una reforma de salud horrible, una reforma de educación horrible, tropas colombianas como tropas cipayas de la OTAN y de la UE… todo lo votaron juntos. Todo eso es lo que está pasando en Colombia.

– Una vez que el conflicto armado salga del debate político del país, ¿cuál cree que debería ser la estrategia a seguir por las fuerzas progresistas como el Polo?

Plantear un programa, unidad… yo no creo en fórmulas mágicas. Hay muchos detalles. La idea es muy sencilla. Lo primero es establecer un programa que valga la pena y unir a todo lo que se pueda unir en pos de ese programa con un propósito: derrotarlos. A esta gente que nos ha gobernado no hay que intentar convencerles, persuadirles ni suplicarles, ni rogarles, hay que derrotarlos. Ese es el propósito que hay que tener en la cabeza. Y para derrotarlos hay que combinar mil cosas distintas. Pero, sobre todo, ya veremos si la gente se decide a luchar y la gente no lucha cuando alguien oprime una tecla, la gente lucha cuando se le da la gana. Entonces ya veremos.

– ¿Se quedarán a la espera entonces?

No, hay que estar y ser proactivo y hay que luchar y todo, pero uno no se puede desesperar por eso. Porque ojalá existiera un botón en algún sitio donde uno lo oprimiera y la gente saliera a luchar. ¿Por qué han luchado los pueblos en los últimos años en el mundo? Nadie lo sabe. Un día se llena la copa. Hay una frase que es muy vieja, “los cambios se dan cuando los de abajo no pueden y los de arriba no quieren”, se tienen que juntar las dos cosas. En Colombia pensamos que se están acercando condiciones en esa dirección, esperemos que sea en 2018.