Colombia, la Paz que se viene
Hace unos meses le dije a un amigo, experto analista del conflicto colombiano, que yo veía posible un escenario en donde se derrota a la insurgencia de forma sofisticada, jugando en el terreno de lo «democrático». Un plebiscito que se pierde, pero que por el otro lado – y esto era lo más importante – con unas FARC ubicadas, concentradas y paralizadas. A mi amigo el escenario le pareció imposible e improbable y dijo que el plebiscito se ganaría sí o sí.
Pues el plebiscito se perdió y el escenario que planteé hace un tiempo, hoy no parece descabellado. Tres días después de la consulta popular todo el mundo hace análisis y reflexiones sobre por qué perdió el ‘sí’ y ganó el ‘no’. Hay ruido por todos los lados, que si fue la maquinaria homofóbica liderada por curas y pastores; que si fueron las amenazas contra la gente, que el whisky en las mesas de votación, que la compra de votos, que los abstencionistas, que los guerreristas, etc.
Yo quiero compartir con ustedes una reflexión sobre lo que considero es el trasfondo de esto. El plebiscito se perdió. Pero más allá de eso, el meollo del asunto es que las FARC, como ejército armado internado en las selvas colombianas con miles de integrantes, entre combatientes y milicianos anónimos; capaz de confrontarse al establecimiento y a los capitalistas, petroleras, terratenientes, ejercito, paramilitares y políticos, ya no existe. Las últimas fuerzas armadas subversivas comunistas de América Latina han sido ubicadas, cercadas e inmovilizadas, en resumen han desaparecido como oponente, y ahora deberán someterse a las condiciones que el establecimiento defina, o serán masacradas, como ha ocurrido siempre.
A las FARC-EP se les impondrá un tipo de paz. Esa paz será desfavorable para la persona del presidente, pero la perfecta para quienes se benefician de la economía del saqueo, y que necesitaban sacar a la guerrilla de lugares en los que el capital tiene intereses. Esa es la paz que necesitan los que manejan el país, así hayan tenido que sacrificar al gobierno. Fuimos muy ingenuos al creer que la agenda neoliberal se iba a revisar, que la gran minería se iba a cuestionar y acabar, que se iba a repartir la tierra entre los pobres, que se iba a dar participación política a la subversión, que los empresarios, políticos y militares iban a decir la verdad sobre las masacres, el despojo, los negocios de la guerra.
Ojalá me equivoque. Pero la Paz que se viene es la paz barata, esa donde no se toca un ápice de las estructuras sociales, políticas y económicas que han generado la guerra
Ojalá me equivoque. Pero la Paz que se viene es la paz barata, esa donde no se toca un ápice de las estructuras sociales, políticas y económicas que han generado la guerra. Será una paz cara para Santos, pero perfecta para los dueños nacionales e internacionales del país. A esa paz se le puede hacer frente con la movilización social de las fuerzas políticas que le apuestan a la paz con transformaciones económicas y políticas, para que se convoque a una asamblea constituyente.
*Mujer afrocolombiana. Candidata al doctorado en Sociología de la Universidad Libre de Berlín y activista política