Darío Monsalve apuesta por la soberanía y las negociaciones dentro de Colombia
Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, predica y practica aquel precepto del evangelio que dice que Cristo llegó para traer vida, para traer paz. Por eso, Monsalve lleva décadas apostándole a los diálogos con las diferentes grupos armados, aún en los peores escenarios de la política nacional. En Medellín, durante los años noventa, Darío Monsalve fijo su residencia en las comunas, donde impulsó programas como “Pare, no dispare” y “No matarás”, que lograron sacar a cientos de jóvenes de la violencia en los barrios.
El arzobispo ha sido uno de los facilitadores de los diálogos con las FARC y el ELN, por ello sectores de ultraderecha lo han atacado y calumniado en repetidas ocasiones. Durante una rueda de prensa en Cali en el marco del encuentro “Iglesia y construcción de paz” Monseñor Darío pidió al pueblo colombiano que no se deje manipular y que tenga mayor firmeza en la voluntad de paz: “El proceso está en un riesgo no sólo por la polarización que hay dentro sino por las presiones que vienen de afuera, que se han sentido muy fuertes desde el gobierno del señor [Donald] Trump [presidente de EEUU]. No nos dejemos llevar por la posverdad y las desinformaciones. Le pido al pueblo colombiano mayor firmeza, esta sociedad no aguanta más la guerra y debe deslindarse del narcotráfico, de las economías ilegales, pero debe hacerlo desde su anhelo de soberanía, de protección al trabajo, de vida y paz en los territorios”. Colombia Plural conversó con Monsalve sobre los retos y dificultades del momento actual.
—Es un momento crítico del proceso de paz, algunos sectores cercanos a las FARC lo consideran incluso más grave que cuando ganó el No en el plebiscito. ¿Qué hacer para salvar los acuerdos?
Estamos apelando a los responsables y a las mismas FARC para que mantengan el compromiso hecho y firmado en relación con esos acuerdos y no se retroceda de ningún modo. Estamos también denunciando, en sintonía con lo que ha dicho el doctor Humberto de la Calle, esta situación que ya es evidente de manipulación de la tarea de la paz en Colombia desde el extranjero, creemos que es un deber de todo colombiano no sólo no aceptar esta manipulación sino también repudiarla de una manera clara, contundente. Esperemos que ningún colombiano se preste para este tipo de cosas que someten a intereses foráneos la vida, la convivencia, la paz de un pueblo.
—Hace poco más de un año usted le dijo a Colombia Plural que los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional eran más difíciles porque se trataba de una guerrilla más exigente. Ahora esos diálogos están atascados. ¿Cómo ve usted esta situación?
Los diálogos están en dificultad por las presiones internacionales sufridas precisamente por el gobierno de Ecuador, y también presiones internas en ese país. El tema de la sede hay que resolverlo cuanto antes. Mi propuesta al Gobierno y también al ELN ha sido que esos diálogos no sigan buscando países sede sino que se ubiquen dentro de Colombia, porque la construcción de paz es constitucional, es algo de lo que tenemos que tomar consciencia y empoderamiento la ciudadanía de Colombia toda, y el gobierno, sea cual fuere. De tal manera que estos conflictos siempre tendrán que tener una salida política, negociada, acordada. Incluso, como se ha intentado en conflictos con fuerzas delincuenciales, deben tener un tratamiento que apresure el fin y evite el mayor daño, la solución militar siempre traerá consecuencias muy dañinas. Esa es la propuesta que tenemos para que el Gobierno y para el pueblo colombiano… que siga aportándole con su entusiasmo, con su voto, con su compromiso y participación a esta tarea de la paz nacional.
—Le quedan menos de cien días al gobierno de Juan Manuel Santos. El reto era dejar una mesa de diálogos con el ELN fortalecida para que el próximo presidente no pudiera desecharla, pero eso no está pasando…
El gobierno Santos ha hecho. Quizás podría haber hecho muchísimo más, pero abrió una puerta y nosotros estamos construyendo un sendero desde allí. Es una puerta legítima que es la del diálogo y la de los acuerdos con estas organizaciones. Los procesos son de muy largo aliento, no vamos a decir si hizo más o hizo menos, decimos que lo hecho es válido y el país debe construir sobre lo construido, el gobierno que llegue tendrá que hacer algo si el pueblo, que está siempre más allá que los gobiernos, lo exige, lo apoya y se involucra en ese proceso.
—¿Cree usted que, como dicen algunos, al ELN le ha faltado poner voluntad? ¿Hay demasiadas vacilaciones y falta de iniciativa?
No hago esa apreciación en esos términos porque como facilitador de paz entiendo que estamos ante unas historias demasiado endurecidas por muchos años, por las ideologías y por los modus vivendi y los modus operandi, por los negocios ilícitos, por muchas circunstancias, incluso circunstancias internacionales. Yo creo que se ha logrado mucho con el ELN, que siempre ha sido un grupo difícil, ambiguo para el diálogo y con el que ha habido tantos intentos fallidos. Se ha logrado mucho y estoy seguro que en esta oportunidad si persistimos el ELN dejará de ser una organización armada en los territorios.