Las guardias indígena y campesina protegen Corinto frente a los ‘nuevos’ grupos armados

La situación de seguridad es crítica en el Norte del Cauca y eso ha provocado la celebración de una Asamblea de Control Territorial urgente en la que han participado representantes de las Zonas de Reserva Campesina. Indígenas y campesinos se acercan después de años de tensiones.

El Himno del Hijo del Cauca ha sonado con contundencia hoy en la Institución Educativa Agropecuaria Carrizales del corregimiento de Los Andes, municipio de Corinto, Cauca. Antes de cantarlo, la capitana del Cabildo Indígena Nasa de Corinto solicitaba a los más de 2.000 comuneros indígenas y campesinos presentes un pensamiento y un minuto de silencio para Gerson Acosta, gobernador del Resguardo de Kite Kiwe asesinado ayer a balazos. Después de varios encontronazos entre las comunidades de la parte alta de Corinto y nuevos grupos armados que van creciendo en este territorio, las autoridades tradicionales indígenas concordaron con miembros de estos grupos convocar la que hoy se ha convertido en una multitudinaria y trascendental asamblea de control territorial.

“Con la unidad entre guardia campesina y guardia indígena no habrá grupo armado que nos pueda”

La mesa principal de ponentes dio la bienvenida a la mayor parte de las 20 autoridades tradicionales de los resguardos indígenas del Norte del Cauca, a la directiva de la organización de Zonas de Reserva Campesina de Corinto, a la consejería de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) y al Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Se convocó también a llegar -o a escuchar con atención- a los grupos armados que por allá anduvieran. En su saludo, muchos remarcaron que “la revolución armada no ha sido ni es ya el camino”, como afirmó el newexs –autoridad ancestral- del Resguardo de Huellas Caloto y recordaron los pasos seguidos por grupos como el M19 o el Quintín Lame. La vicepresidenta de Reservas Campesinas de Corinto empezó por felicitar a las autoridades indígenas “por sacar este espacio tan importante”; “estamos tejiendo lazos de unidad”, reforzó el presidente de la misma organización.

Unidad ante la inseguridad

Todas las manos de los asambleístas se fueron al cielo sin vacilación cuando el gobernador anfitrión preguntó: “¿quién está en contra de la presencia de grupos armados, legales e ilegales, en nuestro territorio?”. Con una clara intención de sumar y unir, finalizó la presentación del acto con gritos de “¡viva la organización indígena, campesina, afro, evangélica, católica… y que vivan los pobres!”, sentenció. En un territorio con vasta pluralidad de colectivos y organizaciones que no siempre miran hacia la misma dirección, la unidad se trabaja y se convoca ante el incremento de la desconfianza y la inseguridad que sobrelleva el norte del Cauca desde principios de este 2017, coincidiendo con el inicio de la implementación del Acuerdo Final para una Paz Estable y Duradera.

La incursión de nuevos grupos armados ya es evidente en el municipio de Toribio, en El Palo y en la vereda de La Cuchilla, municipio de Caloto, donde el pasado jueves 13 de abril en la madrugada se registraron hostigamientos que acabaron por lo menos con la vida de un soldado. Hoy día, según varias voces corinteñas, el puesto de Policía de Corinto está amenazado por estos grupos armados que se han reivindicado como parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) y que, sin embargo, según un comunero de la vereda de Los Andes que lo afirma en voz muy baja, “muchos son los mismos de siempre, son disidentes de las FARC”.

Después de casi dos años de relativa calma, comunidades de gran parte de las veredas corinteñas han denunciado en los últimos meses presencia de personas enmascaradas y armadas en la noche, reclutamiento de jóvenes, pintadas del ELN y el EPL, y militarización de fincas privadas. Con el discurso de que “ahora que las FARC deja la armas el territorio queda desprotegido”, aseguraba el gobernador del Cabildo Indígena Nasa de Corinto que estos grupos están convenciendo a algunos comuneros de la necesidad de su presencia. Mientras tanto, los perros ladran de nuevo por las noches y han vuelto tiempos de tensión en los que se evita andar solo una vez se ha puesto el sol o hablar de según qué temas en voz alta.

 

Nos toca enfrentar las secuelas del post-conflicto o las postguerra y esta es solo la cota inicial”, confesó el newexs de Tacueyó. El líder del Plan de Vida Proyecto Nasa reflexionó también sobre dos temas: “Y es peor si no están pidiendo vacuna, pues significa que ya tienen recursos: ¿quién les financia? ¿Quiénes son?”; “El EPL es un grupo protector de los narcotraficantes en el norte del país: ¿será que vienen con la misma lógica aquí?”. Una de las variables determinantes es efectivamente la abundancia de cultivos ilícitos en el municipio de Corinto, tema que se trató este lunes y martes en la asamblea zonal de la ACIN que contó con presencia de delegados de ministerio de interior y de la Agencia Nacional para la Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito.

 

Control Territorial Conjunto

Entre montañas verdes y guaduales la asamblea ha tomado la decisión de intervenir cuando sea necesario para no permitir la presencia de grupos armados -ni guerrillas, ni paramilitares, ni Ejército- en las comunidades ratificando así la decisión tomada en El Sesteadero, San Francisco, el pasado 6 de abril. A pesar de que los miembros de Zonas de Reserva Campesina se inclinaron por realizar otras asambleas en los demás corregimientos, concordaron en reforzar de manera conjunta los puntos de control territorial ya instalados en varias veredas. Una gran oportunidad, dijeron, para poner a trabajar conjuntamente la guardia indígena y la guardia campesina.

Antes de pasar al almuerzo comunitario, la asamblea escuchó con atención a alias Manuel, antiguo comandante de las FARC que ha vuelto recientemente a Los Andes, vereda en la que actuó con las filas de la guerrilla durante décadas, a pesar de que teóricamente está cumpliendo con el cronograma de desmovilización en el Punto Transitorio de Normalización del municipio vecino de Miranda. Con un discurso a veces contradictorio, aseguró que él no era, como se le había acusado, responsable de la creación de nuevos grupos armados en el territorio. Sin embargo repitió varias veces que “mientras haya necesidades habrá grupos armados”.

Con el fin de la asamblea llegó la lluvia y decenas de chivas arrancaron camino hacia sus veredas. La lista de tareas es larga y el desafío importante: resistirse a caer de nuevo a las dinámicas de guerra que esta tierra ha sufrido durante mucho más de 50 años. Una mayora que llegó al territorio hace 49 años con su familia huyendo de El Valle por ser liberales se muestra cansada a pesar de no haber ido a la asamblea: “La violencia acá parece no tener fin”.