Colombia Linda: un viaje de personas
En medio del verdor exuberante, las aves y la flores multicolores, en Salento (Quindío), Linda de’ Nobili prepara (aconsejada por una amiga) el itinerario de lo que será su viaje por algunos sitios de la geografía y la sociedad colombiana, ahora inolvidables para ella. “Pensé que era el mejor modo para conocer el país. Luego, en realidad, las cosas han ido de otra manera a como imaginé y esperaba”, afirma de’ Nobili.
Su primera parada es la Reserva Natural Nirvana, un centro de educación ambiental, ubicada en el corregimiento de La Buitrera, en Palmira (Valle del Cauca); allí se sorprende, recorriendo sus senderos, con los vivos colores de las cientos de mariposas, el concierto de trinos de las aves, las heliconias, los anturios, las bromelias y los restos arqueológicos de un poblado prehispánico.
También en Palmira, pero en el corregimiento de El Bolo, de’ Nobili visita la ecoaldea matriarcal Nashira, donde 88 familias desarrollan proyectos de agricultura, avicultura, lombricultura, piscicultura, reciclaje, artesanías, convivencia, conservación del agua y ecoturismo, en una economía solidaria que la sorprende gratamente.
En Cali, ciudad que le parece caótica, la fotógrafa conoce la Asociación Casa Cultural El Chontaduro, en el distrito de Agua Blanca, donde aprecia el trabajo, liderado por mujeres que, durante 29 años, desarrollan proyectos artísticos alternativos, de organización comunitaria, de fortalecimiento de la identidad étnica y cultural y de equidad de género en un barrio marginado y predominantemente de población afrodescendiente.
De Cali viaja hacia Buenaventura, allí inicia un recorrido de más de 100 kilómetros y cuatro horas en lancha para arribar al aislado resguardo indígena Burujón del pueblo Wounaan, en Chocó, en plena selva húmeda tropical y el lugar con mayor pluviosidad del planeta.
“He vivido cuatro días con la estupenda sensación de haber sido catapultada a otro mundo hecho de pequeñas cosas esenciales, una experiencia única y casi mágica, la disponibilidad y la sonrisa de la gente, los niños siempre alegres y curiosos me han llenado el corazón”, sentencia de’ Nobili.
De regreso hacia el Valle del Cauca, su siguiente parada es La Barra, una comunidad afrodescendiente que sobrevive en precarias condiciones, rodeados de una riqueza sin igual y un mar sorprendente..
De’ Nobili resume así su experiencia en Colombia: “El mío más que un viaje de lugares, ha sido un viaje de personas. He conocido mucho de ellos: del campesino al ganadero, del músico al cantante, de las feministas a las mujeres negras empoderadas políticamente. Lo que me conmovió profundamente ha sido el gran amor por la madre tierra y la calidez humana. De todos los lugares visitados en Colombia, al único que volvería sería a Burujón”.
De’ Nobili y su pasión por la fotografía
Linda de’ Nobili nació en Pavia en 1956 pero creció en Roma, la capital italiana. Allá en 1996, agobiada por la monotonía en que había caído su vida de psicoterapeuta, decide dedicarse a la fotografía. Durante poco más de una década trabaja como fotógrafa para la Biblioteca de Roma y algunas organizaciones no gubernamentales. Su trabajo empieza a cambiar de óptica y de’ Nobili registra “el lado b” de los mercados populares, la conmemoraciones religiosas y las minorías en su país.
En 2007 inicia un viaje a México y meses después, atraída por la cultura africana, conoce Senegal. Las experiencias en las comunidades que visita la impulsan a recorrer el mundo y la afianzan en su idea: la fotografía es el medio ideal para evidenciar “la oposición, los fracasos, los conflictos sobre los que se erigen las imágenes estereotipadas” y para mostrar la riqueza de la diversidad humana.
Un año después regresa de nuevo a África, esta vez visita la República de Benín y retrata las duras condiciones de vida de algunas aisladas comunidades. A Benín regresaría en 2010 y en 2012. En Etiopía, en 2011, retrata el Ukli Bula o salto del toro, un ritual centenario donde los hombres más osados saltan sobre los lomos de varias reses que juntan para tal fin.
Pero Linda también descubre que mediante la fotografía puede obtener recursos económicos que le permitan mejorar un poco las condiciones de vida de las personas que conoce durante sus travesías. Por ese decide empezar a participar en concursos de fotografía, para invertir el dinero de los premios en proyectos sociales.
Y aunque al principio no es fácil, de’ Nobili continúa financiando sus viajes y los planes comunitarios que adelanta (como la compra de tierras para el cultivo, la construcción de pozos para la extracción de agua, entre otros) con la venta de los libros de fotografía y postales de sus viajes alrededor del mundo.
La fotógrafa gana por primera vez, en 2015, el concurso B&W Child, en la categoría “Documentary and Street” con su foto titulada “A Little Girl in the Bathroom”, realizada en Birmania. Su foto muestra a una niña que, en medio de las dificultades por obtener agua, se intenta duchar mediante esponja, en una húmeda trastienda. El dinero del premio es invertido para mejorar el saneamiento básico de la zona.
Las fotos de Linda en Colombia
A pesar de los diversos matices de color del paisaje colombiano y de la piel de sus habitantes, Linda elige el blanco y negro porque piensa que sus fotos lograrán una mayor profundidad.
Se enfoca principalmente en los rostros de la gente y en su contraste con el ambiente que los rodea. Los preferidos para retratar son los niños y los ancianos, el rostro sereno y sus miradas inocentes expresan con mayor fuerza la calidez humana y la rudeza de las condiciones de vida donde se desenvuelven los personajes.
“Me gusta fotografiar las historias de vida ocultas y dignas de mostrar, las que registren situaciones conmovedoras, pero sin vulnerar la dignidad de la personas, ni de su cultura”.
Sus referentes
Linda de’ Nobili admira el trabajo de la fotoperiodista estadounidense Donna Ferrato, quien ha realizado grandes obras, hechos libros, como por ejemplo: Tribeca (2011) en el que registra, después de los ataques a World Trade Center de 2001 y durante diez años, “la curación y el renacimiento de Tribeca, el barrio más histórico de New York”. Love & Lust (2004); Amore (2001); Living With the Enemy (1991) y The Honeymoon Killers (1986) son otros de los trabajos de Ferrato.
Otra referencia de la italiana es Laia Abril, fotógrafa española que muestra en su trabajo la realidad de personas socialmente marginadas, como la lucha de la familia Robinson contra la bulimia de uno de sus miembros, mostrada en The epilogue; otro obra de Abril que inspira a de’ Nobili es Asexuals, donde evidencia a una pequeña comunidad de asexuales, ascéticos románticos y ascéticos a-románticos alrededor del mundo.
Otros fotógrafos a quienes admira son: Sally Mann, Marc Asnin, Robert Frank y Antoine Dagatà.
“Me gustan sus modos de contar las historias de la gente. No son convencionales”. Y agrega que para poder estar a su altura, debe abandonar su trabajo en el Ministerio de Economía y Hacienda de Italia, para dedicarse por completo a viajar y a fotografiar.
(Para conocer más acerca del trabajo de Linda de’ Nobili, en www.lindadenobili.com)