Motivos de un respaldo (digno) a Colombia Humana
El pasado 9 de junio el periódico El Tiempo, es maquinaria comunicacional que siempre ha pertenecido a las élites de Colombia (con un breve periodo en manos de una multinacional española), se permitía el lujo de publicar un editorial bajo el titular “Motivos de un respaldo”. Es verdad que El Tiempo nunca ha ocultado sus apuestas políticas y esta vez, de cara a las elecciones del domingo, ha echado el resto para dar su voto (y el de muchos lectores) a Iván Duque.
El Tiempo es ahora la herramienta mediática del grupo de Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más rico de Colombia –según las calculadoras gringas- y que, además, también es dueño de CityTV, de la Portafolio o del gratuito ADN (no es poca cosa). Y no le tiembla el pulso a la hora de apoyar al “joven” candidato del uribismo. Dicen los dueños de El Tiempo que tiene “poco equipaje” y que eso lo ayudará a “tender puentes y enterrar odios”. Imaginamos que se refiere a tender puentes entre las diferentes familias políticas y económicas que se han reunido para acuerparlo en la campaña y enterrar odios entre esos mismos políticos tradicionales que, normalmente, tienden a sacarse los ojos cuando es el poder y sus cuotas lo que está en juego.
Como coordinador de Colombia Plural también tengo la labor de exponer los motivos para un respaldo (digno) a la candidatura de Colombia Humana. Mostramos el respaldo al cambio real, y mostramos el respaldo a que sean otras y otros los que traten de gestionar y gobernar un país que desde la Independencia han esquilmado 100 familias. Mostramos las ganas de respirar, de que entre oxígeno a las instituciones, de que la diversidad no sea una amenaza, de que el territorio no sea el supermercado particular de unos cuantos esquilmadores, de que ser mujer, ser niño o niña, ser trans, ser anciana o ser lo que se quiera ser pueda empezar a no ser una condena, de que se pueda disentir sin balas por medio, de que las formas cambien, aunque la estructura no pueda ser reemplazada en una administración.
El programa de Colombia Humana no es revolucionario ni pretende subvertir el orden establecido (sería aspirar a demasiado), sino que tiene un carácter progresista y tímidamente reformista en lo económico, y se concentra en lo social y en lo cultural como espacios de cambios posibles y reales (o, mejor expresado: realistas).
Colombia sufre de males muy profundos, de prácticas y deformaciones que se han ido convirtiendo en cultura, de anormalidades naturalizadas… Eso no lo podrá cambiar Colombia Humana, pero todo eso sí perduraría y se acrecentaría con Duque y sus compinches.
Mostramos el apoyo a los que apoyan a Colombia Humana. Es cierto, Luis Carlos Sarmiento jamás grabará un video de apoyo a esa candidatura (ni a la otra, para eso ya tiene sus periódicos para hacer de forma elegante el trabajo sucio), pero sí es emocionante escuchar a Francia Márquez, a Juan Manuel Roca, a Arturo Escobar, a Doris Salcedo, o a las miles de víctimas del conflicto que se han manifestado a favor de Colombia Humana.
Mostramos las ganas de contar otro país, de que la verdad tenga recorrido, de que la justicia pueda ser transicional y no transaccional (como lo es ahora), de que la paz no sea la rendición de los alzados en armas sino la alianza de las almas que sí creen en la convivencia y en las transformaciones pactadas y defendidas en común.
Colombia Plural lleva un año y nueve meses narrando un país duro, áspero, donde la palabra del Estado vale casi nada y donde la decepción es el hilo conductor de la historia. Nos gustaría cumplir con nuestro mandato inicial: ser testigos de la difícil pero necesaria construcción de paz.
Que El Tiempo siga cuidando de los suyos y borrando de la historia oficial que lleva 107 años construyendo las posibilidades de cambio de todo el país. Los medios realmente independientes que no tenemos mochilas, ni ataduras, ni plata, ni quizá futuro, apostamos por un presente esperanzador en el que el poder y sus resortes salgan de los clubes privados de Bogotá, Medellín, Cali o Cartagena para convertirse en palancas de la transformación que anhela todo patriota, todo amante de la vida, todo ser vivo con corazón. Una Colombia Humana (y plural) es una buena promesa frente a una Colombia donde la muerte y la plata siguen siendo la promesa del mañana.
*Paco Gómez Nadal es periodista y coordinador de Colombia Plural