1996-2016: Las heridas de Riosucio

Hace 20 años, un 20 de diciembre, la guerra comenzó en el Chocó. Entró por el norte, por Riosucio, y entender sus claves sirve para imaginar caminos de salida. Guerra sucia, negocios y resistencia civil.

(Foto de Jesús Abad Colorado tomada en
Turbo con la población desplazada del Bajo Atrato)

Dos operaciones ocurridas hace 20 años marcaron para siempre al Chocó. Dos operaciones que no fueron aisladas y que explican con detalle las alianzas más perversas que han alimentado y degradado el conflicto armado en Colombia. La Operación Riosucio y la Operación Génesis están unidas por un reguero de sangre y de desplazamiento forzado masivo. La primera comenzó el 20 de diciembre de 1996 en la cabecera municipal de Riosucio (Chocó), aunque empezó a planificarse meses antes en cónclaves de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) y en cuarteles de la Policía y del Ejército. La segunda desplegó, desde el 23 de febrero de 1997, la ira armada sobre las cuencas de los ríos Cacarica, Salaquí o Truandó y motivó la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2013 en la que se demuestra la conexión orgánica entre los paramilitares y la XVII Brigada del Ejército Nacional, con sede en Carepa (Antioquia).

Riosucio sigue siendo un municipio estratégico en el mapa de los intereses: allí va a funcionar uno de los Puntos (campamentos) Transitorios de Normalización, allí mantienen un control silencioso las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), allí se resiste desde los procesos comunitarios en las cuencas del olvido nacional… Consulta el especial completo aquí

Retornar… así cueste más muerte

“Resulta, y pasa, que a Belén de Bajirá se la quieren robar los paisas”, dice un joven chofer de un jeep, que viaja a 80 kilómetros por hora sobre la recta que conduce de Chigorodó (Antioquia) a Riosucio (Chocó). Afuera, ver la sencillez de un minifundio habitado por campesinos es una rareza. La regla son los monocultivos y los potreros de ganado. Desde hace medio siglo la selva comenzó a rendirse ante la expansión histórica del departamento de Antioquia. Belén de Bajirá sigue en disputa. Los antioqueños la consideran corregimiento de Mutatá y los chocoanos, uno de sus municipios. En una de sus paredes se lee un graffiti que reza: “2 de octubre paro armado AGC -Autodefensas Gaitanistas de Colombia-”. Leer el texto completo aquí

Los silencios de Riosucio

En Riosucio todo sucede a orillas del río Atrato: las labores domésticas, el enamoramiento y los negocios. Sobre todo los negocios. Una lancha colmada de madera llega. El dueño de un barco tan grande como un doble troque se acerca y le pone precio a la carga. Dos manos se estrechan. Tres negros desfilan lentamente con los tablones hacia el interior de la nave. Cada pieza cuesta lo que tres cervezas nacionales. Cuando zarpen hacia Turbo valdrán el doble. Una vez en Cartagena, el triple. Leer texto completo aquí

Riosucio quema en la memoria

Emilio Gómez Jaramillo aprendía geografía de niño imaginando un avión que lo llevaba de su Rionegro natal a Bogotá, a Cali, a La Guajira… “Parecía que ya sabía yo que allí habría aeropuerto”. Tuvieron que pasar muchos años antes de que eso sucediera. El padre Emilio nació el 9 de marzo de 1938 y el aeropuerto no sería inaugurado hasta 1985. En la geografía imaginaria de aquel niño que llegó al mundo con la ayuda de su abuelo, el partero Ramón Jaramillo, tampoco figuraba Riosucio (Chocó), el lugar donde le tocaría vivir los momentos más esperanzadores, primero, y más amargos, después, de toda su vida. Leer texto completo aquí

Una impunidad que confirma complicidades

La guerra a veces tiene una fecha de inicio. En el Chocó se la pueden poner. Antes del 20 de diciembre de 1996 el Chocó estaba abandonado por el Estado. Era un departamento suelto en la lógica de un país que dejaba zonas enteras al albur de un destino incierto. Pero el 20 de diciembre de ese año, uno de los actores armados, en alianza estrecha con una de las ramas del Estado, la militar, comenzó una operación -“Retoma de Río Sucio”- que marcaría para siempre la vida de los chocoanos. Por si había alguna duda de la estrategia y sus actores, dos meses después, en febrero de 1997, quedó todo claro con la Operación Génesis, acción conjunta entre la Fuerza Aérea, la Brigada XVII del Ejército y los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia. A final de ese año, en diciembre, se cerró el círculo territorial de la acción conjunta en el río Jiguamiandó. Leer texto completo aquí

¿Y si Colombia recordara Pavarandó?

“Llegamos por el río Curvaradó a Jiguamiandó, sin nada: mujeres pariendo, niños sin comida… la idea era coger para Medellín, pero uno de los líderes propuso ir a Pavarandó. En ese momento ya éramos como 600 personas. Pasamos por Cuatro Tapas, Llano Rico, La Secreta… era un camino bastante duro. LLegamos a La Secreta de noche, ahí ya éramos como 3.000 personas. Arrancamos yuca cruda, comimos… [en ese momento se le rasga la voz]. Amanecimos ahí, nos encontramos con la Cruz Roja. Una mujer dio a luz en la trocha, el susto le hizo venir al niño. Fueron varios días. Lo que me han dicho es que mis ancestros llegaron de colonos… huyendo de Cartagena. Algo así nos pasó a nosotros”. Leer texto completo aquí

Las mentiras oficiales

El relato oficial suele correr rápido por los medios masivos. La confusión entre fuentes oficiales, como fuentes con credibilidad, y fuentes de guerra provoca habitualmente que los comunicados y las declaraciones de los oficiales de las Fuerzas Militares sean consideradas como la verdad. Así ocurrió con Riosucio. Hasta que en marzo y abril de 1997 el diario El Colombiano de Medellín no publicó una serie de reportajes sobre lo que estaba aconteciendo en el municipio del Bajo Atrato, la “verdad” conocida por la opinión pública era realmente distante de la realidad. Leer texto completo aquí

Así nace una guerra

Los hechos ocurridos en 1996 y 1997 confirmaron la estrategia conjunta entre paramilitares, Ejército y Policía para tomar el control del río Atrato. Esta es la cronología del primer año de esa incursión coordinada en base a las sentencias de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín. Es mucho más lo acontecido, pero aquí se puede percibir la sistematicidad de unos operativos que pueden considerarse como el inicio de la guerra en el Chocó. Leer texto completo aqui