Gana el NO en la consulta minera de Cajamarca

Así es el ambiente en el día de la crucial votación sobre el proyecto minero de La Colosa, en el Tolima. El país sigue un proceso lleno de trabas que marca el futuro del extractivismo. El No ha ganado.

[Esta es la crónica de un día intenso que ha concluido con la victoria aplastante del NO a la minería de oro de La Colosa que ha logrado 6.165 votos (97,92%) de los votos frente a los 76 (1,21%) del SÍ. la campaña abstencionista no ha logrado deslegitimar una consulta que ha superado el umbral de votos. Ha votado un 38,60% del censo. El triunfo del NO es histórico]

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7 a.m. Sale el primer Jeep. Armando conduce por una carretera estropeada por toda una noche de lluvia, hace sonar la bocina frente a cada finca campesina. “Nos vamos a votar, nos vamos a votar”, grita con acento tolimense. En el pueblo de Cajamarca hay un hervidero de gente que madrugó para participar de la consulta popular contra la minería en este municipio, votan contra Anglo Gold Ashanti.
Este domingo, el futuro de un trozo de Cordillera Central colombiana se la juega a una pregunta: “¿Está usted de acuerdo Sí o No que en el municipio de Cajamarca se ejecuten proyectos y actividades mineras?”. Con esa consulta popular, la comunidad de este municipio definirá el destino de más de 44.276 hectáreas de tierras, en su gran mayoría tituladas a la empresa minera AngloGold Ashanti (AGA), con sede principal en Sudáfrica.

Este domingo, en Cajamarca las bodegas de arracacha comienzan a abrir y grupos de mujeres se sientan a seleccionar montañitas de frijol, uno por uno. Cajamarca es el principal productor de arracacha del país. Desde la vereda el Águila hasta el casco urbano de Cajamarca puede haber tres horas a pie. En carro basta con una. Armando lo sabe y por eso madrugó para tocar en las puertas del camino hacia ese lugar y hacer salir hombres y mujeres campesinos: “vamos a votar paisano” repite. En unos minutos una decena de personas se descolgó por entre las montañas y los cultivos para llegar a Amaine, el corregimiento más grande de Cajamarca. “Cómo va la cosa”, pregunta Armando desde la ventana, “está bueno, la gente está saliendo” contesta un líder del movimiento contra la minería. Son dos urnas en zona rural y 16 en zona urbana.

10 a.m. El Jeep de Armando se estaciona y todos salen para hacer su fila correspondiente, hay un temor en el ambiente, el del tiempo. Desde que la Registraduría General bajó de 36 a 18 las mesas de votación, un promedio de 900 personas deben votar en cada una. Solo para lograr el umbral de 5.500 votos se tienen que presentar 300 personas por mesa. A esa hora hay ambiente de ánimo pese a que luego de pasar revista por cada mesa se calcula un aproximado de 90 sufragios. A las 12 del mediodía 3.000 cajamarcunos han votado. Alas 15:45, 15 minutos antes del cierre de urnas, ya iban 6.000 votos registrados. El umbral que da validez a la consulta se había superado ya por 500 votos. La Registraduría ha dicho que no emitirá boletines preliminares. [A las 4:50 se conocía la victoria del NO por 5.565 votos CONTRA 68 DEL SÍ].

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En el escenario de esta votación, decenas de policías y militares posan en las esquinas. De Puerto Rico (Caqueta) ha llegado un grupo de concejales municipales para ser testigos del proceso de las votaciones. Dicen que en su municipio quieren desarrollar su propia consulta contra la actividad petrolera de Pacific Rubiales. También se han presentado indígenas de Quinchía y Tolima. Armando sale de nuevo hacia otra vereda por más gente. “Son diez años en esta pelea” dice, mientras gira la cabrilla del vehículo y coge camino hacia el monte.

El mecanismo de consulta avalado por el Art. 297 de la Constitución otorga a las comunidades el derecho a decidir sobre cuestiones que atenten contra sus derechos colectivos. Si el proyecto pasa la consulta popular y recibe el apoyo de los vecinos, se dejará abierto el camino a una explotación minera a cielo abierto en estas montañas que compromete la estabilidad ecológica de la región más densamente poblada del país, según el DANE. De no pasar, el Gobierno afrontará la caída de uno de los proyecto insignia para su modelo económico extractivo, “el motor minero”, y deberá entenderse con los abogados de la multinacional en los tribunales de arbitraje internacional porque sus compromisos con la empresa datan del año 2009. Tras esta consulta, el Gobierno deberá hacer cumplir el mandato social en un plazo de tres meses.

Los alineados con el proyecto minero no piden el no sino la abstención. Entre ellos se encuentran el alcalde de Cajamarca, Pedro Pablo Marín; el ex alcalde Plinio Valencia, quien aún atesora poder local; la iglesia católica y a todo un equipo de asesores como Fernando Hernández, de la Asociación para la Promoción de la Minería Responsable.