Quibdó, la ciudad de los homicidios invisibles
Arist Jhon Palacios Sánchez es el nombre de un joven cantante y humorista chocoano quien comenzó su carrera artística en redes sociales hace poco más de dos años. El pasado domingo 3 de septiembre fue asesinado en confusos hechos después de haber departido con amigos. Palacios Sánchez solo tenía 19 años; como él, ya son, al menos, 75 las personas las asesinadas en la capital chocoana en lo que va corrido del presente año.
Según el informe Forensis 2016 del Instituto Colombiano de Medicina Legal, Quibdó registró 124 homicidios durante el año 2016 (frente a los 80 de 2015) entre una población que según el DANE en su último censo de 2005 es de 112.186 habitantes y que se estimaba para 2015 en 130.000. Comparada la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes del municipio de Quibdó (106,98) con el promedio nacional (23,7), Quibdó la quintuplica e incluso duplica las cifras de ciudades como Cali (55,74) y Cúcuta (42,05), quienes fueron presentadas como las ciudades con los índices más altos de homicidios del país.
Jilmar Lemus Perlaza, tecnólogo en archivo y oriundo de la capital del Chocó, ha regresado a su ciudad después de dos años de laborar en Medellín, pero ve con “extrañeza y temor como las calles de la ciudad se vacían antes de las 8 de la noche”. “No es normal salir un viernes y ver tan poca gente en las calles de los barrios”, se extraña Lemus quien además percibe “miedo de salir a hacer deporte” a tempranas horas y en lugares “alejados del centro” por la “poca presencia policial” que se percibe.
Isaias Chalá Ibargüen, alcalde de la ciudad, afirma que “la violencia de Quibdó es el acumulado de más de 20 años y no el resultado del último”. Según el mandatario, el problema principal en Quibdó es de “percepción de inseguridad”; sin embargo, los actos violentos con armas de fuego siguen cobrando víctimas, como el menor de 3 años de edad que ahora se debate entre la vida y la muerte en la ciudad de Medellín tras ser impactado por una bala perdida el pasado lunes 4 de septiembre en las horas de la tarde, en el barrio El Reposo.
¿Un acuerdo con las bandas?
Los quibdoseños, además, se encuentran intranquilos por las amenazas de bandas criminales que operan en la capital chocoana, que hicieron circular un mensaje a través de redes sociales y WhatsApp –el principal ‘medio’ de comunicación en la ciudad- en el que denunciaban el “incumplimiento de acuerdos por parte de la alcaldía municipal de Quibdó” y amenazaban con una ola de “asesinatos indiscriminados”.
Menos de 24 horas después de haber comenzado a circular el mensaje, el pasado viernes 1 de septiembre, en las horas de la tarde, otra bala perdida acabó con la vida de Dittier Mosquera, profesor universitario de 35 años de edad, con doctorado en desarrollo regional; horas más tarde Chalá Ibargüen, citó a rueda de prensa en la que reconoció a través de un comunicado leído por él mismo, los acercamientos con las bandas criminales con acompañamiento de la presidencia de la República, pero no aceptó haber llegado a acuerdo alguno.
Los actos violentos que incluyen armas de fuego se han proliferado en los últimos días en el ente territorial. Yonnier Murillo, quien ya fue víctima del robo de su motocicleta a mano armada hace un año, cuenta cómo escapó el pasado domingo de un hurto con escopeta en la vía de ingreso a la ciudad, mientras regresaba del corregimiento de Tutunendo.
Harold Cuesta, ‘vocero’ y consejero de las bandas criminales, ha dado a conocer en entrevista con el canal local Rtv Televisión, las intenciones de los jóvenes de “dejar las armas a cambio de oportunidades laborales y académicas”. Afirma que son “cerca de 900 jóvenes” los que están inmersos en las diferentes bandas delincuenciales y que estarían en disposición de deponer las armas “si se les cumple con inversión social”. “Si alguien llega a su casa y no consigue qué comer pero ve a su hijo o hija con hambre, ¿qué puede hacer? ¡Robar!”. Quibdó es la capital colombiana con más desempleo estructural. El DANE cifraba el desempleo en junio de 2017 en el 18,3%, el doble que en el resto del país, pero también confesaba que de las personas que trabajan, el 58,1% lo hacía en la informalidad y el 45,3% lo hacía por cuenta propia. La dramática situación de la capital y del departamento del Chocó, uno de los más afectados por las nuevas modalidades de guerra, han provocado dos paros cívicos en los últimos meses.
El obispo de Quibdó ha pedido a Santos un “plan sólido de inversión social y de acción eficaz”, que permita “garantizar la supervivencia de la generación actual”
La reducción de “escenarios deportivos”, la falta de “oportunidades” laborales y el poco apoyo a los “jóvenes talentos” son algunos de los motivos que, según Harold Cuesta, han llevado a cerca de mil jóvenes en Quibdó a levantarse en armas y sembrar zozobra en la ciudad. Asegura además que los acercamientos con la alcaldía de Quibdó han estado marcados por el “miedo” del alcalde a ser vinculado en una “investigación penal” por reunirse y negociar con grupos al margen de la ley y por la falta de interés mostrada por la “gobernación del departamento” a cuyo responsable se le ha “tratado de contactar” sin respuesta alguna.
La mujer en el centro de la violencia
El feminicidio es otro fenómeno de violencia en el municipio de Quibdó, en el último mes se ha registrado el asesinato de, al menos, dos mujeres, una de ellas menor de edad, además de la desaparición sin rastro hasta la fecha de Mileydi Mosquera, joven de 15 años, estudiante de noveno grado, quien desapareció el pasado 24 de agosto y por quien sus compañeros realizaron una marcha el lunes 4 de septiembre.
A través de una carta abierta dirigida al Presidente de la República y firmada por Juan Carlos Barreto, obispo de la Diócesis de Quibdó, se expresa la preocupación de la iglesia católica sobre los acontecimientos violentos en la capital del departamento y se exhorta a un “plan sólido de inversión social y de acción eficaz”, que permita “garantizar la supervivencia de la generación actual”; en la misma misiva, el Obispo de la ciudad, expone la cifra de 521 homicidios en los últimos cinco años, develando que mientras el gobierno nacional se jacta del descenso de las cifras, en Quibdó la realidad es inversamente proporcional a la reducción nacional.
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