La fiscal Carrasquilla juzga a Ruth Alicia López antes de investigar su asesinato
La base de datos de Colombia Plural suma 21 asesinatos de lideresas y líderes sociales en el país en los primeros 61 días del año. El último se produjo este mismo 2 de marzo cuando dos hombres asesinaron a tiros en el barrio Olaya Herrera de Medellín a Ruth Alicia López Guisao, lideresa campesina y defensora de derechos humanos, integrante de la Asociación Agroecológica Interétnica e Intercultural Asokinchas, organización que forma parte del Coordinador Nacional Agrario y de Congreso de los Pueblos.
Ayer las organizaciones de derechos humanos denunciaron este asesinato e, incluso, la consejera presidencial para los Derechos Humanos, Paula Gaviria, confesó en su cuenta de Twitter: “Nos duele homicidio de la lideresa de la Cumbre Agraria, Ruth Alicia López Guisao. Su crimen debe ser esclarecido y los culpables sancionados”. La Fiscalía respondió rápido, pero no como se esperaría. La responsable seccional en Medellín, la ya famosa Claudia Carrasquilla -aupada por los medios tras develarse un supuesto plan para matarla-, afirmó hoy a medios locales: “se pudo recoger frente a la muerte de esta persona, es que ella era una líder que tenía en Medellín unos centros de afrodescendientes e indígenas, además se pudo determinar que en el pasado fueron de las milicias y comandos armados”. Carrasquilla no explicó la conexión con esa posibilidad (la de ser miliciana -de la guerrilla-) y el asesinato después de una larga historia de amenazas a ella y su familia por su trabajo social. La fiscal, en sus declaraciones públicas, olvidó citar que tanto Ruth como su familia son víctimas de lo que se conoce como “El baile rojo”, la operación conjunta entre Estado-Paramilitares-Empresarios contra la formación política Unión Patriótica.
Adriana Arboleda, directora de la Corporación Jurídica Libertad, reaccionaba a las declaraciones de la funcionaria pública vía Twitter: “Rechazamos declaraciones de Claudia Carrasquilla, directora Seccional de Fiscalía, señalando a Ruth Alicia de haber pertenecido a milicias”.
Una historia de liderazgo y amenazas
La actitud de la fiscal no es novedosa. Hasta ahora, en la mayoría de casos de asesinatos de líderes y lideresas sociales las autoridades apuntan todos los móviles posibles antes de reconocer una acción sistemática en todo el país: problemas amorosos, deudas, venganzas personales, historias ocultas de delincuencia… Es lo que en Colombia Plural titulamos como Ensuciar al muerto: del ajuste de cuentas al crimen pasional.
En el comunicado hecho público el mismo día del asesinato de la lideresa por 36 organizaciones sociales y de derechos humanos se recuerda la persecución previa a este desenlace. “Ruth Alicia y su familia han sido reconocidos líderes comunitarios, sobrevivientes de la Unión Patriótica, que se han destacado por su espíritu de servicio social y solidario en los diferentes lugares donde se han visto obligado a habitar. Por tal razón en reiteradas ocasiones han sufrido amenazas, persecución y desplazamiento por parte de estructuras paramilitares, inicialmente fueron desplazados de la región de Urabá, por lo que llegaron a la Comuna Trece de Medellín, concretamente al barrio Olaya Herrera (lugar donde hoy fue asesinada) donde la familia lideró proyectos comunitarios de salud y educación hasta el año 2002, cuando fueron nuevamente amenazados y desplazados en desarrollo de la Operación Orión, actualmente, Alicia vivía en el departamento de Chocó donde realizaba el trabajo comunitario ya señalado. Su asesinato en el Barrio Olaya Herrera, de donde había sido desplazado con su familia es una muestra de que las organizaciones que hoy operan en la ciudad de Medellín son los mismos paramilitares que asesinaban en años pasados, es una muestra de que esta estructura persiste en la ciudad y no son simple delincuencia común o bandas criminales como las señala la institucionalidad del Estado”.
Por si el asesinato de Ruth no fuera suficiente, las organizaciones denunciaron que un par de horas después del atentado, una de las hermanas de Ruth Alicia “recibió una llamada de una habitante del barrio Olaya Herrera, le dice que la información que circula en el barrio es que están esperando a que las hermanas y la mamá aparezcan en el entierro para también atentar contra la vida de ellas, que lo mejor es que no se aparezcan en el barrio”.