El eje del Sí: Bojayá, Apartadó, Buenaventura, Tumaco, Toribío…
Les sonará Bojayá. Allá, el 95,76% de las personas que votaron en el plebiscito optaron por el sí. Igual pasó en Buenaventura (70,66%), o en Apartadó (52,32), o en Tibú (66,03%), o en Toribío (84,8), o en Tumaco (71,19%), o en Ovejas (72,51)… La cartografía del horror de Colombia coincide con los lugares que han apostado por la paz de forma más contundente, aunque la mayoría de los votantes hayan complicado el camino hacia ese nuevo escenario.
La distribución del voto en el plebiscito sobre los Acuerdos de Paz no deja lugar a dudas. Hay un voto étnico, afrodescendiente e indígena, que ha apostado claramente por el Sí: la costa pacífica y la caribeña han respaldado de forma más que contundente la opción que apostaba por implementar los acuerdos de La Habana y avanzar en la construcción de paz. No hay ni un solo departamento de estas zonas étnicas que haya votado masivamente por el No. Chocó, Valle del Cauca, Nariño, Cauca, Putumayo, Sucre, Bolívar, La Guajira, Magdalena, Cesar, Atlántico, Guainía, Vaupés o Amazonas son territorios étnicos que han sido favorables al Sí de forma mayoritaria.
La inmensa mayoría de los municipios que han sufrido con más rigor la guerra también han seguido el mismo camino, sea cual sea el departamento en el que se ubiquen. La mayoría del Urabá antioqueño (excepto Carepa), tres de los siete municipios de Arauca, los municipios más grandes de Caquetá… la paz anida allá donde la guerra ha sido más intensa. El voto por el No ha triunfado en Antioquia y sus zonas de colonización, y en algunas de las ciudades grandes e intermedias del país (con Medellín a la cabeza, pero también Bucaramanga, Cúcuta, Ibagué, Neiva, Armenia, Pereira, Manizales o Florencia). Una parte significativa de la Colombia urbana, con la excepción de Cali, Bogotá y las grandes ciudades de la Costa Atlántica, ha definido este plebiscito que vuelve a mostrar un país dividido casi en dos mitades exactas.
Nos quedaremos sin saber qué opina el 63% de los votantes (nada más y nada menos que 21.833.898 colombianos) sobre el acuerdo de paz. El capítulo sobre participación política y regeneración democrática consignado en lo pactado en La Habana tiene más sentido que nunca.
