Colombia, a las puertas de su día D
Colombia ya tiene día D. Será la semana que viene, una vez que el Congreso refrende el nuevo acuerdo firmado este jueves 24 de noviembre, rozando las 11.30 am en el teatro Colón de Bogotá. El presidente, Juan Manuel Santos, “espera” esa rápida refrendación y ha dejado claras las consecuencias más inmediatas: Cinco días después las FARC comenzarán su traslado a las Zonas Veredables Transitorias, en 90 días comenzará la dejación de armas y en 150 días todas estarán en manos de las Naciones Unidas. “Las FARC como grupo armado habrán dejado de existir”, sentenció. Junto a él, el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño -Timochenko- reclamó «un gobierno de transición cuya objetivo sea el cumplimiento cabal de los acuerdos de La Habana».
La sobriedad y la contención han marcado la ceremonia de hoy. El ambiente festivo de Cartagena ha dado paso a un clima de trascendencia, las guayaberas blancas a los sacos y las corbatas. No ha habido aviones que interrumpieran y alentarán la confusión pero sí aplausos sostenidos y vivas a la paz. Fuera, en la Plaza Bolívar, grupos con camisetas blancas y frases de apoyo a la paz y al acuerdo.
Con el teatro lleno, se ha mantenido el vinculo con Cartagena a traves del bolígrafo con el que se firmado el nuevo acuerdo; y la voz de una cartagenera, Cecilia Silva Caraballo, que ha entonado el himno de Colombia. Porque tanto Santos como el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño han coincidido en defender el acuerdo original, «del que se mantiene su esencia», no sin alabar el resultado final por contener un mayor consenso y las voces de todos los colombianos. Coincidencia en las palabras de ambos para agradecer el apoyo en la calle de los ciudadanos y el aporte de todos los sectores de la sociedad al texto (ambos se han esforzado en enumerarlos casi uno a uno), para resaltar el esfuerzo de acercamiento de ambas partes y para pedir amplitud de miras, más allá de intereses políticos.
“Imagínense por un minuto, solo por un minuto, lo que hubiera significado volver a guerra con las FARC”, ha retado el presidente Santos para justificar el camino elegido para avanzar y desarrollar el nuevo acuerdo. Será pués el Congreso el que refrende e implemente los acuerdos bajo el control de la Corte Constitucional.“Este procedimiento se adoptó también por la urgencia de la paz, había empezado a desmoronarse el cese al fuego y no podíamos dilatar un minuto más la implementación”.
Y sin citar a los partidarios del No, como los expresidente Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, o al exprocurador Alejandro Ordoñez, Santos sí les ha recordado que en la Constitución Colombiana, el Congreso está formado por los representantes elegidos por los ciudadanos, que ejercen su soberanía a través de sus integrantes. “Es la esencia de nuestra democracia y ahí se debaten los temas más importantes para el país, y qué es más importante que la paz”.
Eso sí, un llamado más al consenso y a que quienes se oponen no se queden fuera, porque en el Congreso, dijo Santos, se “abre la puerta a espacios de concordia y entendimiento”. “Invitaré a todos los partidos para lograr un acuerdo nacional para la implementación de la paz”, anunció el presidente, quien insistió en que hay que “poner el país por encima de los intereses políticos”.
En este sentido, Timochenko resaltó la importancia para el país de “la conformación de un gobierno de transición cuya objetivo sea el cumplimento cabal de los acuerdos de La Habana”. Su discurso no ha sido solo complaciente y no han faltado las críticas por la “indolencia” del Gobierno ante los asesinatos de líderes de Marcha Patriótica, comunales, defensores de derechos humanos y opositores de izquierda. Es “inaudito” dijo, que a estas alturas sigan cayendo guerrilleros de las FARC con “extraños argumentos” o que se publiquen los enfrentamientos con el ELN y haya una nula solidaridad con las familias de los dos guerrilleros de las FARC fallecidos la pasada semana. A Londoño le parece inconcebible que aún haya quejas en los territorios por la ocupación militar o por la erradicación forzada de cultivos “pese a lo pactado”, “asombra” el desalojo violento del campamento por la paz de la Plaza Bolívar.
“El pueblo de este país está harto de violencia, de intolerancia, de los estigmas y señalamientos, exige cambios profundos, que cese la corrupción, la mentira y el engaño. La primera demanda nacional es que se ponga fin al uso de las armas en la política, que se garantice el derecho a disentir, a hacer oposición…. Que la vida y la integridad personal y la libertad de movimiento y pensamiento sean reales” sentenció el máximo jefe guerrillero. Y por su parte, también un llamado al consenso «a nuestros adversarios públicos, nuestro respecto y nuestra invitación fraternal a convivir sin violencia».
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